Columna de Paula Escobar: La derecha y el despelote total

Renovacion Nacional
Parlamentarios de Renovacion Nacional anuncian Acusacion Constitucional contra el Presidente Gabriel Boric . FOTO: DEDVI MISSENE


Cuando apareció la noticia se pensó que era falsa. A eso de las 6 de la tarde del lunes, los chats se llenaban de preguntas: ¿Es esto verdad? No puede ser…

Pero lo era.

Mientras los diputados RN debatían sobre si se sumaban o no a la acusación constitucional del P. Republicano contra la ministra del Interior, Carolina Tohá, se les ocurrió una idea “mejor”: acusar constitucionalmente al Presidente Boric. Sin consultar con la directiva del partido, ni con el resto del partido, ni con sus socios de Chile Vamos, ni con sus liderazgos relevantes. Así, a dos semanas de una elección, le dieron visto bueno a su idea y salieron raudos a comunicarlo públicamente, en la voz de la jefa de esa bancada, Ximena Ossandón.

No solo Chile Vamos se enteró por la prensa; el mismo presidente de RN, senador Rodrigo Galilea, lo supo así. Tras el estupor, le quitaron el piso a esta “iniciativa” en menos de una hora, tanto el presidente de su partido como el jefe de bancada UDI, lo mismo Evópoli. Incluso, dirigentes gremiales empresariales dijeron que esta avalancha de acusaciones constitucionales no ayudaba en nada a la inversión… Y dentro del Congreso, la matemática se complicó: cómo iban a ver todos los proyectos de ley en trámite urgente, sumados a los nombramientos también urgentes, más las tres AC a miembros de la Corte Suprema, si además se sumaba esta acusación contra las dos primeras autoridades del Ejecutivo. Los del P. Republicano comían cabritas mientras, ya que frente a los de RN quedaban, según ellos, como “moderados”.

Pero los iracundos diputados RN dijeron que no la iban a bajar, que era lo que la gente les pedía en la calle, hasta dieron como argumento que los tuiteros afines querían en su gran mayoría que fueran contra Boric…

Menos de un día después, la bajaron.

Así, la bancada de diputados RN dio uno de los espectáculos más patéticos, pero más iluminadores de dónde está la derecha hoy, del último tiempo.

En primer lugar, la falta de disciplina intrapartidaria ha sido llevada acá a niveles superlativos. Nuestro sistema de partidos ya no solo tiene como gravísimo el problema de la fragmentación en 23 partidos, sino la falta de la más mínima disciplina interna dentro de ellos, incluso de quienes son militantes. Uno se pregunta para qué hay presidentes de partido si cada lote va por la libre, incluso cuando se trata de algo tan serio y grave como intentar la destitución del Presidente de la República. (Algo que, además, ya sufrió el sector en el gobierno de Sebastián Piñera. ¿Es el revanchismo la propuesta?). La reforma al sistema político que se ha comprometido debe incluir medidas en pos de hacer más sólida esta disciplina intrapartidaria. Es de teatro del absurdo este nivel de insubordinación, así como se ven febles las bases de la coalición si tampoco hubo consulta con sus socios. La movida de los diputados RN parece haber sido buscar ventaja sobre los socios o especialmente sobre el P. Republicano. “La tuya y dos más”, es decir, jugarle en la cancha de ellos, competir por quién es más duro. Esa tendencia a la entropía como respuesta a las luchas hegemónicas dentro de la derecha muestra ante la opinión pública a un sector en una severa crisis de identidad. Si fuera un paciente, sería uno que frente a la amenaza y el miedo, reacciona con la disolución de su identidad: un día es una cosa, al otro, lo contrario. RN, por su tradición y su práctica, se mostraba como el partido más dialogante, más dispuesto a colaborar y construir acuerdos de la derecha (junto con Evópoli). Sin embargo, presionados por la acción de los del P. Republicano, algunos se transmutan y caen en la competencia por la confrontación y el conflicto. Ese vaivén ansioso y hasta maniaco de RN es revelador.

Argumentan que son las tensiones ante la elección, y que los republicanos podrían aplastarlos en las municipales. Pero entonces la pregunta más inquietante es para qué quieren ganar y ganarles, si al más mínimo apriete de la realidad se desorganizan, se caotizan y difuminan las líneas identitarias que los separan de sus competidores dentro de la derecha. Estos días ha habido una serie de episodios que revelan esa tendencia a la confusión: sea si hay que “celebrar” o no el Golpe de Estado, sea si un sueldo de 17 millones por media jornada se justifica por la “libertad”, sea si destituir a Tohá -y Boric- ayuda en algo a que Chile salga adelante.

Y la siguiente pregunta es qué le ofrecen al país, cuál es su visión de futuro, cuando gastan el día completo aportillando al gobierno, y bien poco más que eso. Criticar es el rol de la oposición, claro, pero también debiera serlo proponer, y por cierto acordar algunos espacios fuera de la grieta en que se pueda colaborar, para no paralizar al país.

Y la pregunta más importante que este triste episodio deja es cómo pretenden gobernar si no son capaces de gobernarse.

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