Columna de Paula Escobar: La posibilidad de avanzar

El presidente Boric junto a la presidenta de la Sofofa, Rosario Navarro, anoche en el Encuentro Anual de la Industria.

Urge salir, entonces, de esta lucha entre élites, que desatiende las necesidades de la población, que distrae de lo importante, y cava su propia tumba colectiva. Y los liderazgos, como decíamos, son clave: aquellos que sean capaces de mirar más allá del corto plazo, y estén dispuestos a recibir “fuego amigo” por tender puentes con el otro.



Lo primero a destacar: el lugar. El Museo Nacional de Bellas Artes, maravilloso edificio patrimonial inaugurado para el centenario. Refleja y encarna aquello que permanece, pese a los vaivenes, las diferencias, las etapas difíciles y dolorosas de la historia. Además, está en pleno centro, un espacio donde parte de la élite dice que “no va” desde el estallido.

Luego: el tono. Rosario Navarro, la mandamás de la Sofofa, dio en el clavo en la tradicional comida anual del gremio empresarial, al transmitir un mensaje preciso, sereno, optimista, aunque no ingenuo, esperanzador y de sensatez. Mientras distintos puentes se proyectaban en los muros de nuestro bello museo nacional, ella hablaba sin estridencias sobre cómo poder avanzar en conjunto hacia los desafíos urgentes de Chile. Con mucho respeto por el Presidente Boric y sus ministros, y a la vez, con mucha firmeza al señalar las peticiones y diferencias.

Y luego: lo de fondo. Pidió sacar adelante tres reformas, tres pactos, tres espacios donde ponerse de acuerdo hoy, no mañana. Acuerdo tributario, acuerdo en reforma de pensiones (y con solidaridad, dice Navarro), y reforma al sistema político. Y hacer esos acuerdos en este gobierno, no en el otro. Contrario a lo que algunos dicen -en on y sobre todo en off- de que el país poco menos que se está cayendo a pedazos, y que es mejor esperar al próximo gobierno para invertir, Navarro ha tenido otra actitud, lo que le ha valido no pocas críticas y ciertos resquemores dentro de los “sofofos”. Pese a eso, ella ha tendido puentes, tratando de encontrar espacios de acuerdo. Ha sido, en tal sentido, un liderazgo a favor de la “despolarización”. Liderazgos que hoy son clave para destrabar el país y avanzar, y salir del juego de suma cero, del cálculo político de corto plazo, que tiene al país empantanado.

La actitud de Navarro refleja aquello que la gente pide a gritos: que no sigan peleando. Encuestas Criteria, PNUD, CEP, revelan ese cansancio con la beligerancia y el conflicto agudizado como método de acción política. Y la gente tiene el diagnóstico de que en esa pelea constante está el origen de la parálisis. Las últimas elecciones mostraron que la visión más moderada se tradujo en votos, quedando derrotados liderazgos hostiles o incluso agresivos. Y es que las personas no están polarizadas, es una élite la que lo está. Tal como sostiene José Joaquín Brunner, las élites chilenas están en una guerra “autodestructiva”, una batalla de “escándalos”, donde se amplifica aquello que pueda quitarle prestigio, credibilidad y capital simbólico al adversario. Una batalla miope, porque es un juego donde nadie gana. “Tal como está planteada esta querella, y a semejanza de lo ocurrido en oportunidades anteriores, ninguno de los actores involucrados saldrá favorecido ni fortalecido”, dice Brunner.

Urge salir, entonces, de esta lucha entre élites, que desatiende las necesidades de la población, que distrae de lo importante, y cava su propia tumba colectiva. Y los liderazgos, como decíamos, son clave: aquellos que sean capaces de mirar más allá del corto plazo, y estén dispuestos a recibir “fuego amigo” por tender puentes con el otro. Salvo en los que hacen del ataque al “contrario” su razón de ser, los liderazgos “despolarizantes” existen en los distintos sectores políticos y de la sociedad.

Navarro mostró en este encuentro ese sello y ese temple más transversal y dialogante. En vez de decir que “los dejen trabajar tranquilos”, o que les tienen “mala” -como otros- su relato se basó en expresar justo lo contrario: que nadie puede prosperar solo. Ni el gobierno, ni las empresas, ni las personas, ni la sociedad. Y hay enormes oportunidades, y habrá siempre diferencias, el punto es cómo se tramitan esas diferencias. El juego de la polarización subjetiva (el modo), más la de ideas (que anula la posibilidad de soluciones de compromiso, al transformar todo en un gallito), arruina la posibilidad más básica de acordar algo.

El discurso del Presidente Boric también fue sereno, y bastante ponderado. Llamó a tratar de encontrar la “mejor proposición” de lo que dice el otro y reconoció en el crecimiento económico una prioridad esencial, algo que desde el empresariado se debería valorar como una evolución positiva y significativa para el sector del Presidente, que no lo incluyó en su programa de gobierno, y lo miraba sin darle importancia.

En definitiva, la reunión de la Sofofa instaló un ánimo mejor, y la impronta de Rosario Navarro intentando liderar al empresariado hacia otros lugares de encuentro, se notó. Ella forma parte de un destacado grupo de mujeres chilenas que han roto techos de cristal, liderando gremios y organizaciones empresariales que nunca habían tenido una mujer al mando. Y que han estado haciendo, pese a todo, la diferencia. Intentando construir puentes en vez de cavar zanjas.