Los bruscos cambios en la vida de Claudio Bravo en Barcelona
El meta récord de los azulgranas perdió la vida tranquila de San Sebastián. Vive a nueve minutos del Camp Nou y ahora ataja bastante menos.
Un añejo refrán reza que el fútbol es de momentos y Claudio Bravo es el que mejor lo representa en la actualidad del deporte chileno. Al arquero no le han convertido en ocho encuentros del campeonato español, ya es propietario del mejor inicio de liga en la historia del Barcelona y, encima, cuando ha tenido que atajar el alemán Marc-André ter Stegen (en la Champions League), los azulgranas han tenido que ir a buscar la pelota dentro del arco en cuatro ocasiones.
No hay dudas, éste es el mejor momento en la carrera del capitán de la Roja y su vida ha cambiado en 180 grados en relación con las ocho temporadas que permaneció en San Sebastián, defendiendo a la Real Sociedad. Un simple paseo de la mano con los hijos, pasarlos a buscar al colegio o tener una salida a algún centro comercial con su esposa parecía ser la cosa más natural del mundo para Bravo en el País Vasco. Sin embargo, pasar de la tranquilidad de San Sebastián a la vorágine y exposición de Barcelona es un cambio potente, al que no cualquiera se adapta rápidamente.
Él mismo reconoció que no está acostumbrado a caminar con cuatro guardias a su lado y el club lo ha determinado con mucha razón, pues "a medida que ha transcurrido el tiempo, los hinchas se detienen a hablarle y le piden muchas fotografías. No es Lionel Messi ni Neymar, pero ya todo el mundo lo reconoce. En este club no hay tanta intimidad", afirma el periodista catalán Ferrán Correas.
Luego de llegar a Cataluña, el formado en Colo Colo eligió para vivir en Esplugues de Llobregat, un municipio que está a tres kilómetros y a tan sólo nueve minutos viajando en automóvil del estadio Camp Nou, donde actúa de local su escuadra. En ese barrio, los precios de las casas oscilan entre los 600 y 4.500 millones de pesos chilenos.
Este cambio de club, ciudad y barrio, Bravo lo vive con un sabor muy especial. ¿La razón? La explica uno de sus asesores, quien estuvo cerca de antiguas negociaciones entre el meta y la dirigencia culé: "Cumplir el sueño de llegar al mejor equipo del mundo tiene muy feliz a Claudio. El siempre luchó por esto, pero lo que más lo tiene contento es que por fin se cerró el fichaje en el Barça, situación que se había frenado la temporada anterior, a pesar del interés".
En la Ciudad Condal destacan al oriundo de Viluco por su capacidad para compartir amenamente con jugadores 'de peso' y carácter, como son Lionel Messi, Javier Mascherano o el experimentado Xavi. "Se ha integrado bien y eso es bueno. Él no es de estar solo y así lo han entendido en el camarín", afirma otro de sus cercanos en España.
La cercanía al estadio y al club, más la conocida serenidad del arquero, lo han convertido en uno de los más queridos entre los funcionarios. La Oficina de Atención al Futbolista (OAF) es uno de los lugares dónde más ha acudido y en ella se explican varias transformaciones en la vida del golero.
En ese estamento blaugrana prácticamente le manejan la vida a Bravo y al resto de los refuerzos y jugadores con alguna traba para la integración total. La OAF presta asesoramiento para encontrar vivienda en la ciudad hasta problemas bien puntuales, como manejar alguna multa de tránsito, estar presente en alguna urgencia médica de la familia o acomodar los pasajes cuando son nominados a las selecciones nacionales. Que los jugadores se apeguen a este departamento no es un requisito contractual, pero sí les ayuda a estar plenamente concentrados en su labor.
Así, y con esa ayuda, Bravo pasó de recibir -en promedio- 450 disparos al arco por año en la Real Sociedad, a sólo 55 en ocho partidos con el Barça. Hoy es hombre récord del elenco catalán, pasó de ganar US$ 1,5 millones a US$ 4,4 millones y ante Real Madrid tiene su mayor desafío como profesional. Lo mejor, es que no se nubla y sigue mostrando su cara más humilde.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.