Los pescadores y la desaparición del Cessna 172
Han sido protagonistas de la búsqueda de la avioneta perdida que salió de Isla Mocha. Quieren encontrarla y también quieren volver al mar.
LA desaparición del Cessna 172, junto a sus cinco tripulantes, removió la habitual tranquilidad que se respira en la costa de Tirúa e Isla Mocha. Alejados de los conflictos que se viven en la cordillera de Nahuelbuta, donde grupos mapuches luchan por la reivindicación de tierras y derechos, los pescadores de esa zona solamente se preocupan de salir al mar para poder llevar el sustento a sus familias.
El accidente de la aeronave piloteada por Mario Hahn, vínculo que unía por el aire a las localidades de Arauco, hizo que los trabajadores del mar de ambos sectores recorrieran, durante las dos semanas, los 34 kilómetros que separan a las localidades por el océano.
El impacto de no tener noticias de los ocupantes, le recordó un suceso similar ocurrido el 21 de mayo de 1986, donde al igual que ahora, una avioneta con cinco pasajeros desapareció. A 27 años, nunca se supo nada y tampoco se encontraron rastros. A pesar de los esfuerzos hechos por los artesanales tiruanos y mochanos, los familiares de las víctimas nunca pudieron darle una última despedida a sus seres queridos. "Fue en la noche. En ese tiempo no había televisión, ni teléfono. Por una central se supo. En ese tiempo teníamos que comunicarnos por radio. Lamentablemente no pudimos hacer mucho. Esperamos que ahora tengamos buenas noticias", rememoró Jaime Herrera, quien también participó de la búsqueda.
Los operativos que se extienden desde el 6 de octubre, también han afectado la fuente laboral de estos trabajadores del mar. "A nosotros nos tienen parados la Gobernación Marítima, porque entorpecemos la búsqueda si salimos a hacer faenas. En la medida que nos dejan, nosotros ayudamos", indicó Ismael Monsalve, secretario y dirigente del sindicato nº1 de los pescadores de Tirúa. Aclaró que ellos en ningún caso quieren que detengan los operativos. "Estamos de acuerdo en que la búsqueda continúe, lo que más queremos es que se pueda encontrar la avioneta lo antes posible. Sin embargo, por el otro lado tienen que mirar que hay harta gente que tiene que comer", añadió. En su caleta trabajan 100 personas que no han podido generar ingresos.
Su compañero Eugenio Moya manifestó que en esa zona los recursos que más extraen son la corvina, el gallo y el fuerte. "A veces salimos a pescar con tres personas en la lancha y si nos va mal nos vamos a acampar a la isla hasta que nos vaya bien y eso puede durar hasta una semana. No alcanza ni para los gastos, especialmente lo que cuesta el zarpe que son $ 180 mil que hay que hacer para el combustible por bote” afirmó.
Desde la Isla Mocha, Jaime Herrera, expresó que su situación es parecida. "El mar lo tenemos que mirar solamente, porque no hay nada. No estamos trabajando. Esto no depende de la desaparición, sino que hay una mezcla de factores. Hay una zona cercada, tenemos que rascarnos con lo que hay. Los vecinos somos conocidos y nos ayudamos. Si nos falta algo, nos la arreglamos como sea, señala el pescador de 49 años, casado con cinco hijos y seis nietos.
Argumentó que la situación para los mochanos como él se viene complicada sin la presencia de Mario Hahn. "Era un mochano de corazón. Una gran persona que buscaba estar con nosotros. Compraba toda la producción de jaibas y locos, las procesaba y las mandaba al continente. Tenía trabajando a 25 personas, que son finalmente 25 familias. Siempre nos tendió la mano", añadió.
Camilo Colicheo, señaló que han sido días difíciles y esperan que el anuncio de la extensión de los rastreos, que durará hasta el viernes, tendrá buenos resultados para que de alguna manera se logre aplacar el sufrimiento de las familias de los cinco desaparecidos. "Estamos durmiendo en un sueño y queremos saber algo nuevo. Queremos despertar y que la Isla lo haga con nosotros", puntualizó.
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