Niños chilenos cumplen rol clave en cómo sus padres usan la tecnología

Estudio de la UDP establece que los niños se han convertido en agentes de cambio, especialmente en estratos medios y bajos.




Emilia -13 años, alumna de un colegio particular subvencionado de La Florida- tuvo que enseñarle dos veces a su papá a buscar los juegos en su celular. La segunda, hablando pausadamente. "Al final, lo logró", dijo al ser entrevistada por Teresa Correa, doctora en Comunicaciones y académica de la U. Diego Portales. Su padre, quien se describió como conocedor de la tecnología, nunca le había pedido ayuda.

Les cuesta reconocerlo, especialmente a los hombres, pero la influencia de los niños chilenos en el conocimiento que tienen sus padres sobre tecnología es cada vez mayor. Así lo constata un estudio realizado por Teresa Correa, que entrevistó y encuestó a cerca de 250 niños y padres de colegios de distintos estratos sociales, en la Región Metropolitana, para explorar la transmisión de información sobre tecnología en las familias.

El resultado: entre 18% y 40% de los participantes dijo que los niños influencian "mucho" el aprendizaje de los padres en tecnologías como internet, smartphones, computadores, redes sociales o chats, entre otros. Pero los padres reconocen menos ayuda de la que los hijos dicen darles: mientras 40% de los niños dijo haber enseñado a los papás a usar un teléfono touch, sólo 24% de los padres lo reconoció.

AGENTES DE CAMBIO

Inspirada en estudios estadounidenses que muestran la influencia de los niños en el idioma y la cultura de sus familias inmigrantes, Correa decidió explorar quiénes se ven beneficiados por lo que los niños aprenden de tecnología fuera de casa. El estudio en Chile concluyó que la enseñanza de hijos a padres ocurre de manera más predominante en los estratos socioeconómicos más bajos, que los hijos (varones) enseñan más y que las mamás son más abiertas a pedir ayuda y a recibir lecciones de los menores.

"Los padres de estrato socioeconómico más bajo tienen menos chance de acceder a tecnología en el trabajo o por los amigos, pero los niños sí y pueden ser agentes de cambios en su familia", dice la autora. "Este hallazgo representa una oportunidad de política pública, porque se comprueba que hay un 'chorreo' de hijos a padres en temas tecnológicos y otros (socialización política)", agrega.

Francisca Maira, directora ejecutiva de la Fundación Qué Veo, reconoce que la era digital abre una posibilidad inédita. "Las nuevas generaciones están llamadas a educar a sus propios padres en materia digital". En sus actividades ha visto que muchos padres, identificados en la categoría de inmigrantes y excluidos digitales, reconocen en esa instancia una forma de comunicación con sus hijos.

Correa dice que esto es una gran oportunidad, porque los estratos bajos son los que están más rezagados en términos digitales, pero también en términos de política pública, y al intervenir colegios, sobre todo los vulnerables, se puede tener un impacto en las familias para acortar las brechas socioeconómicas. Un ejemplo: los investigadores norteamericanos Michael McDevitt y Steven Chaffee demostraron que una intervención de educación cívica en colegios de California hizo que los hijos conversaran más de política con sus padres. "Empezaron a leer más, a discutir más y a tener más conocimiento político. Esa influencia de hijos a padres ayudó a acortar las brechas de interés y conocimiento político entre padres de estrato socioeconómico bajo y alto", enfatiza.

Francisca Maira dice que en Valoras UC están desarrollando un programa donde los niños enseñan a los adultos qué es el ciberbullying y cuándo reconocerlo. "Hasta ahora, todas las aproximaciones al tema vienen desde los adultos y con una importante carga de 'deber ser'. Los niños y jóvenes tienen mucho que enseñarnos sobre cómo ven ellos estos fenómenos", concluye.

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