Texas, el estado que refleja la polarización entre Hillary y Trump

imagen-texas-ap

La retórica antilatina del candidato republicano ha sido pan de cada día en este estado, donde abundan las dudas y el escepticismo. Por eso es que Clinton intenta arrebatarle Texas a Trump. Pero no será nada fácil, ya que aquí han ganado los republicanos desde 1980.




Juan Pablo Addison, de 48 años, lo decidió a último momento. Estaba en la fila para votar en Katy, Texas, cuando concluyó que votaría por Donald Trump. Republicano desde la primera vez que votó en Estados Unidos en 2000, la incertidumbre frente al temperamento del candidato republicano lo hizo pensar que elegiría a Hillary Clinton.

"Trump es muy agresivo, su estilo es demasiado confrontacional. Si le sumas a eso las grabaciones donde habla con tanta crudeza de las mujeres, es una mezcla peligrosa", aseguró. Pero finalmente una conversación con su hijo, durante la hora que esperó antes de entrar a sufragar, lo convenció de que a pesar de sus defectos Trump era mejor que Clinton, especialmente en libertades religiosas.

Trump inició su campaña diciendo que construiría un muro en la frontera sur y México pagaría por aquello. Una premisa que ha mantenido hasta ahora. Por eso que de alguna manera Texas vive en carne propia la polarización electoral, con un 28% de votantes hispanos.

"Lo amargo de la contienda electoral y la retórica anti-latina, anti-inmigrante y específicamente en contra de la comunidad mexicana de parte de Trump, ha sido un factor muy importante que ha motivado a la comunidad a registrarse y a votar como nunca antes. Los ataques a nuestra comunidad se han sentido como ataques personales", asegura Carlos Duarte, director para Texas de Mi Familia Vota.

Es precisamente este ambiente, dominado también por las dudas y un creciente escepticismo en torno a Trump, lo que hace que un estado rojo como Texas esté en juego durante esta elección, a pesar de que los republicanos han dominado el área desde 1980. Según el sitio de estadísticas electorales Real Clear Politics, Trump tiene un 48% de intención de voto en Texas y Hillary un 38%. Un margen que ha ido variando día a día y que no es tan considerable tomando en cuenta que el republicano Mitt Romney ganó el estado en 2012 con una ventaja de 15 puntos, mientras que John McCain se impuso con una diferencia de 11,8 puntos en 2008.

El problema de Trump con lo estados tradicionalmente rojos, no termina con Texas. Arizona es considerado ahora un estado péndulo, es decir que tanto republicanos como demócratas lo pueden capturar. En 2012 Romney ganó con un cómodo 53,4%, contra un 44,4% de Barack Obama.

"Creo que el estado conservador donde Clinton tiene una mejor oportunidad es Arizona. está francamente peleado. Hay una posibilidad de que gane Texas, pero requerirá de una mayor participación de los latinos", aseguró Gabriel Sánchez, fundador de la firma Latino Decisions enfocada en sondeos de opinión pública. En Arizona la diferencia es de apenas cuatro puntos a favor de Trump.

Georgia es otro de los estados rojos donde Trump ha perdido terreno. En el promedio de Real Clear Politics, Trump está cinco puntos arriba (48%-43%). En la elección de 2012 Romney ganó el estado con un margen de ocho puntos.

A nivel nacional Trump ha logrado recuperar terreno luego que el director del Buró Federal de Investigaciones (FBI) James Comey, reabriera la investigación sobre los correos electrónicos privados de Clinton, durante su tiempo como secretaria de Estado (2009-2013). Ahora las encuestas los muestran con un margen de diferencia de apenas 2%, con Clinton arriba.

El cisma en el mapa electoral de Estados Unidos durante estas elecciones, es un reflejo de los cambios en la base de ambos partidos, además de los sentimientos que inspiran sus candidatos.

En el caso de Clinton la base progresista del partido demócrata ha sido difícil de movilizar, a pesar de que figuras como la senadora Elizabeth Warren y el ex candidato presidencial Bernie Sanders están dedicados por completo a hacer campaña en estados competitivos.

Hillary Clinton no tiene el carisma suficiente, ese que caracteriza a su esposo o a Obama y ella misma lo ha reconocido. Frente a los jóvenes -que prefieren a Sanders- la ex secretaria de Estado representa la vieja escuela, el Washington de siempre.

En el caso de Trump, son los republicanos tradicionales quienes le han dado la espalda. El magnate tiene serios problemas con figuras como Paul Ryan, actual presidente de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes. Figuras de peso como el ex Presidente George H. Bush han dicho en reuniones privadas que votarán por Clinton. Los republicanos de tradición no respetan a Trump.

"Esta es una elección totalmente insólita. Un candidato republicano que no es conservador y no es capaz de levantar el país y una candidata demócrata con el nivel de desconfianza más alto en su partido", aseguró el estratega republicano Danny Vargas.

"Que Trump esté perdiendo ventaja en estados republicanos no refleja un éxito de Hillary en esas áreas, sino más bien el rechazo a la figura de Trump localmente. Los republicanos de peso no lo respetan y no creen que tenga el temperamento ni la capacidad para ser Presidente", estima Brandon Rottinghaus, profesor del departamento de ciencia política en la U. de Houston.

Trump tiene su base de apoyo en el votante blanco con un nivel educacional moderado o bajo, su debilidad está en las mujeres y los latinos. En el caso de Clinton es justamente lo contrario.

En la encuesta de la firma PRRI y The Atlantic, Clinton obtuvo un 61% de las preferencias entre las mujeres a nivel nacional y Trump logró sólo un 28%. Luego que se difundiera la grabación donde el empresario habla en términos crudos sobre cómo "agarrar a las mujeres" y de las múltiples acusaciones de abuso en su contra, la mujer estadounidense está desencantada con Trump.

Lo mismo ocurre con los hispanos. Una encuesta de NBC en octubre mostró a Clinton con 67% de apoyo entre los latinos, versus Trump con 17%.

Si Trump pierde la elección será un desastre de proporciones para los republicanos, pero será aún más grave si pierde estados como Texas, Arizona y Georgia. Sería la derrota más estruendosa para el partido desde 1964.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.