La otra revolución de Africa
Si bien algunos de sus países se vieron sacudidos por la Primavera Arabe, en los últimos seis años el continente duplicó el tamaño de su economía, a US$2 billones, creciendo a un ritmo promedio de 11,7% entre 2005 y 2011.
LAS Olimpíadas se clausuran hoy, pero después de Río y la sede que le siga (aún vacante), los Juegos podrían realizarse en Africa. El jueves, el primer ministro de Kenia anunció que su país competirá por organizarlas en 2024, lo que constituiría una especie de reconocimiento a este continente: su crecimiento económico ha empezado a marchar tan rápido como el tranco de sus atletas. En solo los últimos seis años duplicó el tamaño de su PIB. Esta trayectoria es histórica, porque la ocasión previa en que la economía combinada de las 54 naciones africanas consiguió eso, fue en un proceso de más de dos décadas (ver infografía).
En 2012, estima el Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB africano cerrará en más de US$ 2 billones, lo que implica una expansión de 9,1% sobre los US$ 1,88 billones de 2011. Este monto es casi dos veces el PIB de US$ 987 mil millones de 2005. En el corto período entre 2005 y 2011, la economía africana creció a un promedio de 11,7% al año, a pesar de una recesión que la contrajo en 9,7% durante 2009.
El próximo año la expansión de la economía africana será más lenta (un 5,6%, estima el FMI), pero con un PIB que ascenderá a US$ 2,2 billones, su rol en el contexto global pasará de ser mínimo hace una década, a tener hoy una relevancia similar a la de Rusia.
Razones del auge
La región ha podido alimentar esta expansión con el alza generalizada del precio de las materias primas; Africa es dueña del 90% de las reservas de platino del mundo, 90% del cromo, 70% del manganeso, 60% de los diamantes, y 40% a 50% del oro, entre otros commodities, además del 60% de las tierras arables del planeta.
Aunque la dependencia en pocos productos causa volatilidad en el crecimiento, el alza sostenida de las materias primas ha sido una bendición para estos países.
Por ejemplo, el 97% y el 90% de las exportaciones de Angola y Nigeria, respectivamente, es petróleo; el 84% de los envíos de Zambia es cobre, y el 39% y 37% de los embarques de Gana y de Tanzania, es oro.
El alto crecimiento de China e India, que se han hecho grandes demandantes de estas materias primas, ha sido el principal conductor del auge africano, dice un estudio de la Economist Intelligence Unit.
Pero no solo eso. El segundo factor es el alto ritmo de urbanización y consumo del continente, añade la EIU.
Cuatro de cada 10 africanos, de los mil millones que hay, viven en ciudades hoy (más que en China e India), y en 2030 será el 50%, prevé la consultora McKinsey.
El grado de urbanización está ligado al estándar de vida de la población, y este va en alza.
Con ocho millones de hogares con un ingreso sobre los US$ 20.000 (en paridad de poder de compra), Africa posee una clase media de alto poder adquisitivo, más numerosa que la de India.
Hacia 2020, estima McKinsey, Africa tendrá 128 millones de hogares con más de US$ 5.000 en ingreso, y el continente generará gastos en consumo por US$ 1,4 billones (63% más que en 2008, dato más reciente disponible).
Estas tendencias nutren a una variedad de sectores: consumo, agrícola, infraestructura y recursos naturales, dice McKinsey.
Otra razón del auge es una mayor estabilidad política que hace 10 años, agrega la EIU.
Dados estos antecedentes, la región está de moda entre inversionistas que apuestan a la expansión del mercado financiero, entre multinacionales atentas al crecimiento del mercado interno, y entre países que, como China, hacen del continente una de las prioridades de su agenda exterior (ver recuadro).
Potencias
De los US$ 2 billones del PIB africano, solo cuatro países representan la mitad: Sudáfrica (US$ 408.000 millones en 2011), Nigeria (US$ 239.000 millones), Egipto (US$ 236.000 millones) y Argelia (US$ 191.000 millones).
Las otras 49 economías tienen un tamaño de entre US$ 100.000 millones (Angola) y US$ 248 millones (São Tomé y Príncipe).
Sudáfrica es el país más avanzado de la región, y aquel con uno de los PIB per cápita más altos, de casi US$ 11.000 en términos de paridad de poder de compra. Como referencia, el de Chile fue de US$ 17.000. Aun así, las economías de Guinea Ecuatorial y Gabón, en la costa occidental, y Botswana, al norte de Sudáfrica, tienen una renta sustancialmente mayor a la de ese país.
Sin embargo, Sudáfrica posee la economía más diversificada del continente, con el 92% del PIB producido por la industria manufacturera y el sector servicios. Como contraste, una de las economías más empobrecidas (renta per cápita de US$ 848 al año) tiene una participación de la industria de servicios en el PIB de apenas 37%.
Nigeria, el gigante petrolero de la región, se ha beneficiado del alza de la cotización de este recurso en los últimos años, que pasó de US$ 20 en 1999 a un peak de US$ 145 en 2008. El país tiene un fondo soberano con un valor de US$ 20.000 millones, que le ayuda a amortiguar faltantes presupuestarios. Durante la última década, gracias a eso, su economía se quintuplicó, pasando de US$ 46.000 millones en tamaño en 2000 a US$ 239.000 en 2011.
A pesar de que tiene una renta per cápita de apenas US$ 2.600, el país es considerado un mercado de frontera (en la transición hacia tener un mercado emergente), y su capital, Abuja, constituye el centro financiero por excelencia del Africa occidental. La capitalización bursátil de este mercado es de US$ 40.000 millones, más de cuatro veces el valor de la Bolsa keniata, que le sigue, de acuerdo con datos de Deutsche Bank.
Mientras estas dos potencias regionales forman parte del Africa subsahariana, en el Africa septentrional se hallan las otras dos economías más grandes: Egipto y Argelia. En ambos la Primavera Arabe tuvo gran relevancia el año pasado, pero los dos son de los más prósperos países del continente, con un ingreso per cápita en torno a los US$ 7.000.
Mientras Egipto es un país altamente industrializado, donde el 73% del PIB corresponde al sector manufacturero y de servicios, Argelia es uno de los productores petroleros netos. Igual que Nigeria, su PIB se multiplicó entre 2000 y 2011, pasando de US$ 55.000 millones a US$ 191.000 millones.
Otros polos
Pero Africa es hoy mucho más que sus tradicionales potencias.
McKinsey destaca a otros ocho países con potencial de despegar definitivamente. En lugar de clasificarlos de acuerdo con las fórmulas usuales, según región, idioma o nivel de ingreso, la consultora los agrupa según su grado de diversificación y según su nivel de exportaciones per cápita.
El primer criterio permite evaluar la transición desde explotación de recursos naturales a economías urbanas, donde múltiples sectores contribuyen al desarrollo. En promedio, estima, cada vez que un país africano incrementa la participación de las manufacturas y los servicios en el PIB en 15 puntos porcentuales, la renta per cápita se duplica.
Asimismo, el segundo criterio es indicativo de las divisas que puede atraer un país para financiar la infraestructura que requiere el continente.
Así, a las economías diversificadas las llama motores de crecimiento y, junto a Egipto y Sudáfrica, destaca a los estados mediterráneos de Marruecos, en la punta noroccidental del continente, y Túnez, al frente de Sicilia. Las manufacturas y servicios representan el 84% y 88% en cada uno de ellos respectivamente, aunque Túnez es una economía bastante más próspera que la marroquí: posee un PIB per cápita de US$ 9.500 en paridad de poder de compra, versus US$ 5.000.
Dada esta composición diversificada de la producción, estos países presentan la menor volatilidad del crecimiento. Esta estructura también atrae inversiones. Recién esta semana la multinacional Renault anunció que levantará una planta junto con su hermana Nissan de US$ 1.200 millones en el puerto de Tánger, aprovechando la calificación de su mano de obra, más barata que la asiática y europea, y la vía marítima hacia Europa.
Entre aquellos más intensivos en la exportación de petróleo están, además de Argelia y Nigeria, los subsaharianos Angola, Congo, Guinea Ecuatorial, Gabón y Libia.
El argumento de que la intensidad de las exportaciones contribuye al crecimiento queda confirmada al comparar ese grado de apertura con la renta per cápita de estos países. Todos son los que más exportan y todos se encuentran en el 20% de los países más ricos de Africa.
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