Columna de Natalia Piergentili: Que no está perdido aquello que no fue
Esta frase es parte de “Canción para un viejo amigo”, del compositor y cantante español Ismael Serrano. Una canción centrada en la nostalgia, en cuya letra se expresa que “nadie nos avisó que crecer es aprender que para regresar y para casi todo es tarde” … Pero que a pesar de ello, “que no está perdido aquello que no fue”
Mientras escuchaba esta canción venía a mi mente la discusión sobre el tema de la seguridad, donde el gobierno ha tomado un visible liderazgo y la forma de desestimar aquello, por parte de la oposición, es planteando que hoy se están aprobando leyes que ya en el gobierno anterior habían sido enviadas al Congreso. Y sí, puede que, en su mayoría, muchas de las urgencias legislativas actuales hayan sido desestimadas por las mismas fuerzas políticas en el pasado, pero ¿es eso condenable en sí mismo?, ¿es ese un argumento para no valorar y construir colectivamente, sin recriminaciones mediante, la agenda de seguridad de hoy y mañana?
Claramente no se puede regresar el tiempo atrás y si se pudiese no hay ser humano en el mundo que no cambiaría algo de lo que hizo, o de lo que pensaba. Por lo mismo, buscar en esa irrealidad una manera de atacar políticamente pareciera ser una deshonestidad, ya que lo complejo y condenable seria que, a pesar del tiempo, de los aprendizajes y de las responsabilidades, se persistiera en las acciones del pasado.
No es solo el optimismo patológico de esta columnista que cree que aún estamos a tiempo, lo dice también la experiencia comparada, y los expertos. Esa esperanza también se funda a propósito no solo de las leyes de seguridad, sino del compromiso y de los cambios favorables que ha hecho y seguirá haciendo la fiscalía y el Ministerio Público. En otro ámbito, la propuesta de ocupar el modelo de concesiones para nuevas cárceles dado que el Estado no está en condiciones de hacer estas inversiones, junto a los inhibidores de señales como tecnología de punta, la legislación que sigue la ruta del dinero, entre otros tantos aspectos legales y operativos.
Nadie podría saber a ciencia cierta que, de haber estado aprobadas en el gobierno anterior las leyes que en la actualidad están en tramitación (algunas con cambios sustantivos) se hubieran impedido asaltos, portonazos, contrabando, o las tan dolorosas e irreparables pérdidas de vidas humanas. Plantear esto como una verdad, no solo no contribuye a encontrar un clima más propicio para sacar adelante esta agenda, sino, además, es jugar de manera maliciosa con los sentimientos de quienes sufren y seguirán sufriendo por la pérdida de los suyos.
En política no todo vale, menos cuando los argumentos trastean con las emociones basándose en especulaciones, ya que lo único que está en nuestras manos y que sí podemos cambiar es el presente para trazar un futuro, y en la actualidad seguridad y pensiones son dos cuestiones sobre las cuales la ciudadanía se pronuncia cada día, pidiendo acuerdos y urgencia, pero con el foco puesto en sus realidades y carencias y no en las banderas y dogmas partidarios.
No nos podemos extraviar como país, debemos hacer posible hoy, lo que algunos dan por perdido.
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