Países desarrollados arriendan tierras en el exterior
Comprar o arrendar grandes extensiones de tierra foráneas para asegurar a su gente el abastecimiento de alimentos, como el trigo, el arroz -o la caña de azúcar para producir biocombustibles-, es la tendencia que encabezan países como China, Estados Unidos y Emiratos Arabes Unidos (EAU). Ellos han puesto sus ojos en Latinoamérica y el Africa subsahariana, por la calidad de sus suelos y su disponibilidad de agua. Zonas que ya recomendaba en 2003 un informe de la FAO y en las que se pueden explotar más de 2.000 millones de hectáreas de tierras.
Nacimiento del fenómeno
El crecimiento de la población, el aumento de las temperaturas y la falta de alimentos, que hace 20 años se veían como una escena de la película Mad Max, hoy son problemas preocupantes. En 2007, dos grandes productores de trigo, como Argentina y Rusia, limitaron o suspendieron las exportaciones, para evitar alzas de sus precios internos. Fue la chispa que encendió la competencia entre los países ricos para obtener nuevas tierras agrícolas.
En Kenya, a fines de 2008, el gobierno llegó a un acuerdo con Qatar por más de US$ 3.000 millones, con los que se construirá un puerto en la turística isla de Lamu, a cambio de 40 mil hectáreas de terreno en el delta del río Tana. Allí se plantará caña de azúcar y jatrofa para producir biocombustibles y de acuerdo con la Royal Society de Londres, esto causará un daño incalculable al ecosistema local con sus cientos de especies animales.
Grandes inversiones
Los defensores de la revolución verde, que buscan incrementar la producción sustentable de alimentos, dicen que si se reglamenta el land grabbing traerá beneficios como: reducir la pobreza por la generación de empleos a partir de los cultivos, acceso de los productores locales a los mercados mundiales y un acceso a la alimentación de los lugareños.
A este negocio han entrado también los privados. En 2008, las empresas Palmer Capital, de Alemania, y Bidwellds, del Reino Unido, adquirieron tierras en Europa por US$ 425 millones. Por su parte, la norteamericana Jarch Capital arrendó 400 mil hectáreas en Sudán.
Libia, en tanto, aseguró 250 mil hectáreas en Ucrania y Emiratos Árabes busca explotar terrenos en Sudán, Yemen, Egipto y Sudáfrica, entre otros. El director general de la FAO, Jacques Diouf, ve en esta práctica el riesgo de un retorno al colonialismo, donde el arrendatario pasa a ejercer el rol de dueño de casa.
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