Mariano Cohn y Gastón Duprat, cineastas argentinos: "En Argentina, no tener un Nobel literario es como no tener una Copa del Mundo"
Hoy debuta El Ciudadano Ilustre en el Festival de Cine Las Condes, que irá trás el Oscar y el Goya.
El ciudadano ilustre es una película acerca de Daniel Mantovani, primer y único escritor argentino en recibir el Premio Nobel de Literatura. Y si al lector de esta nota el nombre de Mantovani le dice poco o nada, no se sienta un ignorante ni un desconectado de su época: este novelista, residente en Barcelona, y quien regresa a su pueblo natal, es el invento de un guión pues, pese a Borges y a Cortázar, la academia sueca aún no reconoce a las letras transandinas. Ese frustrante hecho está en la trastienda de una de las películas más taquilleras y premiadas del último tiempo en Argentina (candidata designada por ese país al Oscar y al Goya), que esta noche engalana la pantalla del Festival de Cine Las Condes.
"Para los argentinos, no tener un Nobel de Literatura es como no tener una Copa del Mundo", afirma Mariano Cohn, codirector de El ciudadano ilustre junto a Gastón Duprat. Y a partir de las implicancias de este hecho había material para un largo, aunque tomara cinco años. "Estábamos buscando una película que retratara el regreso de una figura pública, un artista, a su pueblo después de 40 años", agrega Cohn, acompañado por Duprat en el lobby de un hotel de Valladolid, cuyo festival le entregó más de un galardón en octubre pasado. "Nos gustaba esta idea del regreso al propio pueblo (en este caso el de Salas, también ficticio). Ese era el comienzo. Después se nos ocurrió que ese artista fuera un escritor, que toda su literatura estuviese ambientada en su pueblo, como suele suceder: escritores que triunfan afuera, pero que siguen escribiendo de su lugar natal".
Mantovani (Oscar Martínez, premiado en Venecia por este rol) es un tipo más bien hosco y reclusivo, que no acepta invitaciones. Pero algún raro capricho lo impulsa a volver. Allí lo reciben como a una estrella, aun si la gran mayoría no lo ha leído: ahí están la ex novia y su marido, el cacique local, los aspirantes a escritores y artistas, además de quienes descubren tardíamente las maledicencias que sobre Salas se vierten en la obra mantovaniana. En un par de días, empieza a ser percibido como un hijo malagradecido más que un santo.
"El desafío era construir desde cero a este Nobel argentino en el 2016", comenta Duprat. "Es un tipo más moderno de lo que uno puede presuponer de un Nobel: por lo que vive, cómo viste, lo que piensa. Es más rebelde e incómodo. Y lo quitamos de ese estereotipo del escritor escribiendo junto a la chimenea y al gato". Queriendo o sin querer, añade Cohn, "la película retrata la Argentina actual y tiene una visión muy crítica de su idiosincrasia. Se dan ahí conflictos que muchos escritores han debido padecer cuando intentan volver a su tierra. Le pasó a Manuel Puig y a Gabriela Mistral".
Cohn y Duprat, siempre con guiones del hermano de este último, Andrés, se han metido en la cabeza de creadores. Ocurrió, por ejemplo, en El artista (2008) y en El hombre de al lado (2009), sobre un famoso diseñador que entra en una anómala disputa con un vecino en la que el primero es víctima pero también fuente de banalidades y miserias. Como Mantovani.
"Es un mundo que nos es propio y el entorno en el que nos manejamos. O sea, no tenemos que impostar nada para hacer nuestras películas", afirma Cohn, para quien el trabajo de a dos les ha permitido tener absoluto control de aspectos que ambos consideran fundamentales, como el casting y la dirección de actores. Luego de transitar por el video arte y la TV, la dupla recaló en el largometraje argumental con 5 filmes que han recogido importantes reconocimientos. Eso sí, nunca habían tenido el nivel de presupuesto ni el apoyo de distribución de una subsidiaria de Disney, tampoco su número de espectadores. Dicho lo cual, prefieren no ser incluidos en el "saco" de Relatos salvajes y El clan, salvo, quizá, en el impulso de retratar la Argentina de estos tiempos o del pasado reciente.
"Es una película que no tiene los tópicos de otras exitosas. En general, las películas exitosas en Argentina son con (Ricardo) Darín, con (Guillermo) Francella o con Adrián Suar", plantea Duprat, quien es secundado por Cohn: "Y están diseñadas como un producto únicamente comercial. En este caso hay una búsqueda artística: la construcción de algo nuevo, en otra dirección".
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