Seguros para cuidar

La creación del seguro para padres con hijos enfermos graves, marcará un antes y un después en la historia de muchas familias.




"El tratamiento no tiene un horario"

El año pasado fue duro para la familia Sepúlveda. En Copiapó fueron víctimas de los aluviones de marzo, por lo que debieron trasladarse a la casa de un pariente. Fue durante ese tiempo que Tatiana se dio cuenta que había algo extraño en el caminar de su hija Magdalena (4). "Empecé a notar que mi hija caminaba mal, así que lo hablamos con mi marido, y aunque era complicado en ese momento buscar un médico, encontramos un pediatra, y de ahí fue muy rápido cómo pasó al neurólogo", explica.

Se trataba de un tumor cancerígeno. El tratamiento  era en Santiago,  por lo que Tatiana, quien trabajaba en Copiapó, debió empezar a ausentarse del trabajo para poder viajar a la capital con su hija. "En la empresa, las primeras semanas, entendían. Pero llega un momento en que te das cuenta que el tratamiento no tiene un horario", cuenta. La situación no dio para más y Tatiana perdió su empleo. Para los gastos del tratamiento, empezó  a buscar formas de cubrirlos, como bingos y rifas junto a sus familiares y amigos. Por este motivo el nuevo seguro es una esperanza para ellos: "Será necesario trabajar en él, luchar para mejorarlo, pero por lo menos ya existe más allá de una idea".

"El cáncer de un hijo, es un agujero negro"

Tres años y medio tiene Juan Pablo y en febrero de 2015 le declararon una leucemia linfoblástica. El diagnóstico fue un golpe para la familia. "Que tu hijo tenga cáncer, es un agujero negro. Te quieres morir, nos cambió la vida", dice Soledad Osorio, su madre.

Tuvo que olvidarse del trabajo para dedicar tiempo completo a Juan Pablo. "Primero tuve una semana de permiso, y luego licencia psiquiátrica. Ahora estoy con permiso sin goce de sueldo", cuenta.

Fueron muchos cambios, tanto emocionales como económicos. "Afortunadamente vivimos en Santiago, y pudimos seguir su tratamiento acá", comenta Soledad. Bingos y rifas entre amigos y en la empresa donde trabaja, fueron medidas para juntar los recursos y costear la enfermedad. "Hasta el momento hemos pagado casi $ 15 millones", detalla. El día que la Presidenta Michelle Bachelet anunció la creación del seguro, tanto Soledad como sus amigas que están en la misma situación, sintieron un triunfo: "Trabajamos para cuidar a nuestros hijos, y nos daba impotencia y rabia estar en una sociedad tan indolente, y por eso luchamos por este permiso, y verlo ahora, es maravilloso, pero hay que seguir luchando por mejoras".

"Aprobaron 15 días de seis meses" 

En abril del año pasado, a Joaquín de 12 años le diagnosticaron leucemia mieloide agresiva, cuyo tratamiento requería un trasplante de células madres y hospitalización en cuidados intensivos. El costo de un trasplante bordeaba los $ 50 millones, porque el joven tenía que buscar un donante en el extranjero. Evelyn, su madre, quien también es la jefa del hogar, tenía sólo tres meses para juntar el dinero.  Buscó ayuda de gente famosa y comenzó una campaña. "Joaquín no recibe ningún apoyo de su padre y yo, al ser jefa del hogar, no podía dejar mi trabajo, aunque pensé muchas veces en hacerlo", cuenta. Tras algunos meses de campaña y trabajo, colapsó. "La primera licencia de 15 días me la aceptaron, no así las siguientes, durante seis meses". Una vez que logró reunir el dinero y encontrar el donante, la familia tuvo que lidiar con  otra de las problemáticas que hay en torno a la importación de células madres. "Tuvimos que pagar $ 6 millones de IVA lo que es inconcebible", agrega.

"Para nosotros el seguro es un sueño hecho realidad. Aquí hay niños que mueren y familias que viven mucho dolor y frustración. Siento que todo el dolor valió la pena, no por nosotros, pero por todas las familias que vienen", destaca.

"Hoy por mí, ojalá nunca por ti" 

Con ese eslogan, compañeros de trabajo de Edith Rojas realizaron completadas y actividadades para juntar dinero y pagar los sueldos de la manipuladora de alimentos de La Serena y mamá de Martina, de tres años.

En abril de 2015, a su hija le diagnosticaron leucemia linfoblástica aguda, noticia que  la paralizó totalmente y la obligó a trasladarse a Santiago. Durante cinco meses permaneció en la capital, usando licencias médicas que fueron reiteradamente rechazadas. En todo ese tiempo, sus compañeros de trabajo realizaron actividades solidarias y entre todos, le hicieron parte de un sueldo, mientras ella se dedicaba a cuidar a su hija."Yo partí en abril a Santiago a minutos de saber que Martina tenía cáncer y sólo volví después de cinco meses a mi casa. Gracias al apoyo de mis compañeros pude tener dinero porque no me pagaban las licencias", dice Edith.

Agrega que nunca antes había pedido permiso con subsidio y "vi con mucho dolor cuando me las rechazaban una y otra vez. Ya es duro ver a tu hija con cáncer,  y se suma a eso el tema de las licencias. El anuncio por lo menos servirá para que las mamás, que tenemos la obligación de cuidar a nuestros hijos, podamos contar con ayuda".

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