Columna de Paula Escobar: Ganó el Orrego con filtro
La primera vez que postuló a gobernador, en 2021, lo acusaron de “pinochetista”. Su contendora, Karina Oliva (del partido Comunes, QEPD), lo quiso perfilar como un hombre no solo de derecha, sino apoyador de la dictadura. Para un opositor a la dictadura de toda su vida, como Claudio Orrego, resultaba ofensivo y hasta insólito tener que defender algo tan básico de su historia.
En una segunda vuelta infartante, le ganó a Oliva y a Apruebo Dignidad (FA más PC), con votos de su sector de centroizquierda (el Socialismo Democrático revivió con su triunfo), más la centroderecha y derecha. Ha tenido una gestión valorada como gobernador. Las encuestas lo han mostrado sostenidamente como de los mejores evaluados. Ha trabajado, es un hecho, con los alcaldes de todos los colores. Podrá gustar más o gustar menos, pero es un hecho que ha evitado insultos, improperios y polarizaciones. Es, y siempre ha sido, hijo de la Concertación y de la política de los 30 años.
Salto en el tiempo, y es 2024: en su reelección como gobernador lo intentaron perfilar, desde la campaña de su contendor, como “filocomunista”. El que antes decían que era pinochetista, ahora era el amigo de los comunistas, radical de izquierda, octubrista… Que era el candidato del gobierno, que era un plebiscito a Boric; faltó poco que le cargaran la responsabilidad por el caso Monsalve.
Pero volvió a ganar.
Para algunos, ayer se convirtió en el candidato presidencial mejor aspectado del centro, la centro izquierda y la izquierda.
Puede ser, pero falta un año eterno. Lo que sí quedó claro es qué se valora en términos de estilo, de sustancia, y de trayectoria. En el primer punto, la gente confirma en esta elección estar cansada de la política de todo vale, de descalificar al adversario con falsedades o extrapolaciones. Se confirma el hastío de las personas con la polarización política, con el revanchismo (PNUD), con la inflexibilidad.
En seguida, ha puesto el foco en logros concretos: árboles, pintura de fachadas, equipamiento para seguridad, mitigación del cambio climático. Ha intentado ante todo no ser odioso con quienes son sus adversarios políticos, intentar poner una mirada de futuro, en vez de quedarse pegado en las trifulcas del hoy.
Comunicar una mirada de futuro compartido, salir en la trinchera, apelar a valores transversales. Y transmitir una autenticidad, basada en su propia carrera y aprendizajes de una vida entera de servidor público, que ha sabido de triunfos y derrotas. Presidente de la FEUC, varias veces alcalde, ministro, candidato presidencial, gobernador. No se ha saltado ninguna etapa.
El Orrego que ayer ganó “la madre de todas las batallas” es uno que siempre se ha medido y se ha moderado, para no ampliar la brecha, la grieta como llaman en Argentina, que es donde hasta lo más mínimo se transforma en un arma ideológica contra el “enemigo”.
La mayor lección es que ayer ganó el Orrego que se pone filtros, esos que tanto se necesitan para salir de la parálisis y empezar a encontrar acuerdos básicos, más allá de cualquier diferencia política.