De Brunner a Garretón, respuesta a Paula Escobar

Nueva Constitución

Por Felipe Kast, senador

Paula Escobar dedica la columna del último domingo a instalar una serie de prejuicios e imprecisiones que me parece importante clarificar. Su crítica principal se centra en mi decisión de rechazar la propuesta de la Convención argumentando que “La Constitución no está lista, pero el ícono del partido que se supone más de centro de Chile Vamos se alineó -espontáneamente- con miembros de la derecha más dura en la campaña por convencer ahora ya a las personas de votar Rechazo, antes de leer el texto definitivo, al que aún le falta su paso por la Comisión de Normas Transitorias y la de Armonización”.

Llama la atención que la periodista desconozca el reglamento de la Convención, pues sabría que las comisiones de Normas Transitorias y de Armonización no tienen facultad de cambiar, excepto en su estética, lo aprobado en el Pleno. Ella tiene derecho a estar a favor de la Convención, y puede hacer campaña por el Apuebo si lo estima conveniente, pero no debería desinformar sobre cómo funciona el proceso. Lo aprobado por el Pleno es el contenido definitivo de la propuesta, y de hecho un poco más adelante ella se contradice al citar la opinión de Javier Couso, “Yo considero que es perfectamente posible vivir con este texto”. Pareciera que sería correcto manifestarse a favor de lo aprobado, pero no sería aceptable manifestarse en contra porque “aún le falta su paso por la Comisión de Normas Transitorias y la de Armonización”.

Para sustentar su tesis de que Evópoli estaría alineando con la derecha dura se ve obligada a omitir posiciones similares que provienen de personas de centroizquierda, como el caso de Jorge Correa Sutil que señala “Este texto pone en riesgo la democracia”;  Rene Cortázar, “Lo que vamos a tener es un quiebre de la unidad nacional con este texto”; José Joaquín Brunner, “la principal falla de la CC fue transformar el espíritu del octubrismo en inspiración del texto”; Óscar Guillermo Garretón, “voté apruebo para tener una nueva Constitución, no una nueva nación, y menos plurinaciones trozando Chile”, o Andrés Jouannet “estoy muy decepcionado y defraudado de los que está haciendo la CC”. Sería absurdo acusarlos de estar alineados con la derecha más dura por manifestarse en contra de la Convención. Quizás ellos sí leyeron el texto aprobado, lo encuentran deficiente y están genuinamente preocupados por el futuro de Chile.

El siguiente elemento que grafica la falta de rigurosidad de Paula Escobar es que, ocupando una cita de Lagos, plantea que los constituyentes de Evópoli han sido marginados en la Convención porque “han hecho bastante para ser excluidos” en materia constitucional. Es difícil saber de dónde proviene este prejuicio, pero en su rol como periodista debería conocer los distintos esfuerzos que ha realizado Evópoli en materia constitucional. Cuando Michelle Bachelet convocó a diversos actores sociales el 2015 para participar en los cabildos ciudadanos (ELA) para elaborar una nueva Constitución (8 mil encuentros) le pidió al presidente de Evópoli, Hernán Larraín, ser parte del equipo y trabajar durante dos años en el proceso liderado por Patricio Zapata. No solo eso, Evópoli participó oficial y activamente del proceso a lo largo del país.

Luego, en la previa al inicio de la Convención, Evópoli fue de los pocos partidos que presentó formalmente una propuesta con las bases conceptuales para una nueva Constitución, con el apoyo del Centro de Estudios Horizontal. Este documento fue comentado por Francisco Huenchumilla y Carolina Tohá. Posteriormente, durante todo el proceso de la Convención los convencionales de Evópoli han realizado un trabajo constructivo e incansable con una serie de propuestas, pero solo han recibido portazos. Y esto no ha ocurrido porque “hayan hecho bastante para ser excluidos”, como argumenta ella, sino porque a la izquierda se farreó la oportunidad de construir una casa de todos.

Quienes llamamos a votar Apruebo en el plebiscito de entrada y creímos importante construir una nueva Constitución tenemos la responsabilidad de estudiar en profundidad el texto aprobado por el Pleno y hacernos la pregunta, ¿es esta propuesta positiva o negativa para las instituciones y para las futuras generaciones de nuestro país? Mi respuesta a esa pregunta es conocida, y nace luego de estudiar la propuesta de la Convención en detalle. Estoy convencido de que en caso de aprobarse este texto el 4 de septiembre tendrá un efecto negativo en nuestras instituciones, en el desarrollo del país, y en la convivencia nacional. Invito a Paula Escobar a dejar los sesgos a un lado y estudiar con serenidad el texto aprobado para hacerse de una opinión informada. No es necesario esperar a que terminen las comisiones de Normas Transitorias y de Armonización para hacerlo.

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