Lecturas del verano: en busca de Isabel Allende y Madame Bovary
Las novelas siguen siendo la opción preferida, pero la no ficción escala varios peldaños.
Antes o durante las vacaciones hay una pregunta que suele circular con cierta frecuencia entre amigos o conocidos. "¿Qué libro me recomiendas para llevar a la playa (o al campo, o a la montaña)?" Se trata de los lectores de verano. De aquellos que, aprovechando el período más largo de ocio que tendrán durante el año, deciden dejar un espacio en las maletas para los libros. La interrogante entonces es: "¿Qué libros finalmente llevan?". Las elecciones de este lector, según las librerías, son variadas, pero básicamente se resumen en cuatro categorías.
Historias nuevas
El lector de verano busca novedades, y, particularmente, novedades de escritores ya consolidados. Sergio Parra, dueño de la librería Metales Pesados, explica que "una buena novela para el verano tiene que ser una novela con varios ingredientes: debe tener una buena escritura, una muy buena historia y de alguna forma debe entretener al lector". Por eso la última novela de Isabel Allende, El juego de Ripper, ha sido preferencia para aquellos que deciden irse con un título seguro. También Julia Navarro, cuyo exitoso thriller, Dispara, yo ya estoy muerto, obligó a la editorial Plaza & Janés a reeditar su novela anterior, Dime quién soy. De los nobeles, Alice Munro con Mi vida querida es la única que ha llamado la atención como iniciativa. También Pablo Simonetti con La soberbia juventud, John Grisham con El Estafador, Khaled Hosseini con Y las montañas hablaron y Ken Follet con El invierno del mundo, completan la lista de los más comprados estas vacaciones. Dos verdaderas novedades, no obstante, han sido los libros de los treintañeros John Green, Bajo la misma estrella, y Markus Zuzak, La ladrona de libros, de trayectorias casi desconocidas en Chile, pero que, desde hace algunos meses, se han convertido en la opción preferida de los jóvenes.
No ficción
Hace rato que las biografías, las crónicas y los horóscopos vienen llamando la atención de los lectores en estas fechas. De hecho, incluidos y apilados en las estanterías de "novedades" hay títulos que, desde Navidad, casi se han esfumado. Son los casos de la biografía Mi abuela, Marta Rivas González, de Rafael Gumucio y Demasiado joven, que retrata la vida del desaparecido animador Felipe Camiroaga, escrita por Sergio Paz. También el retrato que hace Alejandra Matus de Lucía Hiriart en Doña Lucía, y las biografías de Nelson Mandela (El largo camino hacia la libertad y La sonrisa de Mandela), una del propio ex líder sudafricano y la otra del periodista John Carlin. La sorpresa -aunque, a estas alturas quizás no tanto- es el laureado escritor chileno Pedro Lemebel, cuya antología de crónicas Poco hombre, editada por la Universidad Diego Portales, se ha posicionado, este último mes, entre los libros preferidos de los lectores de verano.
Rescatando clásicos
Pero no siempre las novedades son la primera opción a la hora de escoger. Los lectores de verano también aprovechan estas semanas de descanso para sumergirse en la lectura de alguna obra clásica que, por una u otra razón, han venido postergando en el tiempo. Scott Fitzgerald, Faulkner y Dostoievski, son autores que suelen despertar el interés entre los que buscan este tipo de lecturas. Aunque no figuran entre los más vendidos de la temporada, siempre cuentan con un grupo de lectores. A Sergio Parra le llama la atención cómo en los últimos meses se han estado vendiendo en su tienda ejemplares de Ana Karenina y Madame Bovary. "Las mejores novelas sobre el adulterio que se han escrito", afirma. "Yo creo que a partir de Cincuenta sombras de Grey se empezó a asumir el adulterio y la separación", agrega Parra tratando de buscar una posible explicación al interés renovado por esas dos novelas clásicas.
Biblioteca como opción
El préstamo de libros es una alternativa que ha venido ganando espacio entre los chilenos. El 2013 aumentaron en un 6,5% las solicitudes de libros en las bibliotecas públicas. Destaca, en este aspecto, la labor realizada por Bibliometro, la popular cadena de bibliotecas ubicadas en el Metro de Santiago, la cual cuenta con la mayor cantidad de préstamos realizados al año. En este espacio han buscado la forma de adaptarse a las necesidades de los socios durante esta temporada.
"En el verano la gente viene menos al centro y ocupa menos el Metro y quieren llevarse algunos libros a las vacaciones, entonces el tiempo de préstamo tiene que ser mayor, al igual que la cantidad de libros prestados", afirma Gonzalo Oyarzún, director nacional de Bibliotecas Públicas. Desde enero que Bibliometro extendió su plazo de préstamos de 14 a 28 días y aumentó la cantidad máxima de libros a cinco por socio. En cuanto a lo que prefieren los lectores suscritos a este sistema, Oyarzún dice que "aparecen en verano los libros de biografías o de crónica histórica, son muy interesantes y leídos. Es el tiempo también para leer memorias, por ejemplo, o para leer los libros de reportajes periodísticos". Entre los más pedidos de diciembre figuran obras como Amor, de Isabel Allende o Inferno, de Dan Brown. No obstante, cuenta Oyarzún, en las bibliotecas suelen mezclarse escritores como Paulo Coelho y Bárbara Wood con Julio Cortázar y Murakami. "Tenemos un público diverso y así también una diversidad de préstamos", finaliza.
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