Pedro Mairal: "La literatura me enseñó a mirar con palabras"
El escritor argentino publica en Chile el libro El subrayador, conjunto de columnas, donde destaca su agudeza y humor.
Con una letra microscópica deja sus huellas en los diarios. Usa un lápiz azul. Interviene las notas, destaca frases, a veces las fotos, en otras cambia títulos a su antojo. Esa rutina se repite a diario en un bar de Buenos Aires. Y siempre hay alguien que recibe esa información alterada.
"Parecía Dios leyendo el diario, sin ningún interés por las tragedias humanas, señalando los detalles intrascendentes", anota el escritor argentino Pedro Mairal (1970) en una columna que tituló El subrayador y que le da nombre a su nuevo libro editado recién en Chile por Editorial Laurel. El volumen está compuesto por más de 60 columnas breves que escribió, entre 2008 y 2013, para el diario Perfil.
"Me dijeron que escribiera con libertad absoluta, aunque me sugirieron que fuesen sobre temas de actualidad, ¿pero qué es la actualidad? ¿Lo que le pasa a mi mascota?", dice Mairal, quien estuvo esta semana en Santiago para participar en la Cátedra Abierta en Homenaje a Roberto Bolaño de la UDP.
En la oportunidad fue presentado por Alejandro Zambra, quien hace el prólogo de El subrayador. "Los temas son deliciosamente misceláneos: la paternidad, los demasiados libros, los conflictos vocacionales, los trajines del amor y la amistad, y sobre todo el deseo de aprender, de pronto, un poco más sobre el mundo", anota el autor de Mis documentos.
Mairal tenía 28 años cuando irrumpió en la escena literaria argentina al ganar el premio Clarín de Novela con Una noche con Sabrina Love. La historia fue adaptada al cine, en 2000, por Alejandro Agresti con Cecilia Roth de protagonista.
Entrado los 30 años Mairal publicó los libros de poesía Tigre como los pájaros y Consumidor final. Además de tres ejemplares que llamó Pornosonetos. El año pasado editó la novela escrita en sonetos El gran surubí: Argentina queda sin el abastecimiento de carne y hay poca comida. En medio del caos, el Ejército recluta a los adultos mayores y los obliga a pescar.
"Me interesa que la historia encuentre su forma. En el caso de El gran surubí la economía del lenguaje de la poesía me permitió colocar la historia en estas cajitas llamadas sonetos", dice sobre la variedad de géneros que arman su obra.
Mairal partió estudiando Medicina, pero terminó en la Facultad de Letras. "La literatura me enseñó a mirar con palabras. Para escribir, miro la situación, el objeto, y la voy rodeando de palabras. Eso también me permite observar el comportamiento humano", afirma.
Sobre sus influencias en la literatura argentina, agrega: "Mi generación vivió sin padres literarios. Habían desaparecido por la dictadura o los habían silenciado en las bibliotecas: Haroldo Conti, Antonio Di Benedetto y Rodolfo Walsh. Entonces nos criamos, literariamente, con los abuelos: Julio Cortázar, Borges y Roberto Arlt. Y uno con los abuelos no tiene mucho conflicto. Te iluminan con su inteligencia y no sientes la necesidad de matarlos".
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