Portugal y Grecia tienen dinero a mano por si los bancos necesitan ayuda, dice Regling
El BCE se está apoderando de la supervisión bancaria en toda la zona euro este año en un intento por romper la relación entre los bancos y la deuda soberana.
Portugal y Grecia tienen dinero reservado para recapitalizar sus bancos si el Banco Central Europeo encuentra problemas durante su prueba de revisión de calidad de activos y prueba de resistencia, dijo el jefe del Mecanismo Europeo de Estabilidad, Klaus Regling.
Lisboa tiene acceso a los mercados y una reserva para cubrir sus necesidades de financiación para los próximos 12 meses, dijo Regling en una entrevista en Londres. Como resultado, "ellos no tienen necesidad de ninguna financiación de emergencia", dijo.
Portugal también tiene 6.400 millones de euros (US$8.700 millones) reservados para los bancos, mientras que Grecia cuenta con 11.000 millones de euros en un fondo similar. Este dinero se ha reservado hasta después de concluidas las revisiones del BCE, por lo que está disponibles en caso de necesidad, dijo Regling.
Para Portugal, "en la medida de mi conocimiento no será necesario o no se necesitará mucho", dijo Regling. En cuanto a Grecia, "no sabemos qué tan grandes son esas necesidades", dijo. "La mayoría de la gente espera que serán necesarios mucho menos de 11.000 millones de euros para los bancos griegos, pero no lo sabemos".
El BCE se está apoderando de la supervisión bancaria en toda la zona euro este año en un intento por romper la relación entre los bancos y la deuda soberana. El MEDE y su predecesor, el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera temporal, tuvieron que rescatar a cinco miembros del bloque de la moneda cuando la crisis se extendió por toda Europa.
Cuando Grecia y Portugal recibieron por primera vez ayuda, fueron capaces de trabajar con el Fondo Monetario Internacional y las autoridades europeas para ayudar a los bancos sin pérdidas necesarias para los acreedores privados. Los tenedores de bonos junior y los inversores de capital ahora deben asumir las pérdidas antes de que los gobiernos puedan añadir capital público, en virtud de las normas que la Unión Europea puso en marcha el año pasado y utilizadas cuando España solicitó ayuda al MEDE para reestructurar sus bancos.
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