Jorge Lazarte, analista político boliviano: "Hasta el propio Evo perdió la paciencia con su sistema judicial"
El analista afirma que el sistema de Justicia, con magistrados elegidos a través de una votación popular, dio señales de que estaba peor que antes.
¿Cómo analiza la crisis en el sistema judicial de Bolivia?
De algún modo, Evo Morales ha venido preparando el camino desde hace algunos meses cuando él y después su gobierno, reconocieron el fracaso de lo que él mismo había anunciado a principios de 2012: que Bolivia tendría una nueva justicia, con magistrados elegidos a través de una votación popular. Hubo un sentimiento entusiasta un principio por la revolución en la justicia, que además fue presentada como uno de los grandes avances de la Constitución y un modelo aplaudido por los especialistas. Pero luego hizo agua, no solamente porque el problema de la justicia continuaba, sino porque hubo señales de que estaba peor que antes, por la baja calidad de los que aparecieron como elegidos por votación popular, muchos de los cuales no tenían experiencia ni carrera profesional.
¿Que se intentó cambiar en la justicia boliviana?
Públicamente se planteó la idea de que había que acabar con la politización de la justicia con el control político de los partidos. Es decir, evitar que los distintos partidos se distribuyan la justicia entre ellos y por eso se hizo votar al pueblo sobre los magistrados. Pese a las advertencias, el gobierno siguió adelante, pero la mayor parte de la población votó en blanco o nulo. Una vez en sus nuevos puestos, los magistrados comenzaron a mostrar todas sus flaquezas en disputas públicas y se pelearon entre ellos mismos.
¿Qué otros problemas hubo?
Lo que ha pasado ahora desmiente todo lo que el gobierno anunció. Algunos magistrados pretendieron actuar demasiado independientemente del gobierno, en los casos en los que el gobierno tenía interés. Al pésimo desempeño de los magistrados, se sumó el hecho de que el gobierno no pudo manejar políticamente a todos los magistrados, entonces aparecieron disputas y disidencias públicas. Harta polémica. Todo esto terminó por vencer la paciencia del propio Presidente.
¿Qué se quiere cambiar ahora?
El gobierno no sabe qué hacer con esto. Por un lado no sabe por qué ha fracasado, pero una vez que constata que fracasó no sabe qué hacer. Una forma de salir del problema es decir que la población decida, pero la población no tiene argumentos para decidir. De algún modo la población ya rechazó a los candidatos. En todo caso la oposición tampoco sabe qué hacer. Entonces es un problema mayor. Si hay algún consenso entre la oposición y gobierno es que hay que acabar con este sistema.
¿Cómo afecta este problema al ciudadano promedio en Bolivia?
La población no cree en la justicia, entonces se trata de comprar a los jueces, y los que no tienen acceso salen a la calle a pedir justicia, que es lo que pasa todos los días o los actos de justicia por mano propia se multiplican. Este es un problema que está quemando las manos del gobierno, porque ha sido una de sus mayores apuestas y el propio Evo ha admitido la posibilidad de reformar la Constitución, algo inédito. La oposición teme que esto genere el impulso de la reelección indefinida. La oposición y el gobierno están en un callejón sin salida.
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