Servicio Secreto de EE.UU. destituye a cuatro altos cargos tras reiterados escándalos
La violación de la seguridad de la Casa Blanca, del que son responsables los agentes del Servicio Secreto, es uno de los últimos casos bullados.
El Servicio Secreto de Estados Unidos destituyó a cuatro de sus altos cargos en la mayor remodelación en la estructura de la agencia desde que dimitiera en octubre su directora, Julia Pierson, tras los fallos de seguridad y los escándalos del año pasado, informaron hoy medios locales.
El director interino, Joseph Clancy, anunció el martes a los cuatro subdirectores destituidos que deben abandonar sus puestos, informó The Washington Post.
"El cambio es necesario para tener una perspectiva nueva sobre cómo efectuar nuestro trabajo. Estoy seguro de que estos altos funcionarios serán valiosos en otros puestos del Servicio Secreto o del Departamento", explicó Clancy al diario.
Uno de los escándalos más sonados que han lastrado la reputación de esta agencia fue el caso de doce agentes del Servicio Secreto que llevaron prostitutas a sus habitaciones de hotel antes de la visita del presidente estadounidense, Barack Obama, a Cartagena de Indias (Colombia) para la Cumbre de las Américas de 2012.
El suceso de alcance internacional obligó a endurecer las normas de esta agencia de elite dominada por hombres y derivó en el nombramiento por primera vez de una mujer como directora, Julia Pierson.
Pese los cambios impulsados por Pierson, los escándalos siguieron en el Servicio Secreto, cuerpo de elite cuya misión más sensible es velar por la seguridad del presidente de Estados Unidos.
Con el malestar por la actuación de los agentes de fondo, el grave incidente de seguridad ocurrido el 19 de septiembre de 2013, cuando por primera vez un individuo logró entrar armado en la Casa Blanca, condujo a la dimisión de Pierson.
Los empleados del Servicio Secreto alegan que los recortes presupuestarios de los últimos años les han desmoralizado y son la causa de una menor vigilancia sobre el trabajo de base.
Este cuerpo de seguridad está integrado por 6.600 agentes (6.900 en 2011) encargados de velar por la vida del mandatario y el vicepresidente, sus familias y los líderes extranjeros de visita en EE.UU.
Desde 2009, esta agencia tiene en sus manos la seguridad de Obama, el primer presidente afroamericano de EE.UU., un líder que ha recibido tres veces más amenazas de muerte que sus antecesores.
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