Industria salmonera local bajará de 35% a 20% su participación en el mundo

La crisis es grave, pero el sector aún tiene esperanzas. Un informe preparado por Jorge Claro por encargo de la banca concluye que la industria podría tardar dos años en retomar niveles de productividad necesarios para volver a ser rentable.




Pérdidas económicas: un dato
La industria salmonera tardará al menos dos años en retomar los niveles de productividad necesarios para hacer rentable el negocio. Esa es una de las conclusiones del informe de Jorge Claro, contratado por la banca para analizar el sector. Las salmoneras han dicho que recién en siete años se llegará a los niveles pre crisis. Aunque Chile tiene ventajas comparativas en este negocio y que el sector puede ser viable si se toman medidas sanitarias, el panorama para este año es malo. La alta mortalidad que trajo el ISA obligó a adelantar las cosechas en 2008, mientras las siembras de peces se paralizaron. Así, hoy no queda mucho por cosechar. En 2009 el volumen de peces disponibles caerá sobre 30%.

El estudio de Claro compara  el valor económico de las salmoneras con el valor par o nominal de sus deudas. Descontados los flujos de activos al 12% real, su valor es menor al de los pasivos. En ese ejercicio, las cuatro mayores -Aqua Chile, Invertec, Cultivos Marinos Chiloé y Multiexport-, suman deudas por US$ 800 millones y activos por US$ 600 millones.

La realidad cambia radicalmente si se consideran tasas más bajas para refinanciar. Las cuatro firmas tendrían un patrimonio -activos menos deudas- positivo con tasas de 8%. Conj ello, la industria se vuelve viable y atractiva incluso para los actuales accionistas.
El informe apunta que las pérdidas económicas para los bancos son un dato. Y advierte que la liquidación de las firmas es complicada: no hay compradores para los activos fijos y los peces (el principal activo) sólo valen si no se mueren y alguien los administra y vende.

Entrega de concesiones y urgencia para la ley
Debido a la crisis, la participación de Chile en la producción mundial bajará de 35% en 2008 a 20% en 2010. En el estado actual de la industria, las salmoneras no estarían en condiciones de recibir ni un peso más en créditos, expresó Jorge Claro en el Congreso. Visto así, desaparecerían algunas productoras y también parte de los proveedores. ¿Cómo evitarlo? Bancos y salmoneras apuntan a la necesidad de aprobar cambios a la Ley de Pesca, hoy en el Congreso, para que las concesiones acuícolas puedan pasar a la banca como garantías y que ésta se mantenga aunque ese activo caduque.
Este punto daría certeza al pago de las deudas en el tiempo y permitiría que en siete años las productoras lleguen a relaciones de deuda/capital normales. Sin estas garantías, se tardarían nueve años, estima Claro.

Supervisión permanente
Otro tema clave es el reordenamiento de la industria en barrios productivos. Serán 35, entre Aysén y Los Lagos, y operarán con fechas de descanso acordadas entre las empresas. Con esta medida, se prevé reducir los riesgos sanitarios y la repetición de eventos como la propagación del virus ISA, que a Noruega, sin ir más lejos, le costó en su momento el 80% de su producción de salmones. Esta medida será parte de un protocolo común a la industria, que incluye mecanismos de control no sólo al interior del sector, sino también en lo que se refiere a su relación con la autoridad y sus acreedores bancarios. Eso justifica el nombramiento de veedores de la banca en las empresas, que con el título de "inspectores técnicos" recogerán información financiera y operativa en las salmoneras y la canalizarán al sistema bancario.

Ovas seguras hacia 2010
Si la meta es recuperar, en el año 2011, los niveles de cosecha de salmón atlántico -que es el 61% de todo lo producido por esta industria-, habrá que partir en 2010 con las primeras fases de engorda de smolts (peces juveniles) en el mar, como ya lo están haciendo algunas empresas, Multiexport entre ellas. En su presentación, Claro dice que eso también requiere de una producción, a nivel local, de ovas sanas, lo que podría ocurrir a contar de 2010. En Chile hay sólo dos empresas capaces de hacerlo. El resto debería cubrir con importaciones, pero eso no da seguridad de cumplimiento de los estándares sanitarios.

Modelo productivo
Aunque el estudio contratado por la banca cree que durante 10 años habrá en la industria capacidades productivas ociosas "importantes", a contar de 2011, y si todo resulta como se ha previsto, se podrían recuperar los niveles de empleo pre crisis; esto es, 35 mil personas en forma directa y 15 mil en forma indirecta. En esa misma fecha, se recuperaría la cosecha de salmón atlántico.

Menos actores
Una vez que la industria recupere los niveles de productividad que la hagan viable -lo que debiera ocurrir en dos años, aproximadamente- y estén en plena marcha los nuevos parámetros sanitarios, Claro estima una inevitable reestructuración en el sector. Eso se traducirá en una baja en el número de actores -por efecto de fusiones- y en el ingreso de nuevos jugadores. Capitales canadienses y noruegos ya han estado explorando oportunidades en Chile en medio de la crisis de este sector que tardaría al menos siete años en volver a los niveles que tenía antes del virus ISA.

COMO SE GESTO LA CRISIS DE LA INDUSTRIA
La industria salmonera, según la banca, tenía un riesgo mayor al que se midió efectivamente y el virus ISA se encargó de confirmarlo. Hasta hace pocos años, sin embargo, era difícil imaginar la crisis de hoy. Con tasas de crecimiento espectaculares, el sector pasó de producir 224 mil toneladas en 1997 a 657 mil toneladas 10 años después. En el mismo período, de acuerdo al informe, su participación en el mercado mundial se duplicó, hasta 35%. A mediados de esta década disputó el primer lugar a Noruega.

Pero a fines de 2007 todo empezó a cambiar. Llegó el virus ISA, que se expandió a 223 centros de cultivo (de un total de 600) en 25 empresas. La enfermedad atacó al salmón atlántico o salar, que es el 60% de lo producido por Chile, y a tal nivel llegó el problema, que los industriales debieron adelantar cosechas, frenar nuevos cultivos, y enfrentar una sustancial baja en la producción de salar, que para este año se calcula en 60%. El mal manejo sanitario, el crecimiento imparable y las pocas barreras de entrada jugaron en contra de la industria, que ahora deberá esperar al menos dos años para volver a empezar. Atrás quedaron las exportaciones por US$ 2.400 millones de 2008, que hacían de la samonicultura la tercera fuerza exportadora chilena, detrás del cobre y la celulosa.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.