Columna de Tomás Jordán: Las elecciones de octubre y un nuevo sistema político de 4/4

Elecciones de octubre y un nuevo sistema político
Elecciones de octubre y un nuevo sistema político ELECCIONES PRIMARIAS DE ALCALDE 2024 EN LA COMUNA DE QUILPUE. FOTO: DEDVI MISSENE


Las elecciones municipales muchas veces son vistas como momentos políticos comunes. Pero, en la historia de Chile, algunas de ellas han ido configurando el sistema político. El voto de las mujeres en las municipales de 1935, la irrupción de la DC en las de 1963, la consolidación de la UP en las de 1971 o el triunfo de la derecha en 2008 como antecedente al primer Gobierno de Piñera, son solo algunos ejemplos.

Las elecciones de octubre serán, a diferencia de las de 2021, darán señales del camino político de los próximos años. Los comicios pasados fueron expresión del estallido social, asunto que fue determinante en la elegibilidad de los convencionales constituyentes y de los gobiernos locales y regionales, triunfando la izquierda y centro-izquierda indiscutidamente. Hoy, tras dos procesos fracasados de diferente impronta pero con igual resultado, las señales parecen ser que la política que se configure este año será una foto inicial del nuevo sistema político.

Lo primero que es necesario comprender es la institución de un sistema de cuatro cuartos. Nuestro desarrollo político, desde mediados del siglo XIX y por casi todo el siglo XX, nos mostró un sistema de tres tercios, transitando en los noventa y dos mil por un modelo de dos grandes bloques. Desde las presidenciales de 2021 el sistema comprende una izquierda, una centro-izquierda, una centro-derecha y una derecha radical, confirmado en las elecciones de consejeros de mayo del año pasado.

Octubre mostrará la fuerza de cada grupo. Es posible examinar que la izquierda y derecha radical asegurarán su posición en el sistema. Pareciera que la izquierda cobija gran parte del incombustible 30% de apoyo permanente al gobierno y la derecha radical sigue siendo consistente no obstante su derrota en el plebiscito de diciembre pasado, ello expresado en su constante fuerza de atracción de las posiciones de las derechas en el Congreso. El desafío principal lo tienen las fuerzas moderadas de la centro-izquierda y centro-derecha. Sostener un sistema que tiende permanentemente a la polarización dificulta la política como articulación de acuerdos en el eje izquierda-derecha, pues la mayor distancia entre los dos polos lo hace más difícil de recorrer.

A lo anterior se le adiciona un hecho que lo agrava. Un asunto son los sectores políticos y otro son los actores políticos que operan en él. La última encuesta CEP, de junio-julio de 2024, expresó que el 3% confía en los partidos políticos, el 63% no se identifica con ninguno e igual porcentaje cree que la corrupción está extendida en el Congreso. La contracara es que hoy el 54,5% son candidaturas independientes, respaldando los datos de la encuesta y mostrando un retorno a la idealización del independiente como factor de legitimidad, cuestión que tuvo su punto más alto en las elecciones de convencionales y las listas de independientes. La principal competencia de los partidos políticos viene de ellos mismos, debiendo demostrar que son la alternativa para la mantención del régimen democrático representativo.

Finalmente, se visualizará si la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres produjo o no un cambio cultural. No existe cuota en las elecciones locales, asunto que da como resultado que hoy un 16,2% son alcaldesas y un 33,2% concejalas y, de cara a octubre, hay un 24,2% de candidaturas a alcaldesas y 40,2% a concejalas. Esto es una alerta roja, considerando, además, la cuota para el Congreso concluye en la elección de noviembre de 2025. Hay que estar atentos.

Por Tomás Jordán, abogado constitucionalista.