Columna de José Miguel Ahumada y Andrés Bórquez: Cinco argumentos para que Chile sea miembro asociado de los BRICS
En un contexto internacional de cambios tan fundamentales en materia política, económica e institucional, la política exterior chilena debe superar la inercia y tomar una posición más asertiva. En particular, en las últimas décadas hemos presenciado un giro geo-económico clave: desaceleración de potencias tradicionales como Europa y Estados Unidos, y la emergencia del Este Asiático y la India. En efecto, la participación del BRICS en el PIB mundial ha crecido sostenidamente, pasando de representar el 16% a principios de los noventa, a un 35% en el año 2023, mientras que la participación del G7 cayó de un 45% a un 30% en el mismo periodo.
En ese escenario, Chile tiene ante sí una oportunidad fundamental: convertirse en el primer país de la cuenca americana del pacífico en integrarse como miembro asociado del bloque BRICS. En un año en que Brasil ostenta la presidencia del grupo, es el momento propicio para que nuestro país dé ese salto. Y esto, por lo menos, por cinco razones.
En primer lugar, es innegable que China e India se perfilan como potencias en ascenso, mientras que los pilares del orden mundial euroamericano enfrentan desafíos significativos. Formar parte de los BRICS permitiría a Chile posicionarse favorablemente en un bloque dinámico que representa el 40% del PIB mundial y el 51% de la población global. La inclusión de nuevos miembros —pasando de cinco a diez miembros plenos este año— refleja el dinamismo y la relevancia del grupo en la nueva arquitectura geo-económica.
En segundo lugar, los intereses más concretos de Chile, países como China, India y Brasil constituyen socios estratégicos. El primero representa cerca del 40% de nuestras exportaciones y alrededor de un cuarto de nuestras importaciones. El segundo es nuestro principal socio comercial en América Latina, y un actor clave en agendas como el corredor bio-oceánico. Finalmente, India es un mercado al cual Chile ha deseado profundizar sus lazos comerciales hace décadas, con magros resultados. El salto al BRICS permitiría consolidar la alianza con India y, así, dar una señal importante a la India de voluntad de profundizar nuestras alianzas bilaterales.
En tercer lugar, la participación en este bloque brinda a Chile la oportunidad de actuar, no solo como espectador de las transformaciones del sistema internacional, sino también como actor activo que pueda contribuir al fortalecimiento del Sur Global, nuestro espacio natural. La posición de Chile en los BRICS le permitiría ser un actor clave en los temas que preocupan a la región, garantizando que se escuchen nuestras voces y que se integren nuestras realidades en la adopción de decisiones que nos afectan.
En cuarto lugar, diversificar nuestras alianzas geopolíticas también es fundamental. Si bien Chile tiene un estatus destacado como miembro de la OCDE, sumarse a los BRICS representaría un paso hacia la multi-pertenencia, lo que podría ofrecer mayor flexibilidad y resiliencia frente a este periodo de transición del orden internacional. En 2025, el foro del BRICS contará con la participación de los nuevos miembros asociados, que son clave para los intereses de Chile en el sudeste asiático, como Vietnam, Tailandia y Malasia, lo que podría abrir nuevas vías de cooperación e inversión.
En quinto lugar, participar activamente en este grupo nos brinda la posibilidad de optar a otras fuentes de financiación para infraestructuras de desarrollo. Chile necesita renovar su infraestructura logística y productiva, y desde los países emergentes han surgido nuevas instituciones financieras multilaterales, como el Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS y el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura, que apuntan a complementar los mecanismos financieros establecidos por las instituciones de Bretton Woods.
Es urgente que Chile, en aras de promover sus intereses nacionales, mueva fichas, tome delantera, aproveche ventanas de oportunidad internacional. La inercia es una mala consejera. Desde su posición estratégica en la cuenca americana del Pacífico, Chile puede contribuir al desarrollo de los BRICS. Este paso no solo consolidaría su papel como actor relevante en el Sur Global, sino que también fortalecería su economía y diversificaría sus relaciones internacionales
Por José Miguel Ahumada y Andrés Bórquez, académicos Instituto de Estudios Internacionales, Universidad de Chile.
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