Cuando las fiestas de fin de año son un recordatorio de soledad y tristeza
Aunque para numerosas personas las fiestas de fin de año significan encuentro y calor de hogar, la presión de ser felices y la carga mental que rodea estas fechas contribuyen a que muchas otras sientan todo lo contrario: ansiedad, estrés y pena.
Nos acercamos al fin de año y todo en nuestro entorno huele a “espíritu navideño”: los villancicos en el supermercado, las luces que decoran las calles, los árboles de pascua en las casas y las publicidades de familias sonrientes que se reúnen para celebrar. Aunque la Navidad y el Año Nuevo son para muchas personas sinónimos de comer rico y disfrutar con la familia y amigos, para otros, despiertan sentimientos más oscuros como la tristeza y la soledad.
“Está documentado que en las fiestas aumentan las sensaciones de soledad y ansiedad”, explica Jennifer Conejero, psicóloga de la Clínica Santa María y académica de la facultad de medicina de la Universidad de Chile. “Se suman factores económicos y la expectativa de tener que pasarlo bien y mostrarlo al resto. Todo esto se incrementa por las redes sociales”, agrega.
La obligación de ser feliz
La presión invisible de experimentar felicidad en estas fechas contribuye a que muchas personas acaben sintiendo todo lo contrario. “Socialmente, las imágenes de las Navidades y de fin de año están asociadas a encuentros familiares, espacios de celebración y felicidad”, dice Alemka Tomicic, directora de Psicología de la Universidad Diego Portales.
El problema está en que estas expectativas –infladas por la publicidad y las redes sociales– generan un contraste notable con las realidades individuales.
En Chile, una de esas realidades es la soledad, que afecta a uno de cada cinco chilenos y tiene una mayor incidencia en las mujeres, según el Termómetro de la Salud Mental de junio. Más reciente, el estudio Bienestar Hoy destacó la preocupante prevalencia de la soledad entre los chilenos (31%). Un sentimiento reforzado durante las celebraciones de fin de año, incluso para quienes están rodeados de familiares y amigos.
Tomicic explica que uno puede sentirse solo aunque tenga compañía. “La soledad se caracteriza por una experiencia de desconexión con el otro, de no sentirse parte de un colectivo y de tener percepciones más bien negativas respecto a la posibilidad de apoyo social, algo sumamente importante para el bienestar y la salud”, dice.
En este periodo se suele hacer, además, un balance –de manera consciente o no– de cómo fue el año, de lo que logramos y lo que dejamos a medias, de las personas que perdimos. “Estas fechas determinan un ciclo que termina y algunas personas pueden sentir ansiedad al pensar, por ejemplo, que no han cumplido sus metas y todo lo propuesto para el año”, explica Tomicic. “Si fue un año en donde se sufrieron pérdidas, se puede incrementar esa sensación de soledad y ansiedad”, agrega Conejero.
Existen, por otra parte, varias pequeñas situaciones, que sumadas, pueden generar estrés en el momento del año donde por lo general estamos más cansados. A la organización navideña y la compra de regalos, se añaden las tensiones familiares que pueden surgir de estos encuentros. Muchas personas tienen que lidiar también con el estrés financiero que surge de la obligación de cumplir con las compras y regalos. “Estos pueden ser períodos de alto estrés con la organización de las fiestas, las tensiones familiares que provoca y la coordinación de reuniones cuando hay hijos e hijas grandes, familias ensambladas”, dice Tomicic.
Según las especialistas, las personas que padecen trastornos de salud mental podrían ser especialmente vulnerables durante estas fechas. “Puede afectar a personas que sufran depresión por los sentimientos de pérdida o la culpa por no ser capaz de disfrutar y pensar que se arrastra a los seres queridos a esta situación. Pueden aumentar los pensamientos de muerte”, explica Conejero. “Los trastornos ansiosos pueden aumentar por la obligación de pasarlo bien, pero también el tener que ir a comprar cosas y exponerse a grandes grupos de personas. El estrés puede afectar el ánimo”, agrega.
Una carga mental que no se reparte
Organizar y hacer calzar las distintas celebraciones de fin de año de la familia, del colegio, de la oficina. Comprar regalos, planificar, cocinar, decorar. Guardar los uniformes escolares, armar el árbol, planificar las vacaciones. Hacer que la plata alcance. Diciembre está cargado de actividades y reuniones que necesitan planificación y, en general, son las mujeres las que tienen que lidiar solas con esta oleada de deberes. Es una situación que, según Tomicic, es recurrente durante todo el año y que suele exacerbarse en estas fechas, también porque coincide con las vacaciones escolares. “Estas actividades están dentro de las labores de cuidado y, como se ha demostrado en la investigación, en Chile la labor de preocuparse por el bienestar de los otros recae en las mujeres”, explica la experta.
Esta sobrecarga mental puede aumentar la ansiedad de las mujeres, explica Conejero. “Y con el tiempo también va generando tristeza y frustración al no poder dedicarse a sí mismas ni el mínimo tiempo o no sentirse acompañadas en estos períodos, sino solo exigidas”, agrega.
¿Cómo se enfrenta?
Un primer paso, explican las especialistas, es mantenerse en movimiento. Esto no significa encerrarse en un gimnasio o salir a trotar: salir a caminar unos minutos todos los días puede ayudar.
Para Daniela Morel, socia fundadora de Casa Siete, en estas fechas es crucial potenciar la actividad física para estimular la secreción de lo que se conoce como el “cuarteto de la felicidad”: serotonina, dopamina, oxitocina y endorfinas, esenciales para el bienestar fisiológico y emocional. “La adopción de hábitos saludables no solo mejora nuestra salud física, sino que también fortalece nuestra capacidad de gestionar nuestra emocionalidad y sentirnos mejor con la vida en general”, dice.
Además, cuidar el sueño y evitar el consumo excesivo de alcohol, que por estas fechas se dispara y en la mayoría de los casos solo agrava los síntomas. “La falta de sueño y el consumo o aumento del consumo de alcohol influye en generar una experiencia que a veces es más bien ingrata”, dice Tomicic.
Hay que tener en cuenta, dice la académica, que muchas de las personas que experimentan soledad y tristeza durante las fiestas probablemente también se sienten así el resto del tiempo. Buscar colectivamente formas de encuentro durante todo el año podría ser también una forma de enfrentar este problema. “Yo creo que el mejor antídoto para esta soledad negativa y esta tristeza tiene que ver con la conexión con el otro. Suena sencillo. No lo es, pero es posible”, dice.
Conejero hace un llamado a pensar en quienes pueden sentirse más tristes en esta época y “visitarlos, escribirles, hacer una llamada telefónica para recordarles que están presentes para nosotros”. También regular el consumo y ver los regalos como una oportunidad de conexión más que un deber por cumplir.
Es muy importante soltar las obligaciones sociales de ser feliz en Navidad o Año Nuevo y protegerse ante situaciones que puedan generar más aislamiento. “Entender que no estar bien es aceptable y normal. Si esto sucede por períodos muy largos de tiempo, se puede buscar la ayuda de un especialista”, concluye Conejero.
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