Aspectos positivos y negativos de la Convención
Gran desafío es la que tiene la Convención Constitucional, que posee la tarea [SA1] histórica de proponer un texto de una nueva Constitución que fije el marco de la convivencia política y social de Chile en las próximas décadas. Por primera vez en la historia esta tarea recae en un conjunto muy diverso y plural de personas, con una integración paritaria de mujeres y hombres, con gran presencia de independientes y representantes de los pueblos originarios.
Habiendo transcurrido los primeros de su instalación cabe hacer un primer balance de su funcionamiento.
Dentro de los aspectos positivos cabe mencionar que la Convención se haya instalado en la fecha de su convocatoria y que haya comenzado a funcionar. Igualmente positivo ha sido todo el proceso de participación ciudadana que se ha abierto, a partir del inicio de los trabajos de la Convención. También resulta valorable el ritmo de su trabajo que implicó que dentro de los 100 primeros días desde su instalación logró aprobar los reglamentos que regulan su funcionamiento. Ello le ha posibilitado, a partir de fines de octubre, comenzar a deliberar las normas constitucionales.
Dentro de los aspectos negativos cabe mencionar el intento de algunos sectores por desconocer las reglas constitucionales que establecen el marco en el cual debe desenvolverse. Especial gravedad revistió el intento por desconocer la exigencia del quórum de 2/3 de los convencionales en ejercicio para aprobar las normas constitucionales, ya sea por la vía de rebajar ese quórum o de contemplar plebiscitos dirimentes en caso que ese quórum no se alcance. También han sido negativas ciertas propuestas para limitar la libertad de expresión y el intento de excluir a algunos grupos de las audiencias públicas.
Afortunadamente estos aspectos negativos se fueron resolviendo con la aprobación del plenario de los distintos reglamentos. Esencial importancia revistió el hecho que en el Reglamento General se contemplara la regla de que las nuevas normas constitucionales requerirían de la aprobación de 2/3 de los convencionales en ejercicio y la cláusula “candado” que señala que para cambiar esa regla se requiere también de 2/3 de los convencionales en ejercicio. A su vez, si bien se contemplaron los plebiscitos dirimentes intermedios para normas que hayan alcanzado los 3/5 pero no los 2/3, se dejó establecido que esa norma no era autoejecutable, ya que para que se pudiera implementar se requería de una reforma constitucional previa aprobada por 2/3 de los diputados y senadores en ejercicio. Con ello la Convención ratificó que estaba obligada a observar las reglas constitucionales al amparo de la cual ella fue constituida.
Con los discursos de apertura, la Convención ha comenzado a realizar su discusión de fondo. Ahora corresponde que comience el trabajo de cada una de sus comisiones para elaborar el texto de la propuesta de nueva Constitución, el que se llevará a cabo con gran participación ciudadana. Para enfrentar este proceso resulta esencial desarrollar un espíritu de diálogo, abandonando posiciones de trincheras y buscando afanosamente el acuerdo más amplio y transversal posible. No ayudan en nada en este propósito los discursos de un extremo del arco político que denuncian que la Convención nació viciada por la violencia, como tampoco los del otro extremo que quieren conseguir una Constitución de revancha en oposición a la Constitución de 1980.
Por nuestra parte, esperamos que la inmensa mayoría de la convencionales se empeñen en buscar, sin cesar, el acuerdo más amplio entre todas las fuerzas políticas y sociales representadas en la Convención, con el objetivo que lograr la casa común de todas y todos, la ley fundamental en que nos sintamos verdaderamente representados. Este será el gran desafío que enfrentará la Convención en los próximos meses.
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