En el poncho del padre
Es el menor de los integrantes de Quilapayún, se sumó en 2003 para ocupar el lugar de su papá, el fallecido Willy Oddó. En la mítica banda –que este año celebra su medio siglo de vida– agarró vuelo propio y en paralelo se aventuró con su carrera solista que suma ya dos álbumes.
Paula 1184. Sábado 10 de octubre de 2015.
Es el menor de los integrantes de Quilapayún, se sumó en 2003 para ocupar el lugar de su papá, el fallecido Willy Oddó. En la mítica banda –que este año celebra su medio siglo de vida– agarró vuelo propio y en paralelo se aventuró con su carrera solista que suma ya dos álbumes.
Conservaron solo tres ponchos. Eran de distintas épocas de Quilapayún, el histórico grupo fundado en 1965. Ismael escogió el más largo, el que usó su padre desde 1972 hasta 1984. "Yo estaba en Francia cuando me invitó Hugo (Lagos) a integrarme al Quila para ocupar el puesto de mi padre. Yo era músico de planta del Teatro del Silencio, la compañía de Mauricio Celedón. El poncho lo recuperé en 2004 para los conciertos de Música en la Memoria, de Inti+Quila. Ahí me lo puse y no lo he dejado de usar hasta el día de hoy".
Ismael nació en 1975 cuando la totalidad de la agrupación vivía el exilio en distintos departamentos de un edificio en Colombes, un barrio del Gran París. Volvió a Chile junto a su familia meses después del plebiscito de 1988 y se interesó en partes iguales por el hip hop y el teatro. Nunca pensó en cantar, hasta que en noviembre de 1991 su padre fue asesinado por un travesti en un confuso incidente en las cercanías de Plaza Italia. Ismael tenía 16 años y el hecho lo llevó a investigar el legado de su padre y su rol en la Nueva Canción Chilena, y a acercarse lentamente a la música. "La versión sobre su muerte fue facilista por una parte y políticamente dirigida. El pensamiento fácil dijo: 'Ah, a los comunistas también les gusta el hueveo, entonces murió en su ley'. Es un elemento de indignación que no he podido calmar totalmente, se ha convertido en un motor para denunciar las cosas que denuncio en mis discos, todo tiene que ver con eso, incluso en las canciones alegres que le hacen contrapunto a algo que yo considero una tragedia", dice Oddó.
Antes de sus trabajos en solitario ya había publicado canciones propias en el disco Solistas, que Quilapayún lanzó en 2009, como El Tango del Willy o Vals de París. En 2011 editó Bando N° 1, su primer disco, con un cariz más fusión que su banda madre, y en agosto pasado hizo lo propio con Ecce Homo, su segundo trabajo, el que cuenta con colaboraciones de músicos como Camila Moreno, Gepe y Nano Stern. Ambos trabajos tienen una paleta bastante ecléctica, donde conviven el rock, la música latinoamericana y el hip hop. "La Nueva Canción se nutrió siempre de distintos ritmos de Latinoamérica y de distintas maneras de contar las cosas: desde un joropo venezolano para La muralla, o un chachachá con La batea; hasta la Cantata, donde hay un interés por la música docta. Todo eso es parte de lo que me habita, no tengo interés de hacer una canción pop con buenos resultados en las radios. Me gusta hacer cosas raras porque son las que me interpelan. Ponerlas de otras maneras en una canción... ¿por qué no? Me muero de hambre, pero es más entretenido".
Coordenadas:
Quilapayún 50 años. Concierto íntimo. Domingo 18 de octubre a las 19 hrs. Teatro Nescafé de las Artes, Manuel Montt 032, Providencia. Entradas desde $14.000 en boleterías del teatro y en www.ticketek.cl
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