Luis Suárez: "Ninguna de las mordidas fue como la de Tyson a Holyfield"

El delantero uruguayo lanza una biografía donde cuenta detalles de lo vivido a partir del ataque a Chiellini en el Mundial, la sanción impuesta por la FIFA y su fichaje en Barcelona.




Tras la tormenta desatada tras el mordisco al italiano Giorgio Chiellini durante el Mundial de Brasil, y ya con la sanción que le impusieron cumplida, Luis Suárez está próximo a lanzar un libro autobiográfico, en el que el delantero uruguayo del Barcelona habla, como pocas veces se ve en un jugador activo, sin mayores tapujos de todos los temas que lo rodean. Sin ir más lejos, ahonda en el hecho que le costó el castigo de cuatro meses, y cuenta entretelones de los meses en los que estuvo inhibido de jugar o entrenar al fútbol por el hecho. "Ninguna de las (tres) mordidas (que ha realizado jungando) fue como la de Mike Tyson a Evander Holyfield, pero eso a nadie le importa", asegura el goleador en la publicación de próximo lanzamiento.

El "Mi vida, Luis Suárez", el charrúa repasa su carrera, con especial énfasis en los hechos desde la Copa del Mundo de Brasil en adelante, con entretelones de su fichaje en el Barcelona, cuando estuvo semanas oculto de los paparazzi.

Suárez tenía avanzadas las negociaciones con el club catalán cuando llegó el incidente con Chiellini. La durísima sanción lo dejó totalmente desmoralizado, pero gracias a la fuerza de su familia, especialmente de su esposa Sofía, pudo levantarse. Y concretar el fichaje desde el Liverpool al Barcelona.

"Tuvimos que planificarlo todo cuidadosamente ante el supuesto que los paparazzi o algún hincha me tomara una foto realizando alguna actividad remotamente relacionada con el fútbol", cuenta el delantro en el libro, ahondando que la firma del contrato con el nuevo club se realizó "casi clandestinamente, sin que llegara a ser un asunto público".

El acto de la firma de contrato con los blaugrana fue casi un acto de inteligencia militar. "Tuvo que planificarse meticulosamente todo para que nadie nos viera y no hubiera fotos (...) Había un plan, con tres coches que salían desde tres salidas diferentes para el caso que la prensa hubiera sido alertada", recuerda, respecto del periodo en que además se quedaba en la casa de sus suegros. "Ya me había acostumbrado a que todo fuera una operación encubierta. Salía de casa escondido dentro del coche para burlar a los paparazzi".

El uruguayo, además, agrega que agradece el consejo del capitán del Liverpool, Steven Gerrard, quien hace un año le aconsejó que se quedara un año más en el club, en vez de partir al Arsenal.

"Me dijo juega bien en el Liverpool, dale otro año, y el próximo serán el Bayern Múnich, el Real Madrid o el Barcelona que vendrán a por ti, y entonces podrás irte donde quieras porque tienes calidad para jugar en cualquiera de estos tres clubes", repasa Suárez.

También en el libro recuerda la bienvenida que tuvo de parte de Luis Enrique, DT del Barcelona, en el primer entrenamiento. "'Bueno, ellos finalmente lo sacaron de Guantánamo para estar con nosotros en el entrenamiento'. Todos aplaudieron al prisionero liberado, y yo traté de no ruborizarme por ser el centro de atención", afirma el goleador, quien se sentía "como un invitado o como si hubiera ganado un concurso".

"La gente habla de mí como si fuera un jugador problemático, pero hablen con mis compañeros e intenten encontrar uno solo que piense esto", relata el charrúa, agregando que "Barcelona sabía que no tendría problema alguno conmigo en este aspecto (el disciplinario)". Agradecido por la confianza de su nuevo club, confiesa que "si hubieran puesto una cláusula de mordida, yo la habría firmado, por supuesto, pero no hubo tal falta de confianza en mí".

Suárez, según adelanta una nota del diario Sport catalán, afirma también que en el incidente con Chiellini, arriesgó su carrera por defender la camiseta de país, toda vez que poco antes del Mundial se había operado de la rodilla, sin cumplir los plazos mínimos de recuperación.

Recuerda, también, que la sanción "absurda" impuesta por la FIFA le fue comunicada por el técnico Óscar Tabárez, y que el castigo, con salida de la concentración charrúa incluída, le hicieron sentir "como un criminal". "La única razón por la que no lloré fue porque el entrenador estaba delante", acota.

"Cometí un error. Fue mi culpa. Era la tercera vez que me pasaba y necesitaba ayuda". De todos modos, también entiende que se le ha utilizado para ejemplificar y "quizá yo fui un blanco fácil". De paso, analizó la filosofía del fútbol inglés, donde -según él- se puede "partirle la pierna a alguien y no ser sancionado".

"Morder espanta a un montón de gente, pero es relativamente inofensivo o por lo menos en los incidentes en los que yo estuve involucrado", profundiza.

El futbolista se refirió a un caso extremo para dejar claro que "ninguna de las mordidas fue como la de Mike Tyson a Evander Holyfield, pero eso a nadie le importa". De las tres mordidas, recuerda que tras la primera en Holanda, su mujer Sofia le reprochó al llegar a casa, ya que se produjo justo después de ser padre de Delfina.

Las provocaciones a raíz de sus mordidas se repitieron en la Premier League y revela la anécdota de "cuando jugué contra Philippe Senderos, del Fulham, y Martin Jol (ex entrenador del Ajax cuando el uruguayo jugó ahí) era el técnico. Después de cinco minutos de partido, Senderos se paró por detrás y me pateó el tobillo cuando la pelota ya se había ido. 'Perdón', me dijo. Yo pensé: 'Sí, Jol te dijo cómo soy y que hicieras eso'".

Ahora, el uruguayo siente que tiene mayor templanza, unque las sensaciones amargas del trato dado por la FIFA no se le pasan.

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