Nicolás Peric sigue gritando como loco
El arquero de 38 años es el líder de un Audax que está en semis de Copa Chile.
Con 38 años, Nicolás Peric se ha instalado en la historia rica del fútbol chileno sin nunca haber jugado en un grande de Santiago. Al momento de las historias, el nombre del talquino siempre viene a la memoria como uno de los porteros que llaman la atención. Su notoria personalidad tampoco pasa desapercibida. Y la noche del martes, en La Florida, sacó a relucir toda su calidad para tapar dos penales y provocar el fallo de otro en la definición ante San Luis y darle la clasificación a Audax Italiano a semifinales de Copa Chile. "Jugamos como el culo", dijo el capitán itálico tras el cotejo, en otra muestra de sus salidas de madre que a muchos llaman la atención. Por algo le dicen el Loco. "Tuvimos que acudir a él para la clasificación... y dijo 'aquí estoy yo'", espetó el DT Hugo Vilches.
Su carrera, eso sí, tal como el de esta semana, tiene muchos episodios para destacar. Formado en Rangers, el meta pasó a defender a la U. de Conce en 2004, donde es recordado por dos hitos: Un gol de arco a arco a Bolívar por Copa Sudamericana, y un doping positivo por cocaína, situación que él califica como injusta hasta hoy. Esto le costó una suspensión de seis meses.
La personalidad del portero se fortaleció tras esa experiencia. Aterrizó en Unión Española y después se fue al Audax Italiano, donde fue parte de una brillante campaña en 2007: Los verdes clasificaron por primera vez en su historia a una Copa Libertadores con un plantel lleno de figuras y disputaron una final local. "Jugar nuevamente una copa internacional con Audax sería un sueño, es lo que me falta", aseveró el ex seleccionado. Con la clasificación a semis de la Copa Chile, el sueño está más cerca.
Tras un paso con problemas físicos en Turquía, en 2009 jugó en el Everton dirigido por Nelson Acosta, uno de sus entrenadores favoritos. Él, de hecho, lo llevó a la Copa América 2007. Su buen papel en Viña del Mar provocó que Claudio Borghi lo fichara para Argentinos Juniors, donde se coronó campeón en 2010 en un título en que jugó un papel importante.
Tras eso se fue a Olimpia de Paraguay, donde sumó muy pocos minutos. Y otra vez el Pelado Acosta lo quiso entre sus filas y lo llevó a Cobreloa. Los loínos llegaron a la final del Clausura 2011, donde cayeron ante la U de Sampaoli. Pero el Loco quería volver a su casa, y se fue a jugar dos años por Rangers.
En Talca tuvo buenas campañas, llegando a semifinales en el Clausura 2012. Al año siguiente, protagonizó uno de los reclamos más recordados en la última fecha con O'Higgins, donde insinuó que el arbitraje le estaba metiendo la mano al bolsillo. Fue suspendido por cinco fechas. Y se fue a Cobresal, a un equipo que le sobraba ilusión. Peric, dirigido por otro de sus técnicos muy conocidos como Dalcio Giovagnoli, fue campeón del Clausura 2015 en medio de aluviones, de un plantel al que no le sobraba nada y con actuaciones sobresalientes. A mediados de 2015 decidió volver a la tienda itálica, donde su personalidad, compañerismo y calidad no pasan inadvertidas. "Nico es un tremendo aporte en todos los sentidos, es un líder", complementó su actual técnico.
Su portentosa actuación ante San Luis demuestra que sigue vigente. "Raúl Toro decía 'el arquero está para atajar', hoy (martes) me tocó. Preferiría que la figura fueran los 11, no uno sólo", aseveró, con modestia, luego de haberle contenido los lanzamientos a Jaime Grondona y Matías Cano.
A Peric le queda mucho tiempo para retirarse pese a tener 38 años. "Juego al fútbol porque me entretiene, porque es lo más lindo que existe", dijo. Es que ha logrado mantenerse durante dos décadas dentro del primer nivel. Un Loco lindo.
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