La oposición a Maduro cumple un mes en la calle en Venezuela
El 4 de abril los detractores del gobierno chavista dieron inicio a una ola permanente de protestas, que hasta anoche había dejado 33 muertos. La última decisión de Nicolás Maduro de convocar a una Asamblea Constituyente ha polarizado aún más al país.
Entonando el himno nacional venezolano, miles de personas avanzaron ayer por la estratégica autopista Francisco Fajardo, la principal de Caracas y la única que conecta al oeste con el este de la ciudad, para manifestarse contra el gobierno de Nicolás Maduro. El lugar volvió a convertirse en escenario de violentas protestas antichvistas, que desde hace un mes no dan tregua en Venezuela. Para la oposición, cumplir un mes movilizados en la calle es todo un hito.
La tónica de lo ocurrido ayer en Caracas se ha repetido en distintos puntos del país, con duros enfrentamientos entre los manifestantes de oposición y las fuerzas de seguridad. En un mes las marchas le han costado la vida a 33 personas. Además, 400 han quedado heridos, mientras que se registran 1.000 detenidos de los cuales 65 permanecen bajo arresto.
La dinámica de las protestas ha alterado la vida cotidiana de los venezolanos. El cierre del transporte público, el corte de vías y el temor por los enfrentamientos ha tenido como consecuencias un giro en el ritmo educativo y laboral del país. La alta tensión se reactivó ayer en una marcha organizada para repudiar el último artilugio del sucesor de Hugo Chávez: la convocatoria a una Asamblea Constituyente, con el objetivo de reforzar la Carta Magna impulsada por el fallecido mandatario en 1999.
El sorpresivo anuncio, realizado el lunes durante el Día del Trabajador, provocó una respuesta inmediata de la oposición y ciudadanos que no necesariamente comulgan con el antichavismo. A diferencia de su mentor, Maduro busca convocar a una Asamblea "popular" con representantes elegidos, no por voto popular, sino que por sectores sociales aliados: obreros, campesinos, indígenas y también por comunidades. Las protestas de ayer coincidieron con la presentación formal de la propuesta de Maduro ante el Consejo Nacional Electoral.
Mientras que el oficialismo asegura que la vía constituyente podrá "garantizar" adecuadamente los procesos electorales, la oposición cree todo lo contrario. En ese sentido, acusan a Maduro de querer evitar realizar las elecciones pendientes (gobernadores, alcaldes y presidenciales). Esa es precisamente una de las exigencias más recurrentes de los manifestantes, junto con la liberación de los presos políticos y un canal para aliviar la crisis humanitaria.
En diciembre pasado debieron haberse llevado a cabo los comicios para elegir a los gobernadores, pero fueron suspendidos y aún no hay una fecha establecida. Este año, el calendario electoral indica que deben llevarse a cabo elecciones municipales y en diciembre de 2018 las presidenciales. Analistas venezolanos coinciden en que esas tres elecciones quedaron colgando de un hilo tras la convocatoria a una Asamblea Constituyente.
El gran detonante de las protestas, sin embargo, ocurrió el 29 de marzo, cuando el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), al que se le acusa de ser aliado del chavismo, retiró la inmunidad de los diputados de la Asamblea Nacional controlada por la oposición. El TSJ también se adjudicó todas las facultades del Parlamento, concentrando en el oficialismo todos los poderes del Estado.
Esa decisión provocó indignación fuera de las fronteras de Venezuela y fue calificada por la oposición como un "autogolpe". Sólo 48 horas después el Supremo revirtió la decisión, pero el daño ya estaba hecho y la ola de protestas comenzó su curso.
Las manifestaciones han variado en sus modalidades: desde marchas hacia la Asamblea Nacional, el Palacio de Miraflores y la Defensoría del Pueblo, hasta "plantones", con los ciudadanos sentándose en diferentes puntos en plena calle y "trancazos" para bloquear vías claves de Caracas. Los gases lacrimógenos también han sido protagonistas de los choques y la oposición acusa que el gobierno está utilizando una fuerza desmedida.
En este mes de protestas, Maduro realizó otro anuncio para intentar ganar tiempo. El miércoles de la semana pasada su gobierno anunció el retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA), luego de acusar al bloque de estar acosando a Venezuela. Además acusó a países de la región de "injerencistas". El proceso de salida de la OEA tomará al menos dos años.
Las protestas diarias forman parte de la nueva estrategia de la oposición, aglutinada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y que tras un 2016 marcado por las desavenencias, han acordado una única ruta para conseguir la salida de Maduro: la resistencia en las calles. Esta es una de las pocas vías que le quedan luego que el TSJ bloqueara el año pasado un proceso de referendo revocatorio que buscaba adelantar la salida de Maduro.
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