Secretario General de la OEA denuncia que Cuba le impidió ingreso al país

A través de una carta dirigida a Rosa María Paya, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, explicó los motivos que le dio el consulado cubano para denegarle su acceso a la isla para recibir un premio por su defensa de los Derechos Humanos, tal como le ocurrió a la ex ministra Mariana Aylwin, quien estaba convocada a recibir un reconocimiento por su padre, el ex presidente Patricio Aylwin; y al ex presidente mexicano Felipe Calderón.

En la misiva compartida en su cuenta de Twitter, Almagro dio a conocer los motivos que le dio el organismo diplomático de la isla para negarle la visa en su calidad de representante del organismo latinoamericano y también como ciudadano uruguayo.

Según el líder de la OEA, su "solicitud de visa para el pasaporte oficial de la OEA fue denegada por el consulado de Cuba en Washington, al tiempo que me fue negada la posibilidad de ingreso con documento uruguayo, que no requiere visado". 

Así contó que el jueves pasado el funcionario Chris Hernández-Roy fue convocado a una reunión por el cónsul de Cuba en Washington y el primer secretario de consulado en el curso, donde se le transmitió que los motivos para negar el documento y su prohibición de ingresar a Cuba se basaban en la sorpresa las autoridades isleñas por la visita de Almagro y por su "involucramiento en actividades anti-cubanas". 

Además, se les señaló desde la administración de Raúl Castro que la solicitud de visa era considerado "una provocación inaceptable" y que el premio que se le entregaría no es reconocido por el Estado, además de que las actividades que organiza el grupo disidente Cuba Decide, dirigido por Payá, socavaban al sistema electoral de ese país. 

Ante esta explicación de las autoridades cubanas, Almagro aseguró que el único interés de su parte es "facilitar el acercamiento de Cuba a los valores y principios del sistema interamericano, tanto en lo que refiere a la defensa de la democracia como a la promoción y respeto de los Derechos Humanos, al tiempo de expandir los logros de Cuba en la ciencia, salud y educación a nuestra región".

La carta igualmente indica que "consideramos que sería bastante ridículo que luego de 67 años de revolución, tanto el bienestar del pueblo cubano, como las relaciones bilaterales con Estados Unidos, dependieran de esta ceremonia".

"No es mi interés evaluar la situación política interna de Cuba ni sus diferentes tendencias políticas y no me compete opinar sobre ello. Expliqué que mi presencia y la ceremonia del día 22 de febrero no se diferencia de otros eventos similares que tienen lugar en otros países de la región y en los que he participado y que se realizan sin que el gobierno los apoye necesariamente, pero sin censurarlos, porque son parte de la tolerancia de los sistemas y valores democráticos", señala Almagro al tiempo que explicó que su presencia no sería anti-cubana y que espera que no existan represalias con la organización.