René, el constructor

René de la Vega

René de la Vega no es el mismo que cantaba "Chica rica" y al que ridiculizaban. Estudió y ahora, sorprendiendo a medio mundo, ganó la alcaldía de Conchalí como independiente. Esta es su historia.




No es fácil hablar con René de la Vega por estos días. Hasta su oficina dedicada a la regularización de viviendas que da a la plaza Chabuca Granda, en avenida Recoleta, llegan periodistas, dirigentes de movimientos recónditos, vecinos que pasan a darle su apoyo, uno que otro cliente, y varios transeúntes que lo reconocen a la pasada y le gritan: ¡Wena, chica rica!

Hoy, René Arturo de la Vega Fuentes (38), técnico en obras civiles y edificación, constructor civil del Inacap, arquitecto del Uniacc y estudiante de Derecho, es también el alcalde electo por Conchalí. Pero como ganó sólo por 122 votos, el Partido Socialista y su contrincante, Marcela Rosales, no han reconocido su triunfo y lo están impugnando.

De la Vega luce cansado. No toma vacaciones hace seis años y él admite que los meses de campaña y la disputa electoral lo tienen agotado, con desórdenes de sueño y alimenticios. De hecho, en medio de la conversación casi se desmaya y debe esperar un par de minutos apoyado en una pared para reincorporarse. "Perdón, me mareé", dice y luego entra a su oficina, se va a un rincón y se come un flan. Sólo después de eso, René de la Vega puede hablar.

La edad de la inocencia

Al alcalde electo se le acerca un hombre con una chapita. Dice que es representante de algún colectivo difuso y le pide sacarse una foto co él. De la Vega solicita más información antes de aceptar. Después explica que cuando lanzó su candidatura ni los activistas ni los dirigentes políticos se le acercaron y que ahora, en cambio, que ganó gracias a la autogestión, su celular no para de sonar y que lo han llamado de distintos sectores políticos: "Podrían haber venido antes...".

Según él, no siente envidia del apoyo que Chile Vamos le dio a Cathy Barriga o del que recibió DJ Méndez de la Nueva Mayoría, y advierte que los famosos tienen que ser capaces de darse cuenta cuándo los partidos políticos los quieren utilizar. "Me hubiese encantado que DJ Méndez o que Cathy Barriga fueran solos. ¡Se puede hacer!", dice.

Insiste una y otra vez que es independiente, que eso le juega a favor con la gente, que no se casa con ningún bando y que en las presidenciales votó por Bachelet y luego por Piñera porque los jóvenes como él no se encandilan con los partidos, sino que se fijan en las personas.

Si a la gente le sorprendió que el ex cantante saliera electo, a él le sorprendió la poca diferencia de votos con sus rivales. "Es que no me vieron haciendo campaña ni trabajando en terreno. Por eso ahora se preguntan cómo lo hice. ¡Compadre, no lo hice ayer ni en una semana. Llevo trabajando muchos años en Conchalí!", asegura.

Su familia le advirtió que su nuevo camino sería difícil. "Fui el primero en decirle que no se metiera en esto, que la política es sucia y le pueden hacer daño", dice José de la Vega (62), su padre, quien junto a Luz Fuentes (58) fueron una pareja de padres sobreprotectores con sus cinco hijos, al punto de no dejarlos salir a jugar a la calle. René de la Vega recuerda que la primera vez que tomó una micro tenía 12 años y, obvio, se perdió, llegó hasta unas chacras en Maipú y no supo cómo devolverse a Conchalí. "Todavía son harto mamones, pero si me pregunta, ojalá que nunca hubieran ido de nuestro lado", asegura José.

La sobreprotección se acabó cuando se trataba de hacer plata. José, sin profesión ni oficio definido, incluyó desde chico a René en sus emprendimientos. Recuerda que la primera vez que su hijo trabajó con él tenía nueve años. Montó una compañía de payasos y René con peluca amarilla hacía de Porotín. Antes de ser cantante, también fue titiritero y Viejo Pascuero para la Navidad. Le pagaban 40 mil pesos por llevar los regalos a los niños de La Dehesa, y además fue salvavidas de la piscina municipal de Conchalí. Ahí, a los 14 años, conoció a su primera polola.

El rey René

"Siempre fui busquilla", dice De la Vega. El orquestador y compositor Christian Araya lo conoce desde su juventud. "Cómo olvidarlo, llegó un día de lluvia a mi casa y me dijo que llevaba un año buscándome", recuerda. Quería que lo ayudara a grabar temas de Elvis Presley, pero Araya le explicó que conseguir los permisos era imposible. En su lugar le ofreció una canción que había compuesto para otro cantante: "Chica rica". "Le pasé un casete, él escuchó la canción y le encantó. Le propuse hacer algo medio rockabilly, de la Nueva Ola. Así nació el concepto", cuenta. Grabaron en un estudio de calle José Domingo Cañas y ahí salió el disco Rene de la Vega (1999), que sería comprado por la EMI.

En esa época, De la Vega se levantaba todos los días a las siete de la mañana, se bañaba y maquillaba y partía a los canales y a la Feria del Disco a promocionar su trabajo. "Estaba resuelto a que le fuera bien. Se le notaba el ímpetu", dice Araya.

No consiguió ser un artista internacional, pero él cree que logró ser un hito. "La música es lo mejor que me ha pasado en la vida y recuerdo esa época con nostalgia, porque gracias a ella soy la persona que soy hoy", dice el ex cantante. A finales de 1999, "Chica rica" se proyectaba como la canción del verano y él, como una celebridad que se paseaba por Santiago vestido a lo Elvis sobre un convertible. Para el Festival de Viña de 2000, con la ayuda del sello EMI, arrendó una pieza del Hotel O'Higgins aunque no estaba en la parrilla oficial festivalera. Cuando llegaba a calle Arlegui con los fans detrás de las vallas papales quedaba claro: René era famoso.

El precio de la fama

Dieciséis años después, sentado en su escritorio con un papel mural desteñido con obras de arquitectura moderna como fondo, dice que la soñada exposición tuvo un costo. "No supe diferenciar a quienes me llevaban a los programas para ridiculizarme", reflexiona. Cuenta que había programas donde en una semana le decían que iba a llegar lejos y a la siguiente se reían del sobrepeso de su hermana en el video de "Chica rica".

¿Cuál fue tu error?

La sobreexposición, porque quería apasionadamente ser un cantante famoso. Cuando empecé a golpear puertas fui a la tele, la radio y los diarios, y me dijeron: 'Si a usted no lo conoce nadie, no vamos a poner su música. Si usted es famoso, lo vamos a hacer". Entonces recibí el concepto de famoso de forma errada. Yo no luchaba por ser famoso, sino que quería que me conocieran porque así mi música se iba a consagrar.

¿Cuál fue el costo de la sobreexposición?

Un bullying constante hacia mi familia.

Fue un período complicado en la vida de los De la Vega-Fuentes, hubo hasta apedreos en la casa y ataques con tarros de pintura al convertible de René. "Lo pasamos terriblemente mal y él dejó de ver televisión para no ver los chistes mala onda", dice su papá. El acoso de la gente era evidente. "Yo lo admiraba, él se manejaba bien en esas situaciones y soportaba los embates. No conozco a alguien más que sea capaz de hacer eso", dice Araya.

De la Vega recuerda un episodio que lo marcó: estaba en la playa con su hermano menor, que tenía ocho años en ese entonces, y desde un grupo les lanzaron un chuzo de construcción que casi golpea al niño. "Ahí dije: estamos de acuerdo, tengo un sueño y tengo que luchar por lo que quiero hacer, pero a mi familia no la iba a exponer".

Después vino lo peor. "Dejé de dormir, empecé a preocuparme todos los días y entré en un estado de estrés", dice. De ahí viene la versión que dice que estuvo con depresión, algo que él desmiente.

En medio de todo eso, cuando quiso hacer un segundo disco, no logró interesar al sello EMI. "Cuando algo no funciona, hay que buscar otra alternativa", repitió como tantas veces le había dicho su papá, y a los 24 años se puso a estudiar.

La reconstrucción

Patricio "Hado" Rodríguez, productor de las fiestas kitsch, donde De la Vega fue el primer artista invitado, recuerda ese período. "Ahí se pierde. Años después lo fui a buscar a su casa y en el lugar encontré un maestro en una construcción. Le pregunté por René ¡y era él con jockey y un poco más gordo!", dice y agrega que más allá de su ostracismo mediático nunca lo olvidaron. "De las cien llamadas que me han hecho en mi vida para pedirme teléfonos, setenta han sido por René. Él me decía 'no se lo des a nadie'. Mandó a todos a la cresta".

Alejado de la fama, De la Vega había iniciado una carrera en la construcción. En 2003 se tituló de técnico en edificación; en 2005, de constructor civil y en 2009, de arquitecto. "Se reconstruyó con los estudios", cuenta Katherine de la Vega, la hermana mayor, y agrega que René se amanecía estudiando. "Él siempre quiso estudiar pero no había plata. La música se lo permitió", agrega.

En ese período hizo muchos amigos, la mayoría mucho mayores que él porque lo hacía en horario vespertino con muchos profesionales. Además, se puso a pololear con Angélica Báez, hasta hoy su pareja y con quien tiene dos hijos.

Su primer y único edificio lo empezó a construir en 2005 junto a su padre sobre la antigua casa de su abuelo, en calle Río de Janeiro. Cuatro pisos ellos dos solos, sin maestros. "Cuando nos contaron que la iban a hacer él con mi papá, no nos cabía en la cabeza", cuenta su hermana mayor, pero al poco tiempo estaba toda la familia haciendo un "trencito" para bajar los miles de ladrillos de un camión.

Otro de sus nichos es la regularización de viviendas en las comunas del norte de Santiago. El alcalde electo dice que la falta de especialistas y el amiguismo lo han llevado a crear la fundación Chile Regulariza, que se dedica a formalizar construcciones y viviendas ampliadas sin los permisos correspondientes.

Por todo eso, en Chilevisión lo denominaron como "el cantante albañil", algo que fue ampliamente criticado en las redes sociales. "René de la Vega grabó un disco, fue hit, tiene dos títulos, construyó un edificio él solo y será alcalde... ¿Qué has hecho tú que lo trolleas?", decía un tuit.

Según él, su pasado en los medios lo preparó para todo esto. "Los chilenos somos chaqueteros, tratamos de tirar para abajo a la gente. Pero ya tengo 'cuero de chancho' y hay comentarios que me dan lo mismo. Finalmente mi vida ha sido un reality, expuesta a todos".

En 2009 fue detenido por giro doloso de cheques. "Soy un emprendedor, y cuando lo eres estás expuesto a hacer buenos y malos negocios", parte diciendo sobre el episodio que, según él, se produjo porque la construcción de su edificio demoró más de lo presupuestado -cinco en vez de tres años- y porque su socio lo estafó. "Para ser candidato a alcalde uno expone toda su vida y es comprobado por el sistema, si tienes algo no puedes ser candidato. Todo eso está solucionado", dice.

¿Cómo te gustaría que te recordaran como alcalde?

Como uno de los mejores alcaldes que pasó por Conchalí... como el alcalde del pueblo.

La entrevista termina y De la Vega posa para las fotos de rutina. A la misma hora van saliendo los escolares del colegio de la esquina. Probablemente ninguno de ellos había nacido cuando él se paseaba por Santiago sobre un descapotable vestido de Elvis. Los jóvenes lo observan y pasa lo de siempre: ¡Wena, chica rica!

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