Una aplicación para diseñar la ciudad de sus sueños
Un juego en línea le da la posibilidad a los residentes de Nueva York de construir nuevos espacios en la ciudad, ver cómo funcionarían dentro de la comunidad e incorporar las sugerencias de todos los participantes.
Cinco muelles que se asoman del Battery Park en Manhattan, a imagen y semejanza de la corona de la Estatua de la Libertad.
Así es como el diseñador Levis Reyes vislumbra el extremo sur de la isla de Manhattan en Nueva York, Estados Unidos.
Y para desarrollar este proyecto urbanístico Reyes no tuvo necesidad de solicitar ningún tipo de permiso municipal: lo hizo en su computadora utilizando Betaville, una aplicación colaborativa online que le permite a los usuarios edificar en los espacios vacíos de la ciudad, como sucede en la ficción, en juegos como Sim City.
Los participantes pueden caminar o sobrevolar las calles de la urbe, ver cuánta energía usan algunos de los edificios en el bajo Manhattan y Brooklyn y verificar si existen otras alternativas para calefaccionarlos.
Mientras una persona diseña un inmueble, otros pueden ver la propuesta y modificarla.
Pero no se trata sólo de un pasatiempo, los creadores de Betaville esperan que estos diseños puedan convertirse en realidad.
Carl Skelton creó la plataforma Betaville cuando era director del Brooklyn Experimental Media Center de la Universidad de Nueva York.
Después de ver cómo fallaban los intentos para incorporar la opinión del público en los planes de regeneración urbana, a Skelton se le ocurrió que los juegos podían ser una buena manera de estimular la participación ciudadana.
Según dice, el éxito de Sim City lo hizo pensar en el potencial de los juegos.
Vuelo
Betaville es uno de varios proyectos que recurre a los videojuegos para incorporar a la comunidad en la planificación urbana.
En Participatory Chinatown los jugadores completan una serie de tareas sobre un modelo del barrio chino en Boston y comentan sobre el proyecto en general.
Community Planit, que se enfoca particularmente en Detroit y Boston, le permite a los participantes hacer comentarios sobre su entorno urbano, .
Sin embargo, lo que diferencia a Betaville de las demás aplicaciones, es que ésta hace que los usuarios puedan expresar claramente cómo quieren que se construya su ciudad.
La aplicación fue desarrollada con ayuda de un equipo de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Bremen, en Alemania.
Levis Reyes, diseñador y fan de Betaville, asegura que el juego le ayuda a dar rienda suelta a su creatividad.
"No se trata de lo que intento hacer sino de lo que puede ocurrir", dice este residente de Nueva York.
Además de los muelles de la libertad, Reyes propuso la creación de una estructura de enormes cilindros entre Manhattan y New Jersey, que se conectan por medio de carreteras.
Bloquear sí, crear no
Uno asumiría que a muchos arquitectos no les haría mucha gracia que el público opine sobre un tema que ellos dominan. Sin embargo, muchos apoyan a Betaville y creen además que la plataforma puede ayudar a los profesionales a hacer su trabajo más eficiente.
Jee Won Kim, un arquitecto de Nueva York que se especializa en el diseño de espacios públicos y residenciales, considera que cualquier proyecto que afecte al público requiere su aprobación.
Betaville, dice, le da a la gente una oportunidad para ver las propuestas en su contexto, y entender así cómo los nuevos edificios se acomodarán dentro de la comunidad.
"Si se hacen suficientes reuniones uno puede explicarlo", dice Kim, en referencia a los encuentros en los que los arquitectos muestran sus diseños al público.
Brooklyn
"Pero no es lo mismo si lo comparas con la posibilidad de caminar o volar alrededor de ellos y mirarlos por sí mismos".
El hecho de que la gente no sólo tenga acceso a ver los proyectos sino que también pueda dejar comentarios anónimos lo hace aún más atractivo, señala Kim.
"Es una forma genial de poner a prueba tus ideas. Cuanto más podamos involucrar al público y conseguir que nos apoyen, más posibilidades tendremos de que se construya nuestro proyecto".
De hecho, Martin Koplin, fundador de uno de los institutos de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Bremen, que colaboró en la creación de Betaville, cree que es una pena que sin esta clase de programas el público sólo tenga derecho a bloquear una propuesta pero no a moldearla.
"No tienen el poder de diseñar cosas pero sí de frenarlas", se queja.
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