Prohíben a Paraguay comercialización de 35.000 especies de flora y fauna

Entre sus especies más exportadas el palo santo, los cactus, las pieles de caimán yacaré, los pequeños reptiles y los loros.




El organismo que vigila el comercio internacional de especies de flora y fauna amenazadas (CITES) anunció hoy la prohibición a Paraguay y a otros tres países de comercializar 35.000 especies de animales y plantas, a menos que en dos meses legisle de manera eficaz en esta materia.

La medida fue recomendada por el Comité Permanente de la CITES, que concluyó hoy una semana de reuniones en Ginebra, a todo el resto de sus países miembros (175 en total) debido a la falta de leyes nacionales en los países sancionados para implementar las medidas de protección de especies establecidas por la CITES.

Junto con Paraguay han sido objeto de esa decisión Comoros, Guinea-Bissau y Ruanda, a los que, sin embargo, se ha dado un plazo de sesenta días para informar al organismo de algún progreso concreto en la presentación de una legislación para su aprobación en los parlamentos o a nivel ministerial.

De no ser así, la prohibición entrará en vigor el 1 de octubre, según un documento que resume las conclusiones de la reunión.

Las 35.000 especies de flora y fauna en cuestión se encuentran en tres distintos listados que determinan diversos grados de protección internacional.

El 97% está incluido en dos listas de especies que pueden ser comercializadas bajo ciertas condiciones con las que se busca garantizar una explotación sostenible, mientras que para el 3% restante está totalmente prohibido el comercio internacional. 

Entre las especies que destacan en las exportaciones de Paraguay figuran el palo santo, un aceite esencial utilizado en la industria de perfumes, los cactus, las pieles de caimán yacaré, los pequeños reptiles y los loros, según fuentes de la CITES.

En el encuentro entre expertos y delegados de Gobiernos en Ginebra sonó también la alarma por el fuerte aumento de la caza furtiva de elefantes para extraerles los colmillos y de rinocerontes para hacer lo mismo con su cuerno.

"Estamos en un momento crítico y el riesgo de perder biodiversidad, oportunidades de trabajo y recursos en general es alto", advirtió el presidente del Comité Permanente de la CITES, Oystein Storkersen, al presentar a la prensa los resultados de las sesiones.

Recordó que al menos 1.000 millones de personas dependen directamente del uso sostenible de los recursos naturales para su alimentación y comercio.

En el caso del marfil, su comercio está totalmente prohibido, pero tiene un mercado ilegal en constante expansión, principalmente en Asia, donde China y Tailandia surgen como los principales países de destino.

Storkersen sostuvo que en los últimos tres años, el aumento del tráfico de marfil ha sido mayor que en los últimos diez años.

Esta situación, añadió, ha llevado a la CITES a plantear la creación de un banco de ADN para que, cuando haya un decomiso, pueda determinarse el origen del marfil, que en países de origen, como Sudáfrica, está causando un nivel de violencia que llega al asesinato repetido de guardabosques.

En cuanto al cuerno de rinoceronte, cuyo comercio ilegal se ha disparado por sus supuestas virtudes afrodisiacas y como droga recreativa, Storkersen dijo que se están formando poderosas mafias para traficar con este producto, que puede alcanzar un precio de hasta 200.000 dólares por pieza en los mercados occidentales.

"Su precio es similar al del kilo de cocaína", comentó Storkensen, quien destacó el desequilibrio entre las duras penas de cárcel que afrontan los narcotraficantes y las multas menores que han de pagar los contrabandistas de cuerno de rinoceronte.

"Necesitamos acciones más fuertes por parte de los países que son el mercado de estos productos", concluyó el presidente del Comité Permanente de la CITES.

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