No conocer el tipo de pelo que tenemos suele llevarnos a comprar productos equivocados: elegimos el champú y bálsamo de moda o el que vimos promocionado en redes sociales, y luego nos sorprendemos cuando no vemos los efectos esperados. Eso, porque no estamos usando lo que nuestro pelo realmente necesita.

El Dr. Robinson Guerrero -quien se ha especializado en el tratamiento capilar-, describe de manera simple cómo identificar si el cabello es seco o graso: “El pelo seco es el que necesita hidratación extra del acondicionador y pelo graso es el que al final del día ya da sensación de suciedad”. Además, el pelo graso pierde volumen por el peso de la grasa. La peluquera Andrea Silva (mijacaranda.cl) también se refiere a otras características del pelo seco: “Se ve opaco, tiene volumen pero se ve poco armónico, lo que se relaciona al frizz”.

El pelo graso puede tener orígenes como la genética de cada persona, causas hormonales o el exceso de estimulación de las glándulas sebáceas, especialmente cuando éstas son más sensibles. Por el contrario, el cabello seco es causado por el funcionamiento deficiente de esas glándulas.

A eso se suma el cabello normal, aquel que logra mantener un equilibrio ya que no es ni demasiado seco ni demasiado grasoso. Es el que normalmente se puede peinar fácilmente.

Pero hay otra clasificación: la de raíces grasas y puntas secas. “Es algo que se da mucho, especialmente en pelos largos grasos que se lavan demasiado y que por eso no se alcanza a hidratar hasta la punta con el sebo que emanan las glándulas sebáceas”, dice Andrea. Ese es un punto clave, ya que la grasa del cuero cabelludo es el mejor hidratante para cualquier tipo de pelo.

Pero el pelo va cambiando con el tiempo y ello tiene que ver con el factor endocrino. En el caso de las mujeres, es usual que cuando las niñas llegan a la pubertad el pelo se ponga más graso y que con el paso de los años y el descenso del estrógeno se noten cambios claros como una textura más seca. Además, la Dra. Michelle Mauret, especialista en implante y reparación capilar de la Clínica Terré, señala: “Es muy común encontrarse con pacientes post menopausia que presenten alopecia androgénica”.

Otras variables son el clima, la contaminación y el estrés. “Debido al estado tensional provocado por el Covid-19 y el estallido social ha aumentado la caída de pelo por motivos tensionales. En Chile se ha visto un aumento en la caída, fenómeno que llamamos efluvio telogénico”, explica el Dr. Guerrero

¿Cómo elegir el champú adecuado?

Al identificar qué tipo de pelo se tiene, esto se hace mucho más fácil, “pero también es importante considerar si presenta alguna enfermedad de la piel, como por dermatitis seborreica o psoriasis”, destaca la dermatóloga de la Clínica Santa María, Irene Araya. Lo mismo en el caso de las personas que puedan reaccionar con una dermatitis de contacto alérgica a determinados productos: “En esos casos se recomienda un champú de tipo hipoalergénico, no irritantes y sin fragancias”, aclara la doctora.

En el caso de los champús para pelo seco, estos cuentan con ingredientes que hidratan el tallo piloso y se recomiendan tanto a las personas que lo tienen así originalmente, como para quienes se han hecho ajustes estéticos como teñido, ya que puede resecar. Además, los productos para pelo graso pueden oxidar y eliminar el color. Los champús para pelo seco deben ser productos hidratantes y nutritivos, y un buen consejo es cada cierto tiempo realizar masajes capilares, los que aportan en brillo y apariencia.

Por otra parte, los champús para pelo graso no contienen acondicionadores. Se recomiendan los que son de limpieza profunda, idealmente en gel y con una textura liviana. Andrea Silva aconseja evitar la frotación excesiva en el cuero cabelludo para no estimular las glándulas sebáceas: “Hay que lavarlo con la palma de la mano y movimientos suaves. Es ideal hacer dos pasadas con champú: la primera para lavar y la segunda para dar brillo”.