Trump se refuerza tras su primera ofensiva como Presidente
El mandatario inició una ruta que marcará su gestión en la Casa Blanca. Trump había criticado a Barack Obama por su intervención en Siria.
Las imágenes lo habrían hecho cambiar de opinión. Niños se asfixiaban, sofocaban y miraban horrorizados, totalmente afectados por el ataque con armas químicas que habría lanzado el régimen de Basher Assad y que dejó 86 muertos. Los videos y fotografías habrían golpeado al Presidente Donald Trump. Y decidió actuar. "Es horrible. Ha cruzado muchas líneas rojas", dijo el mandatario. "Algo debe suceder", afirmó, horas antes de lanzar el primer gran ataque como Comandante en Jefe contra las fuerzas de Assad.
En seis años de guerra civil, Washington se había negado a enfrentar directamente al Ejército de Assad. La noche del jueves, buques de guerra estadounidenses lanzaron 59 misiles contra la base militar de Shayrat, en la provincia de Homs, lo que causó al menos 15 muertos. Trump dio luz verde a la ofensiva sin autorización del Congreso. Y ahora está dando un giro de 180 grados en el conflicto. Trump podría estar intentando trasladar a Estados Unidos al conflicto, en un esfuerzo por generar un mayor compromiso en Medio Oriente. De hecho, en febrero lanzó un ataque en Yemen.
La intervención directa contra Assad es el inicio de un nuevo e impredecible curso que marcará el paso de Trump por la Casa Blanca. Según los analistas, a pesar de que la ofensiva no provocó un daño considerable para el régimen, dio una señal del actuar del Presidente. Trump quiso mostrarle a Estados Unidos y al mundo que Washington está listo para intervenir militarmente en Siria.
Así, el ataque lo ha reforzado políticamente. Su acción fue aplaudida tanto dentro del país como desde el exterior. La OTAN respaldó la decisión, así como demócratas y republicanos que hace tiempo exigían una acción más fuerte en Siria.
El mandatario goza ahora de su primera victoria política, justo en momentos en los que según un sondeo de la U. de Quinnipiac posee una aprobación de un 35%, una de las más bajas de los mandatarios estadounidenses.
No obstante, Trump ha tenido visiones contradictorias sobre Siria. Antes de ser Presidente, criticó la participación estadounidense en la guerra. En 2013 aconsejó al entonces Presidente Barack Obama de no intervenir en el país árabe luego de que al igual que ahora, un ataque con armas químicas en las afueras de Damasco afectara a 1.400 civiles. "Presidente Obama, no ataque Siria", escribió en Twitter en septiembre de 2013. "No hay un aspecto positivo sino tremendos efectos negativos. Guarda tu pólvora para otro día (más importante)", dijo. Un año después, Obama inició una campaña contra el Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, pero evitó bombardear a las fuerzas de Assad. Ahora, Trump da señales de un claro quiebre con su antecesor.
También como candidato, dijo que forzar a Assad a salir del país no era una prioridad urgente para Estados Unidos como eliminar al Estado Islámico. Entonces criticó a Obama y a su rival demócrata Hillary Clinton, ex secretaria de Estado, por inmiscuirse en conflictos extranjeros. Además, criticó al entonces Presidente demócrata por aceptar a refugiados sirios.
Pero además de reforzar su posición interna, el ataque contra Assad, apoyado por la Rusia de Vladimir Putin, podría servirle al Presidente republicano para despejar dudas respecto de sus vínculos y los de su círculo cercano con Moscú. En las últimas semanas, las revelaciones de que importantes funcionarios de su administración se reunieron con diplomáticos rusos, incluido el embajador de Moscú en Washington durante la contienda electoral, lo tenía prácticamente contra las cuerdas, en un escenario de alta complejidad.
Precisamente eso había sido explotado por la oposición demócrata, que sostiene que Rusia intervino en la campaña presidencial mediante una serie de ciberataques y que fue Trump quien se benefició de esa oscura y aún no aclarada trama.
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