Philipp Lahm: El nuevo mariscal que ilusiona a Alemania
Desde el lateral o el mediocentro, el hombre de Bayern Münich es el jefe del equipo alemán.
No tiene el biotipo de Stefan Reuter. Menos el armario de músculos de Manfred Kaltz o Hans-Peter Briegel, sus antecesores más ilustres en la zona lateral de la defensa. Pero todo aquello, Philipp Lahm lo sustituye con una clase para jugar pocas veces vista en un futbolista que resguarda la raya.
Sabe todos los secretos del puesto. Tan cerebral es, que incluso los técnicos, tanto de Bayern Münich como de la selección germana, lo suelen ubicar como mediocentro para que organice el juego. Ése es el valor real de Lahm.
Su baja estatura y cara de niño inocente, es una invitación para el ataque rival. Verlo tan pequeño al lado de las eventuales torres que tiene a su alrededor, resulta llamativo y seductor. Pero, en el fútbol como en la vida, la imagen no lo es todo.
A sus 31 años, tiene claro cuando sorprender con alguna aparición ofensiva. Es el principal sostén de Neuer, el portero alemán, cuando debe salir jugando a ras de piso. Y sus compañeros suelen mirarlo cada vez que se produce alguna trama en la cancha que no logran descifrar.
Ayer, por ejemplo, cuando se cargó Evra y Valbuena por su zona en el segundo tiempo, le indicó a Múller que arrancara de extremo derecho, incluso sacándolo del centro del ataque donde lo había ubicado Joachim Löw con la salida de Miroslav Klose.
"Philipp (Lahm) nos aporta muchas cosas. No sólo desde el punto de defensivo, como en los cierres. También es una persona que ve muy bien el fútbol. Y resuelve cosas con una o dos palabras", reconoce Löw, que ante los galos decidió ubicar a su niño mimado como lateral derecho.
Francia intentó sorpender en el primer tiempo recargando por esa zona a Benzema y Griezmann. Sin embargo, Lahm no tuvo mayores problemas para soportar la insistencia de los galos. Y cuando había que poner el balón en el congelador, era el primero para manejar los tiempos.
"Fue un partido parejo, pero tuvimos la suerte de marcar primero. Se jugó bajo una alta temperatura, era complicado. Pero esto lo sacamos adelante como equipo", apuntó el capitán de los germanos.
La avalancha final de los franceses, que casi tiene su premio en un remate de Benzema que sacó muy bien Neuer, no fue suficiente para poner en riesgo el triunfo. Allí, Lahm, desde su parcela, era el mariscal de una defensa que se mantuvo infranqueable. Es decir, a la altura de su rica historia.
Y mientras los alemanes festejaban el paso a la ronda de semifinales, Lahm se mantenía frío. Ya pensando en el desafío que viene. Sabe que enfrentar a Brasil en su casa supone un desafío de riesgo. Para el que deben estar preparados. Sus compañeros esperan que les dé la receta.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.