Ministro de Economía: "El tipo de cambio real está 4% sobre el nivel en que el BC intervino en 2008"

Juan Andrés Fontaine señaló que "lo que ha estado ocurriendo en los últimos meses con la caída del dólar es propio de un sistema de tipo de cambio flotante o flexible". <br><br>




Transcurridas dos semanas desde que el Presidente Sebastián Piñera manifestara su preocupación por la caída del dólar y su intención de mejorar la coordinación con el Banco Central en materia cambiaria -lo que el mercado interpretó como "una intervención verbal" del Mandatario, quien luego recibió al Consejo del ente rector en La Moneda-, el descenso de la divisa estadounidense, que el viernes cerró en $ 479, sigue estando en el centro de la agenda económica del gobierno.

De ello da cuenta el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, quien, en todo caso, al tiempo que detalla una serie de medidas tendientes a  mejorar la productividad y competitividad del sector expotador, desdramatiza la situación, señalando categórico: "no veo que el dólar vaya a entrar en una caída libre, que es el temor de muchos empresarios". A su juicio, "lo que ha estado ocurriendo en los últimos meses con la caída del dólar es propio de un sistema de tipo de cambio flotante o flexible".

¿El impacto de la caída del tipo de cambio involucra a toda la economía o está acotado a algunos sectores específicos?
La caída del dólar afecta a toda la economía, pero la pérdida de competitividad depende de cada sector. De hecho, en algunos de ellos la baja del tipo de cambio ha ido acompañada de un alza en los precios de exportaciones y en términos de competitividad no ha provocado un daño significativo. Es el caso de la minería, de productos forestales como la celulosa, de la pesca y también de algunos productos agrícolas que se producen para el mercado interno. La excepción es el sector frutícola, con un tipo de cambio real sectorial que ha caído cerca de 30% respecto del promedio de los últimos 10 años.

¿Pero esto tiene efectos en el crecimiento económico del país?
Desde luego, porque para acelerar la economía hacia un crecimiento de 6% requerimos mejorar en la competitividad, que se ve desalentada en algunos sectores por la evolución del tipo de cambio. Creemos que el aumento de la productividad es el antídoto contra la pérdida de competitividad que ocasiona la caída del dólar en algunos sectores.

¿Cómo planean mejorar la productividad?
Estamos coordinando una serie de medidas, algunas de las cuales ya están operando, que apuntan en la dirección de mejorar la productividad, lo que beneficia a toda la economía, y próximamente convocaremos a gremios y expertos para estudiar medidas adicionales que nos ayuden a eliminar  cuellos de botella.

¿De qué manera se incentivan aumentos de productividad en aquellos sectores que hoy no tienen buenos resultados?
Ayudándolos a buscar nuevos rumbos, a modificar, aunque sea en el margen, sus estrategias de negocios y productividad. Eso también se logra mediante medidas adicionales en las que estamos avanzando, como las facilidades para la creación de empresas o los mayores créditos tributarios para la inversión en investigación y desarrollo.

CAIDA LIBRE

¿La apreciación del peso en Chile es un fenómeno transitorio o permanente?
En esto quiero ser bien claro: no veo que el dólar vaya a entrar en una caída libre, que es el gran temor que percibo en muchos empresarios. Ese temor está asociado a una época en que no teníamos un mercado cambiario y de capitales suficientemente profundo y activo. Hoy los tenemos.  Lo que ha estado ocurriendo en los últimos meses con la caída del dólar, es propio de un sistema de tipo de cambio flotante o flexible.

¿Y cómo opera eso en el país?
Cuando el dólar traspasa ciertos umbrales, quienes administran los presupuestos de las grandes multinacionales que operan en Chile, los fondos de pensiones y otros grandes actores del mercado, insinúan la posibilidad de que quizás es conveniente comprar dólares. Eso le pone entonces un límite a la caída. Eso, sin prejuicio de que esos actores revisan su visión del precio del dólar en base a lo que observan en la economía. Y cuando ven que el cobre parece haber ingresado a una bonanza larga, no pueden sino revisar hacia abajo su proyección.

¿Puede entonces el gobierno utilizar herramientas para enfrentar esa caída?
Puede y lo está haciendo. Primero, por la vía de llamar la atención cuando los movimientos del precio del dólar ponen en riesgo el crecimiento de importantes sectores exportadores. Eso ayuda a que el comportamiento del mercado sea estabilizador. Además, están los instrumentos de política fiscal, que son de gran importancia para el equilibrio macro. Y ese es el caso del Presupuesto 2011, al mantener un crecimiento acotado del gasto público y considerar una forma de financiamiento que probablemente incluya más financiamiento en pesos.

Hay quienes plantean que se pudo haber sido más drástico en el ajuste del gasto fiscal.
Atendiendo las condiciones de la economía y las urgencias del terremoto. me parece un gasto fiscal prudente.

¿Qué opina de los argumentos en favor de una intervención del Banco Central?
Tenemos un régimen cambiario flexible, con intervenciones puntuales del Banco Central cuando se aprecia una desviación significativa respecto de la posición de largo plazo de esa variable. Ese esquema ha funcionado bien y no veo razón para cambiarlo.

¿Y estamos en niveles de desviación que ameriten intervenir?
Es el Banco Central el que tiene que juzgar esa materia. Lo que sí advierto es que estamos en un nivel superior al que se utilizó en la ocasión anterior. El tipo de cambio real está en torno a un 4% por sobre el nivel en que el Banco Central intervino en 2008.

¿El dólar será una preocupación durante toda la administración?
Las estimaciones de los expertos apuntan a una bonanza larga en el precio del cobre y otros productos de exportación, lo que hace difícil pensar en un dólar más alto que el actual. Ahora, si miramos el tipo de cambio en relación a una canasta de monedas, estamos observando que el valor es 15% inferior al que prevaleció en los 12 años de oro de la economía nacional. Por eso no es extraño que algunos sectores estén sintiendo el impacto del menor tipo de cambio.

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