La compañía teatral que entretiene a los angloparlantes en Santiago
Un grupo de artistas amateur monta obras en inglés para los extranjeros residentes.
El escenario simula un living cualquiera y el público espera silencioso en sus asientos la representación de La ratonera, de Agatha Christie. Nada hace pensar que hay algo inusual en esta obra que está a punto de presentarse en el aula magna de la Universidad del Desarrollo, en Las Condes. Sin embargo, cuando el primer personaje abre la boca, se nota una gran diferencia con cualquier otra versión local de la Christie: todos hablan en inglés.
Hace 40 años que la compañía de teatro amateur Santiago Stage viene montando obras para los angloparlantes que residen en la capital. Al principio sólo estaba conformada por ingleses, que actuaban para entretener y entretenerse, destinando las ganancias a la beneficencia.
Pero con el tiempo, se fueron sumando otras nacionalidades hasta llegar al grupo misceláneo de hoy, compuesto por norteamericanos, irlandeses, ucranianos, chinos, cubanos e, incluso, chilenos.
Primer acto
En 1978 Leslie Emerey había llegado a trabajar en la consultora Price Waterhouse Coopers y junto a su esposa Sandra se integraron al grupo. "Había gente de todas las edades. La mayoría trabajaba en Hilos Cadena, que es parte de la empresa inglesa Coats y que tenía una fábrica en Puente Alto. También había gente de British American Tobacco Chile y la Embajada Británica", cuenta Leslie.
Entonces, ensayaban en la embajada de Australia, porque la esposa del embajador, Linda Peak, les facilitaba el lugar. Una vez llegado el momento del estreno, se trasladaban al The Grange School, donde el director de la compañía de esa época, Neville Burbridge, era el director.
"La obra más importante del año era la pantomima navideña. Estas son comedias musicales muy populares en Inglaterra y con gran cantidad de gente en escena, cerca de 20 personas. Yo me dedicaba a hacer escenografías y Sandra actuaba", relata.
Era frecuente que los recién llegados de Gran Bretaña a finales de los setenta, se juntaran en el restaurante Zanzíbar, ubicado en ese tiempo en El Bosque Norte. Se mantenían unidos, también, en torno al esquí. Era frecuente que subieran a esquiar a La Parva y El Colorado. "No había tantas cosas para divertirse en Santiago en ese entonces, por eso teníamos que inventar qué hacer", dice Sandra.
En esa búsqueda, apareció la idea de crear la compañía.
Su barrio
Hoy, la sala de ensayo es el segundo piso del pub irlandés Flannery's, en calle Encomenderos. Ahí leen sus parlamentos y hacen castings.
Ese punto es también un espacio de reunión. "El lugar central para los gringos en Santiago es Tobalaba con Providencia. Hay algunos que viven también en Ñuñoa, otros en La Dehesa o Lo Barnechea. Pero el punto de encuentro es éste. A veces también nos juntamos en las casas para hacer asados", dice Zenan Delaney, inglés casado con una capitalina y productor ejecutivo de Santiago Stage.
Hoy, un grupo de 15 personas preparan la obra Wildest Dreams, de Alan Ayckbourn, la que presentarán en diciembre en el Centro Cultural de Las Condes, el Centro de Extensión de la Universidad Católica o The Grange School.
"Nuestro público son los extranjeros que viven en Santiago. También capitalinos que hablan inglés o estudian el idioma. Nos siguen en Facebook y saben cuando vamos a estrenar una obra", dice.
Cada actor recibe una paga, más que por su trabajo, para cubrir los gastos de transporte. "El resto de las ganancias que se obtiene por ticket, se destina a instituciones de beneficencia", cuenta Zenan.
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