Presidenta Rousseff defiende ajuste fiscal y pide paciencia a los brasileños
las medidas que el gobierno implementó tienen como objetivo rescatar la economía estancada, con la inflación en su mayor nivel de los últimos diez años y un déficit récord en las cuentas públicas.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, pidió hoy a los brasileños comprensión y paciencia con las medidas de ajuste fiscal que el Gobierno implementa para rescatar la economía estancada, con la inflación en su mayor nivel de los últimos diez años y un déficit récord en las cuentas públicas.
La jefa de Estado aprovechó su aparición en radio y televisión con motivo del Día Internacional de la Mujer para transmitir informaciones sobre la situación del país y que, según alegó, los medios de comunicación no han conseguido difundir adecuadamente.
La mandataria admitió que Brasil atraviesa graves dificultades, pero las atribuyó a la crisis económica mundial y a la grave sequía que afecta a varias partes del país, la más grave en los últimos treinta años y a la que culpó de los aumentos de precios de algunos alimentos y de las tarifas de energía.
Aseguró que el Gobierno, mediante reducciones de impuestos y la concesión de incentivos, venía absorbiendo todos los costes y los efectos negativos de la crisis, pero que llegó el momento "de dividir parte de ese esfuerzo con todos los sectores de la sociedad".
"Usted tiene todo el derecho a irritarse y preocuparse, pero les pido paciencia y comprensión porque esta situación es pasajera", afirmó al referirse a las medidas de ajuste que el Gobierno ha anunciado hasta ahora, como la restricción de algunos derechos laborales, recortes en los gastos públicos y la eliminación de las reducciones de impuestos concedidas a las empresas.
La presidenta aseguró que Brasil tiene fundamentos económicos sólidos que le permitirán superar los "problemas temporales" rápidamente y calculó que el resultado de las medidas podrá verse ya en el segundo semestre del año.
Agregó que Brasil hasta ahora se había enfrentado con éxito a una crisis que afectó con severidad a grandes economías como Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, y que redujo a la mitad el crecimiento de la economía china.
Tras reiterar que el Gobierno absorbía todos los efectos negativos de la peor crisis económica internacional desde la depresión de 1929 para preservar los empleos y los salarios, aseguró que nadie podía prever que se prolongaría tanto tiempo y que se agravara por una "grave crisis climática".
Afirmó que llegó el momento en que la sociedad también asuma su parte y que comprenda las correcciones y los ajustes que el Gobierno viene haciendo en la economía.
"Y en esta segunda etapa (de enfrentamiento a la crisis) tuvimos que usar armas diferentes y más duras que las que usamos en el primer momento", afirmó.
Según la gobernante, Brasil adoptó un nuevo método para combatir la crisis con "soluciones más adecuadas para el actual momento", pese a que "eso signifique algunos sacrificios temporales para todos y críticas injustas y desmedidas al Gobierno".
Precisó que las duras medidas son necesarias para sanear las cuentas públicas, generar empleo y renta y garantizar que la economía brasileña retome la senda del crecimiento.
Tras la desaceleración del año pasado, la economía brasileña puede sufrir una contracción en 2015 del 0,50 %, según los últimos cálculos de los analistas, que sería su peor resultado de los últimos 25 años.
"Las medidas están siendo aplicadas de forma que las personas, las empresas y la economía las soporten. Como es necesario tener equidad, cada uno tiene que hacer su parte de acuerdo con sus condiciones, por eso fue que comenzamos cortando los gastos del Gobierno, pero sin afectar inversiones prioritarias ni programas sociales", afirmó.
Según Rousseff, el Gobierno se esfuerza para alcanzar el máximo posible de corrección con el mínimo sacrificio posible.
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