Periodista chileno narra el estricto régimen de Corea del Norte en su diario de viaje
Claudio Vásquez, que vive en China y ha cubierto distintas zonas conflictivas, repasa la situación que vivió con los problemas de su visa, las restricciones a los ciudadanos y el estricto control de la vida diaria.
Claudio Vásquez (31), es periodista, fotógrafo y filósofo chileno. Vive en China y ha cubierto diversas zonas conflictivas para distintos medios internacionales, entre ellas la frontera entre Camboya y Tailandia, Myanmar, Haití y Ciudad Juárez.
Esta vez detalló su periplo por Corea del Norte y las particularidades de su régimen, la vida de los ciudadanos apegados un estricto control.
Vásquez recuerda el episodio que vivió con su visa de retorno a China. "Una confusión casi me deja en el limbo entre dos países que no querían tenerme como huésped. La dificultad de conseguir nuevamente una visa para China preocupó, no sin razón, enormemente a los funcionarios que me acompañaban quienes me repetían una y otra vez, disculpándose por la falta de hospitalidad y por la situación en que podría quedar yo siendo expulsado de Corea del Norte, que era absolutamente imposible permanecer un día más ahí, bajo ninguna circunstancia podría yo quedarme en el país más tiempo de los 5 días que me permitidos.
La angustia era evidente en sus rostros. Soy consciente de que gestionaron a través de sus teléfonos varios días con no sé que clase de contactos mi posible salida, hasta que finalmente lo consiguieron para alivio de todos"
NO ACERCARSE AL TURISTA
El profesional relató también su paseo por las calles de Pyongyang. Sintió que por primera vez se mezclaba con la vida cotidiana de la gente. "Curiosamente mis guías me permitieron tomar fotografías de las personas, cosa que antes me habían prohibido terminantemente incluso al punto de borrarme algunas de estas de la memoria de la cámara. En un momento, mientras entusiasmado miraba el visor de mi cámara tratando de captar de la mejor manera el ambiente noté que un ciudadano normal, se me acercaba directamente con la intención de hablarme".
"Sorprendido bajé la cámara observando a esta persona que ya estaba junto a mi. Cuando comenzaba a abrir su boca en lo que pienso sería el inicio de su alocución apareció una mujer policía y le descerrajó un bastonazo en la espalda, no necesariamente violento, pero bastante clarificador para él que sin decir nada más enfilara sus pasos lejos de mi", recordó.
NOSOTROS LOS PACIENTES INOCENTES
En su visita al barco espía americano "Pueblo", capturado por la armada norcoreana en 1967, Vásquez recuerda que la guía militar acusó a los estadounidenses de querer espiarlos siempre. Que sus vecinos surcoreanos los acusan de agredirlos y que ellos son los que han debido "soportar los ataques y violencia". "Le repliqué con bastante tino si había leído en la prensa que ustedes lanzaron misiles a una isla de Corea del Sur hace pocos meses ¿Es cierto eso?-. -¿Dónde lo leyó?- me dijo con aire de suficiencia, pero sin perder su simpatía. –En Internet- le dije comprendiendo adonde apuntaba. -¡Ve!- me respondió –ese es el problema, que siempre los americanos imperialistas y las marionetas surcoreanas (así llaman a los políticos de Corea del Sur) manipulan la información para dejarnos como agresivos y violentos siempre a nosotros, pero no es verdad.
HUASOS QUINCHEROS
Cuando recorrió la Biblioteca del Pueblo de Pyongyang, el periodista cuenta que hay muchos libros atesorados por los norcoreanos, pero en un minuto en la "Sala de estudios audiovisuales", "la amable guía me pidió que por favor la honrara apretando play a un reproductor de cassettes. Grande fue mi sorpresa cuando desde los parlantes comenzó a sonar un rasgueo de guitarra y unos uyuyuis cantados que me eran muy familiares. Noté que todos los funcionarios me observaban escrutando en mi rostro alguna reacción. Luego de unos segundos solté una carcajada sorprendido. Era una cueca de los Huasos Quincheros".
En el resto de su recorrido Vásquez pudo constatar la solemnidad que hay con las autoridades y líderes, de hecho en varias ocasiones tuvo que hacer reverencias a las estatuas y comprar caros ramos de flores para depositar en ellas. De la infraestructura de las ciudades dice que son "un ejemplo de urbanización planificada, pues todas las avenidas centrales por donde suelen transitar los extranjeros están flanqueadas por edificios bien cuidados, sin ser necesariamente modernos". Todo esto bajo un orden y limpieza a toda prueba. Además que se respetaban las leyes del tránsito.
Vásquez también tuvo tiempo de ir a museos".
Agrega, que "los que no son dedicados a la guerra o a la cultura en Corea del Norte, están dedicados a sus líderes. Se pueden encontrar objetos de no poco interés para el viajero bien resguardados por vidrios protectores, como: La silla en que se sentó el gran líder Kim il Sung cuando visitó el museo. El vaso en que bebió agua el gran líder Kim il Sung cuando sintió sed una vez sentado en la silla mientras visitaba el museo. El Edificio de la Amistad Internacional en Monte Myohyang guarda miles de regalos que diferentes mandatarios y organizaciones le hicieron en reconocimiento al gran líder Kim il Sung y a su hijo Kim Jong il".
"Los soldados norcoreanos son respetados por la población debido a su importante labor en la defensa de la soberanía de la nación. Pero no es este su único rol en la sociedad. El gobierno ha tomado la decisión de utilizarlos también como mano de obra en sus proyectos de infraestructura pública y también en las labores agrícolas, dice Vásquez. "Se pueden ver en las calles o en el campo a miles de jóvenes en uniformes militares levantando edificios o labrando la tierra con gran esfuerzo y una encomiable dedicación", afirmó.
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