Jefe de servicio secreto británico rechaza acusaciones de tortura

La acusación fue presentada por el etíope Binyam Mohamed, residente británico que estuvo detenido en Guantánamo.




El jefe del contraespionaje británico, John Scarlett, rechazó hoy las acusaciones de "complicidad en la tortura" vertidas contra funcionarios del servicio de inteligencia MI6.

"Nuestros funcionarios están tan comprometidos con los valores y los derechos humanos de la democracia liberal como el resto", aseguró a la BBC. "Además tienen la responsabilidad de proteger al país contra el terrorismo, por lo que esas cuestiones deben debatirse y ser comprendidas en ese contexto", destacó.

Sus declaraciones llegan luego que varios ministros del gobierno negaran también las acusaciones vertidas en informaciones a dos comités parlamentarios. El comité de derechos humanos y el de asuntos exteriores pidieron una investigación pública basada en las acusaciones a sospechosos de terrorismo tras el 11 de septiembre.

Scarlett negó que la inteligencia británica se viera comprometida por su estrecha relación con sus homólogos norteamericanos. "Nuestros aliados estadounidenses saben que trabajamos para nosotros mismos, en base al interés británico, que somos un servicio independiente que trabajamos según nuestras propias leyes y nuestros propios valores".

Entre las acusaciones se encuentra la entrega y supuestos abusos contra el etíope Binyam Mohamed, que fue trasladado de Pakistán a Marruecos, antes de ser llevado al campo de prisioneros de la bahía de Guantánamo en Cuba en 2004. Mohamed, residente británico, fue puesto en libertad en febrero y regresó al Reino Unido, donde inició una acción legal contra el gobierno alegando toruras.

En tanto, el presidente laborista del comité de inteligencia y seguridad, Kim Howells, que investiga a los servicios secretos, aseguró hoy que el comité no hallo evidencias de pactos ilícitos entre los servicios de inteligencia, departamentos del gobierno y gobiernos para torturar a individuos, según dijo a la BBC.

Sin embargo, matizó que ningún gobierno en la Tierra podría garantizar que los prisioneros detenidos y recogidos en otro país no hayan visto violados sus derechos humanos de alguna forma.

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