Príncipe saudita dice que Irán "pagará el precio" por supuesto plan para matar a su embajador
En tanto, EEUU aseguró que Teherán deberá rendir cuenta y reiteró que habrá sanciones. Para las autoridades iraníes las acusaciones son una amenaza para la paz y la estabilidad en el Golfo Pérsico.
Luego que EEUU acusara a Irán de planear un atentado para asesinar al embajador saudita en Washington, Adel al Jubeir y para atacar las embajadas de Israel y de Arabia Saudita en Argentina, el príncipe saudita Turki al Faisal, dijo que Irán "pagará el precio".
"El peso de las pruebas es abrumador (...) y muestra claramente la responsabilidad oficial iraní en esto. Alguien en Irán pagará el precio", dijo en Londres Al Faisal, quien también fue embajador en Washington.
El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, también hizo duras declaraciones y aseguró a la cadena ABC que Irán deberá rendir cuentas. Agregó que Washington estaba trabajando para imponer una nueva ronda de sanciones internacionales, advirtiendo que "no se ha descartado nada".
A su vez, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que esperaba que los países que dudan de aplicar las actuales sanciones contra Irán ahora "hagan un mayor esfuerzo". El Presidente Barack Obama, que buscará la reelección el año próximo, llamó a la supuesta conspiración una "flagrante violación de la ley internacional y estadounidense".
Teherán rechazó la denuncia en fuertes términos y la definió como "poco seria", pero aun así advirtió que podía ser una amenaza para la paz y la estabilidad en el Golfo Pérsico, una región crítica para los suministros mundiales de petróleo que cuenta con un número de bases del Ejército estadounidense.
Irán y Arabia Saudita son amargos rivales regionales -y hasta un punto también sectarios-, pero mantienen relaciones diplomáticas y hasta firmaron un acuerdo de seguridad en 2001. El presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, visitó Riad en 2007.
CAMPAÑA
Estados Unidos ha liderado una campaña mundial para aislar a Irán y castigarlo con sanciones de la ONU en los últimos años por su programa de energía nuclear, que según Washington y sus aliados regionales, entre ellos Israel y Arabia Saudita, es un plan encubierto para desarrollar armas nucleares. Teherán asegura que no tiene ambiciones nucleares. Estos aliados temen que Washington se distraiga de este objetivo.
Cables diplomáticos estadounidenses desde Riad filtrados por Wikileaks el año pasado mostraron que Arabia Saudita presionó a Estados Unidos para que adopte una postura más dura, que incluía la posibilidad del uso de la fuerza. Las tensiones aumentaron entre Riad y Teherán cuando Arabia Saudita envió tropas para ayudar a Bahrein a dispersar las protestas pro-democráticas lideradas por la mayoría chiíta del Estado insular que ambos gobiernos acusaron a Irán -un Estado chiíta no árabe- de fomentar.
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