Cuentos de moda: Isabella Blow

La estilista de moda británica, famosa por sus extravagantes sombreros, murió a los 48 años.




El diseñador de moda inglés Alexander McQueen debe estar muy triste. Tan triste como el maestro de los sombreros, el inglés Philip Treacy, o la súper top model Stella Tennant. El ojo visionario de la inglesa Isabella Blow se cerró el domingo 6 de mayo luego de suicidarse. Quien fuera una de las más influyentes consultoras de moda y estilistas de los últimas dos décadas tenía 48 años y estaba enferma de cáncer. Cuando McQueen mostró su colección de ropa para graduarse en el St Martins College, ella quiso comprarla completa. Ese sólo gesto lo catapultó a la fama inmediata. El diseñador Hussein Chalayan, las modelos Stella Tennant, Sophie Dahl y su mismísima prima Honor Fraser también le cayeron en gracia a su ojo influyente.

Más cerca nuestro también hizo lo suyo al participar activamente en el lanzamiento internacional del modisto brasileño más exitoso de hoy, Alexandre Herchcovitch, a quien conoció cuando participó en dos ediciones del São Paulo Fashion Week en el año 2001. Grandes aciertos de recientes cambios de imagen de marcas reconocidas tienen su opinión impresa: es el caso de Lacoste y Swarovski, marcas de las cuales fue una consultora activa. Nació en 1958 con el nombre de Isabella Delves Broughton. Vivió en Cheshire los primeros 21 años de su vida y en 1979 se trasladó a Nueva York para estudiar Arte Chino Antiguo en la Universidad de Columbia. En 1981 fue presentada por el cantante británico Bryan Ferry a la entonces directora de moda del Vogue americano, Ana Wintour, de quien fue su asistente. En 1986 volvió a Londres para trabajar como asistente de Michael Roberts, director de moda de la revista Tatler y de The Sunday Times. Luego sería nombrada editora de estilo de Tatler. En 1989 se casó con Detmar Blow. Desde 1993 en adelante trabajó 4 años en el Vogue inglés donde hizo historias de moda notables de la mano del fotógrafo Steven Meisel, y luego fue directora de moda de la revista Style del Sunday Times.

La influencia efectiva de esta mujer en la moda va más alla de su currículo o de sus logros impresos, tiene que ver también con su curiosa estampa. Su apariencia era extraordinaria, al igual que su manera de vestir. Su cara, lo más parecida que he visto en vida a una de Las señoritas de Avignon de Picasso, era difícil de no mirar. Y sus atuendos, adelantados como 10 años a la moda, estaban siempre, pero siempre coronados con algún modelo de sombrero de Philip Treacy. Todos a quienes ella levantó lograron reconocimiento y respeto en sus mundos. Fue uno de los típicos personajes que están reconociendo y apostando por el talento de los otros, y que cuando mueren, muy pocos saben su nombre.

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