La imponente torre de cristal de 180 metros que desechó París
El edificio tenia un presupuesto de 648 millones de dólares y había sido diseñado por los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron.
El consejo municipal de París rechazó en una ajustada votación el proyecto para levantar la Torre Triángulo, un rascacielos piramidal de cristal de 180 metros de altura en el suroeste de la ciudad más visitada del mundo, una urbe hostil a erigir edificios prominentes que alteren su perfil.
Así lo decidieron los ediles del consistorio de la capital de Francia, que con 83 votos contra y 78 a favor enterraron la iniciativa para la recalificación del terreno que albergaría un proyecto que divide a la opinión pública y política.
No obstante, la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, ha anunciado que recurrirá la votación ante un tribunal administrativo, porque considera que no se ha respetado el secreto de voto.
El proyecto rechazado contaba con un presupuesto de 520 millones de euros (648 millones de dólares) y planteaba un edificio firmado por los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron.
Ellos han sido galardonados con el premio Pritzker en 2001 y son autores de edificios como la Tate Modern de Londres o el estadio El Nido de Pekín, el Forum 2004 de Barcelona o el espacio de exposiciones para la fundación La Caixa en Madrid.
La iniciativa, que arrancó en 2008, debía correr a cargo de la constructora Unibail-Rodamco y crearía 80.000 metros cuadrados para oficinas, a los que se sumarían otros 5.700 metros cuadrados de espacios de interés colectivo, como guarderías o centros de salud, y 1.600 metros cuadrados de locales comerciales.
Esa empresa se encargaría también de invertir 500 millones de euros (623 millones de dólares) en renovar el Parque de Exposiciones de la Puerta de Versailles, donde se instalaría la nueva torre con paredes translúcidas, cuya maqueta recuerda vagamente a la pirámide de cristal del museo del Louvre y que se espera generaría 5.000 empleos.
El máximo valedor del proyecto es la alcaldía de París y cuenta con el visto bueno de los comunistas y del mundo empresarial, mientras que entre los principales detractores de la Torre Triángulo se cuentan los ecologistas, que denuncian el sinsentido, a su juicio, de crear más espacios para oficinas en una ciudad en la que estiman hay unos 800.000 metros cuadrados vacíos de esa naturaleza.
Critican, además, el gran coste energético de la construcción del rascacielos, al que se oponen el 62 por ciento de los parisinos, según un sondeo publicado en mayo de 2013.
También en contra se ha pronunciado la líder de los conservadores en el consistorio parisino, Nathalie Kosciusko-Morizet, quien considera que el edificio no va a crear "empleos duraderos" y que ha lamentado en las redes sociales que la alcaldesa quiera impugnar la votación.
Si llegara a organizarse un nuevo escrutinio y saliera adelante el proyecto, se convertiría en la primera gran construcción vertical erigida en el París intramuros desde que en 1972 se inaugurase la Torre de Montparnasse, que con sus 210 metros de altura es visible desde casi todos los rincones de la capital.
Serían, junto con los 324 metros de la emblemática Torre Eiffel, las únicas tres grandes construcciones verticales de la Ciudad de la Luz, que cuenta con un atolón de rascacielos en el distrito financiero de La Défense, siete kilómetros al noroeste del centro de la ciudad.
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