Los desafíos para Chile ante el gobierno de Trump

Trump meets with House Republicans on Capitol Hill in Washington
REUTERS/Brian Snyder REFILE - QUALITY REPEAT

Las implicancias globales que conllevará la nueva administración lleva a preguntarse si el país está preparado para enfrentar estas complejidades y forjar vínculos aún más estrechos con Estados Unidos.



El segundo mandato presidencial de Donald Trump previsiblemente abrirá un nuevo escenario global, considerando que su política interna y externa estará fuertemente centrada en privilegiar los intereses de Estados Unidos, lo que desde ya puede abrir escenarios particularmente complejos para la economía mundial.

El presidente electo no solo ha prometido llevar a cabo masivas políticas de deportación y reforzar el control de sus fronteras, sino que también ha mencionado que podría implementar fuertes medidas arancelarias con el fin de proteger la industria estadounidense y fomentar el empleo doméstico. Para estos fines ha planteado la posibilidad de aplicar un arancel general que podría ir entre el 6 y 20%, además de gravar los productos chinos con aranceles del 60%. Esto podría abrir una guerra comercial con China, la que también se podría extender con la Unión Europea, a la que Trump reprocha su escaso interés por los productos manufacturados en Estados Unidos.

En el caso de América Latina, Trump no solo ha sido explícito en sus críticas hacia México, sino que también ha cuestionado en duros términos a regímenes como el de Cuba, Venezuela y Nicaragua. El hecho de que haya nombrado al senador Marco Rubio -un tenaz detractor de dichos regímenes- como futuro secretario de Estado -siendo la primera vez que alguien de ascendencia latina ocupe dicho cargo- ha sido leído como un guiño al votante latino, pero también como una señal de que los temas relativos a la región estarán más presentes en el nuevo gobierno de Trump. Cabe tener presente que Rubio manifestó hace un tiempo su preocupación por supuestos operativos en Chile del grupo terrorista Hezbolá.

En este contexto, cabe preguntarse si Chile está preparado para enfrentar este desafiante escenario, lo que exigiría una estrategia no solo especialmente activa para anticiparse a estos posibles frentes, sino que también se asegure de cultivar buenas relaciones con el gobierno de Trump. Nuestro país tiene la ventaja de que desde 2004 tiene vigente un tratado de libre comercio con Estados Unidos -de amplios beneficios mutuos-, así como un reciente tratado de doble tributación. Tiene también un tratado de libre comercio con China, lo que en principio lo deja en mejor pie frente a posibles guerras comerciales.

Con todo, es un hecho que a nivel regional es el gobierno del Presidente Javier Milei el que ha tomado la delantera con Trump -prueba de ello es la decisión de Milei de despedir a su excanciller por haber votado en Naciones Unidas en contra del embargo norteamericano hacia Cuba-, lo que hace previsible que la futura administración verá en Argentina a un probable socio estratégico, lo que podría traerle importantes réditos. En ese orden de cosas, Chile no debería quedarse atrás, pero la interrogante que surge es si existe una estrategia a nivel de gobierno para desplegar esfuerzos que permitan forjar vínculos mucho más estrechos. El hecho de que el embajador ante Estados Unidos haya sido un duro crítico de Trump, además de imprudente, desde luego no parece un buen punto de partida.

Crucial será que el país brinde a las empresas extranjeras un marco de estabilidad jurídica, algo que en el pasado reciente se ha visto resentido por políticas como los retiros de fondos de pensiones, algo que motivó el reclamo de aseguradoras norteamericanas ante el gobierno del Presidente Biden. Son “gustos” que el país ya no se puede volver a permitir, algo de lo que los parlamentarios también deben ser especialmente conscientes.

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