Cómo lograr la siesta perfecta

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La oportunidad de dormir una siesta durante el día es casi imposible en la rutina normal. Pero una de las ventajas de estar en aislamiento es poder darse el gusto de hacerlo. Sin embargo, estos momentos para dormir deben muy controlados, porque una siesta larga podría terminar desencadenando diferentes problemas del sueño.

Desde la NASA aseguran haber encontrado la fórmula perfecta. A través de un estudio que publicó la revista Time, indicaron que la siesta debería durar exactamente 26 minutos. Esta cantidad de tiempo mejoraría el rendimiento del cerebro en un 34% y el estado de alerta en un 54%. Para llegar a estos resultados, observaron a un grupo de controladores aéreos que obtuvieron un permiso para dormir durante su turno de trabajo.

"Una siesta controlada siempre es buena idea porque tiene diferentes beneficios: ayuda a la memoria, mejora la atención y brinda energía. No obstante, todo esto depende del tiempo. Si te pasas de los 30 minutos, generalmente, el cuerpo despierta mucho más cansado que recuperado", explica la doctora Laura Botta, del Instituto Europeo del sueño.

Esta extraña paradoja se debe a que el cerebro funciona a base de ondas cerebrales, las que cambian según el estado de una persona, si es que está en vigilia o durmiendo. Cuando se trata del sueño, la actividad eléctrica también varía según la fase en la que nos encontremos. Desde la National Sleep Foundation lo explican así: "Tomar una siesta de entre 30 y 60 minutos hará que lleguemos a las etapas más profundas del sueño, donde las ondas cerebrales se vuelven más lentas. Lo que provoca que nos sintamos aturdidos, como con sensación de resaca".

Botta concuerda con esto, sin embargo, asegura que también depende de cuánto tarde cada persona en dormirse. "Hay estudios que demuestran que un 20% de la población se demora menos de 30 minutos en llegar a una etapa profunda. Y que cuando se descansó mal la noche anterior sucede lo mismo porque el cuerpo hace el esfuerzo por lograr rápidamente el sueño reparador. Para evitar despertar mal, yo siempre recomiendo que no se excedan de los 25 minutos", explica.

Sin embargo, en un contexto de encierro, las reglas para quienes están sufriendo de insomnio deben cambiar. "Hay un problema evidente del sueño a causa del desorden de rutina y la falta de luz natural. Si una persona siente que está durmiendo mal en la noche, la recomendación es no dormir siesta por el riesgo a que se pase del tiempo aconsejado y que su cerebro logre realmente descansar durante el día. Lo que terminaría desencadenando una alteración hormonal", dice la especialista.

Para calcular con exactitud el tiempo y evitar que exceda los 25 minutos, Laura recomienda sumar entre 15 a 20 minutos en la alarma, ya que eso es lo que tarde la mayoría de la población en quedarse dormido. Si cuesta lograr conciliar el sueño, es mejor darse por vencido y tomarlo como una señal de que el cuerpo no necesita descansar.

"También puede pasar que nos demoremos porque, si se está todo el día en la cama y se establece ese lugar para hacer otras actividades como trabajar, el cerebro se confunde y le cuesta distinguir que ese espacio es para descansar. Es fundamental que ahora que estamos en la casa la ocupemos solo para dormir", aclara.

Sobre el momento del día, al periodo entre las siete de la tarde y las nueve de la noche se le denomina como 'el horario prohibido'. Y es que si una persona recupera energías a esas horas, lo más probable es que le cueste volver a conciliar el sueño tempranamente y termine desvelándose. Lo ideal es hacerlo entre las dos y las cinco de la tarde.

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