Las dudas sobre la continuidad de Chile en el Dakar
ASO y el Ministerio del Deporte prefieren la mesura y esperan evaluaciones, pero la ausencia suena muy fuerte como rumor.
Desde el primer Dakar sudamericano, en 2009, el tema de la continuidad de la carrera en Chile lleva una pauta paralela en los campamentos, aparte de los diarios resultados en el campo traviesa. Saber si ASO quiere volver a territorio nacional, en un primer momento, y en los últimos años, cómo van a ser las negociaciones para que Chile tenga una buena cantidad de días, la partida o la llegada o el día de descanso, son un secreto que se mantiene a firme entre ambas partes: organizadores y gobierno.
Pero este año todo ha sido muy diferente. En los bivouacs se respira pesimismo sobre la continuidad de la carrera en suelo local. El rumor dice que el Gobierno no estaría dispuesto a seguir pagando para tener el Dakar en Chile, a lo que las autoridades replican que todo está en estudio. Ni sí, ni no. ASO por su parte, no traería la carrera a Chile si esa fuera la postura, aunque ellos señalan oficialmente que ni se han puesto en el caso. Aunque sí lo han hecho.
Los organizadores franceses creen firmemente en que el dinero que reciben del gobierno nacional se multiplica en ganancias para Chile. Etienne Lavigne, director de la carrera, explicaba a mitad de año a La Tercera que "el dinero pagado igual se queda en Chile", por todos lo que pagan en servicios.
No sólo eso. Según los estudios encargados por ASO, por cada dólar que se paga, el retorno en entradas por turismo, así como en imagen país, pues la carrera se ve por televisión a todo el mundo, es millonaria; uno a cuatro.
"El Dakar es una fiesta deportiva, ciudadana, un espacio para que la región pueda ver a los deportistas, esto es también otras actividades, fiestas musicales, es un espacio de encuentro. Hay varios objetivos por cierto un evento deportivo, pero también es un evento para el turismo y para la imagen país tiene muchos dividendos y eso es muy positivo también", señala la ministra del Deporte, Natalia Riffo.
"Como todo evento deportivo se evalúa cuáles son las cosas que se pueden mejorar y tenemos tiempo todavía para ir pensando en adelante cómo vienen los próximos Dakares", agrega la jefa de cartera.
Estas evaluaciones no son nuevas. Ya este año hubo que hacer una express. "Este año llevamos adelante esta versión incluso con un terremoto en Tarapacá, con análisis que se tuvo que hacer en cada región, elevar un informe, conversar con los deportistas, que son partícipes importantes del Dakar, y con esos antecedentes el gobierno tomó la decisión de llevarlo adelante. Así que hay que ver qué pasa", manifiesta Riffo.
Lavigne dejó claro en esta edición de la carrera que no habrá participaciones de países si no aportan dinero y, de esa manera, se bajan los costos para los participantes. "En 2008 el proyecto tenía un sistema de ayuda de los gobiernos para no tener que aumentar el valor de la inscripción. Es posible traer el Dakar a Sudamérica sólo si es posible mantener el fee", señala Lavigne ante la consulta de La Tercera.
Gregory Murac, responsable de las relaciones internacionales de ASO, señaló hace un par de días que "estamos de hace siete años en Sudamérica y las inscripciones no han aumentado más de un cinco o 10 por ciento, menos que la inflación".
Los organizadores dejan entrever, además, que los costos cada año van subiendo. El hecho de que en esta edición se hicieran varias rutas diferentes para motos y autos e incluso en días distintos, como los ascensos a Bolivia, lo confirman. "Son dos dispositivos, muy espectacular, pero eso implica mayores costos, la organización este año somos 500 personas, más que en 2014", comenta Lavigne.
En la organización insisten también en que cuatro, seis o siete millones de dólares no es mucho para conseguir un evento motor de magnitud. Lo comparan con los 40 millones de la Fórmula Uno o los 15 del MotoGP. "Y que duran tres días", indica Lavigne.
"Creo que hay una buena relación con las autoridades con el Ministerio de Deporte y quieren hacer una evaluación después de esta edición y me parece normal que se haga. Después de eso nos sentaremos a conversar y estamos en un procedimiento de trabajo completamente normal. Tenemos relaciones muy buenas", analiza Murac.
Etienne Lavigne dice valorar esta evaluación y adelanta que desde la próxima semana planificará reuniones en los países que quieren el Dakar, "un reconocimiento diplomático para saber cuáles son los países interesados". El directivo agrega que en el gobierno chileno "saben que estamos en un período muy corto, pues la primera conferencia de prensa del Dakar es entre marzo y abril y es por eso que tenemos dos meses para decidir con ellos el futuro del Dakar en Chile o no. Por el momento tiene que hacer una buena evaluación y vamos a estudiarla con ellos. O sea, antes de marzo estaría bien".
¿Un Dakar sin Chile?
"Por el momento no lo pensamos y hace siete años que trabajamos con Chile. Tenemos las mejores relaciones y recibir el Dakar a Chile le permite mostrar las bellezas del norte. No tenemos esa pregunta y no nos preocupa", dice Murac ante la consulta.
"En Copiapó vi harta gente, en Antofagasta también y sé que en Calama hay una sensibilidad con el Dakar por lo que tuvimos menos público. Los cuatro días en Iquique fue una gran fiesta y en el podio había 30 mil personas", agrega Murac.
Ahora bien, sumar otros países en vez de Chile no es fácil. Etienne Lavigne aclara que Bolivia "es un país fantástico, pero con una geografía complicada", mientras que las relaciones con Perú están congeladas, lo que impide sumar a Ecuador y Colombia, que han mostrado interés. Tampoco habrá este año Desafío Inca.
El anuncio del trazado se hace a finales de marzo, el plazo que tiene Chile para terminar su evaluación.
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