Pulmones: las inquietudes de una generación consciente

El texto del dramaturgo británico Duncan MacMillan pone sobre una tarima desnuda a una pareja que se cuestiona si convertirse o no en padres, en un mundo hostil y acechado por el terrorismo, la crisis política y medioambiental. Su autor habla sobre la obra que, dirigida por Alvaro Viguera, es uno de los fenómenos teatrales de la temporada.




PODRÍA ocurrir en Londres, París, Tokio o Nueva York. También a este lado del mundo, entre los senderos del Parque Lezama de Buenos Aires, o en algún barrio céntrico y ruidoso de Santiago. Esta historia podría, en realidad, suceder en cualquier rincón donde haya una sola pareja joven que decide poner en pausa el enamoramiento febril y replantearse el futuro. ¿Casarse, comprar un automóvil o irse a vivir lejos? O, más aún: ¿tener hijos? ¿Realmente quieren convertirse en padres y traer un hijo a un planeta como el que habitan hoy?

"Siempre ocurre y varía según el país -o la ciudad- donde se esté presentando, pero estoy seguro de que muchos se han sentido parte de la precariedad del futuro. Para nuestra generación en particular, tener que imaginarlo todo provoca una gran incertidumbre y lucha, teniendo en cuenta la agitación política, el extremismo, la inestabilidad climática, el colapso financiero, el terrorismo... Al planificar una familia, son cosas que se podrían considerar", dice el dramaturgo británico Duncan MacMillan, de 36 años, autor de Pulmones, la obra producida por The Cow Company (Sunset Limited) que desde el 10 de junio se presenta en el Mori Bellavista, dirigida por Alvaro Viguera (Happy End) y protagonizada por Francisco Ossa (Tres noches de un sábado) y Francisca Lewin (Villa).

Primeras indicaciones (¿o imposiciones?) del autor: solo habrá dos actores sobre un escenario completamente desnudo. Casi no habrá juegos de luces. Tampoco música ni apagones que marquen el paso del tiempo por el que transitan sus protagonistas. Recién ahí, sobre una tarima verdosa, comienza el diálogo. Cuando su autor comenzó a escribir esta obra, estrenada en 2013 en el Roundabout de Londres, recuerda que se propuso sacudir el texto de todo artificio teatral para dar paso a una conversación honesta. Así llegó a hilvanar la historia de dos treinteañeros exitosos, enamorados el uno del otro a pesar de las diferencias, y que a tiempo de permanecer juntos comienzan a cuestionarse la vida en común. De pronto asoma su máxima duda: "¿Deberíamos tener un hijo?".

"Podría volar a Nueva York y de vuelta todos los días durante siete años y todavía no estaría dejando una huella de carbono tan grande como si tuviera un hijo. Diez mil toneladas de CO2. Este es el peso de la Torre Eiffel. Sería como dar a luz a la Torre Eiffel", le dice ella a él. "Nunca había escrito directamente sobre el clima o la superpoblación, pero desde entonces he colaborado con el científico Chris Rapley en una conferencia-espectáculo teatral llamado 2071 para el Royal Court Theatre y el Schauspielhaus de Hamburgo", cuenta MacMillan a La Tercera.

"Creo que la obra no se opone a lo que nos enseñaron, es la misma lección: hay que tratar de preservar la especie. Pero eso no quiere decir que contribuya a la población, pues la densidad está amenazando su supervivencia. Para mí, el teatro se trata de tomar decisiones, y la elección muy pequeña y elemental que están tomando ambos personajes contiene en su interior un conjunto mucho más grande de preguntas. ¿Soy una buena persona? ¿Voy a ser un buen padre? ¿Qué clase de mundo heredarán nuestros hijos? ¿Es prudente o necesario traer otra persona al mundo?", reflexiona.

Tras el debut en Londres ("Una distintiva e inusual historia de amor, brutalmente honesta, divertida y actual", anotó The Guardian), Pulmones pronto se ramificó a otros 15 países. La prensa tapizó de elogios al autor, que a pesar de su corta trayectoria  suma varios premios: en 2013. El mismo texto resultó ser la Mejor Obra del año para el Off West End Award; al siguiente, se alzó como el Mejor Director en los UK Theater Awards. También ha sido nominado dos veces a los premios Laurence Olivier en la categoría de Mejor Obra Nueva. Y ahora la pieza aterrizó en su  versión local, que en solo nueve funciones  desde el 10 de junio ya ha sido vista por más de 1.200 espectadores, y aún no anuncia su cierre de temporada.

"La intención no es proporcionar respuestas al público, sino plantear preguntas", aclara MacMillan. "Pulmones fue escrita como un reto para los actores y el público, también como un regalo. Es un enorme desafío para un director, ya que requiere mucha habilidad y confianza para trabajar sin la caja de herramientas de costumbre y para hacer su trabajo invisible. Es también un acto de cuerda floja para ambos actores: no hay nada ni nadie más que ellos. Controlan el ritmo, el tono, el viaje a través del juego. Se requiere resistencia física y emocional, una memoria increíble y la capacidad de escuchar y responder en el momento, no solo entre sí, sino también con el público. De esta manera es inevitable un espectáculo diferente cada noche. Es un ser vivo, que respira, y requiere de la audiencia para suspender su incredulidad y usar la imaginación. Esto es lo que mejor sabe hacer el teatro, creo".

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