Nueva Zelanda: toque de queda en Christchurch para evitar saqueos tras terremoto

Ningún ciudadano podrá estar en la calle a partir de las 18.30 hora local, anunció la Policía.




Las autoridades neozelandesas decretaron el toque de queda en la ciudad de Christchurch para evitar saqueos después del terremoto de 6,3 grados de magnitud en la escala Richter que ha dejado al menos 75 muertos.

Ningún ciudadano podrá estar en la calle a partir de las 18.30 hora local, anunció la Policía tras confirmar que seis personas fueron detenidas por intento de robo.

Las autoridades también argumentaron la medida por el riesgo de que más edificios se derrumben por las réplicas durante la noche.

El primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, declaró esta mañana el estado de emergencia nacional por el sísmo, y pidió a todos los neozelandeses que ayuden a las víctimas.

Key aseguró a los damnificados que el resto del país está con ellos "y os apoyamos", dijo, "con todo".

El líder neozelandés agradeció la ayuda llegada de todo el mundo, y prometió que no ahorrará esfuerzo alguno para rescatar a las cerca de 300 personas que continúan atrapadas bajo los escombros.

Key dijo la reconstrucción de Christchurch costará entre 6.000 y 8.000 millones de dólares, aunque algunos expertos calculan que los daños superarán los 16.000 millones de dólares.

Mientras, los servicios de emergencia trabajan contra el reloj para encontrar supervivientes y creen que el número de muertos aumentará en las próximas horas.

Unos 500 socorristas lograron rescatar con vida a 120 personas, entre ellas 15 trabajadores atrapados dentro de un edificio de seis plantas que se cayó como un castillo de naipes por el temblor, al igual que la catedral.

El jefe de la operación de salvamento, Russell Gibson, declaró a la radio local que "es una carnicería. Hay cuerpos tirados en las calles, aplastados bajo los escombros y encerrados en coches" por todo el centro de Christchurch, plagado de socavones de hasta un metro de profundidad.

Los equipos de rescate se mantienen en contacto por teléfono móvil con algunas víctimas atrapadas dentro de edificios desplomados, y ahora el mayor riesgo es que se produzcan más réplicas del terremoto.

A algunos damnificados se les tuvo que amputar miembros para poder sacarlos de entre las montañas de cemento, metal retorcido y vigas de hormigón partidas que hay por casi cada esquina de la ciudad, que en su mayor parte continúa sin suministro eléctrico.

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