Esta fue mi joyita
Regalado, comprado, heredado o prestado. Las historias del primer auto de estas 5 mujeres hablan de muchas horas detrás del volante, velocidad, pololos y expololos, paseos, música a todo volumen e incontables anécdotas.
Andrea Hoffman
Empecé a trabajar de chica y siempre quise comprarme un auto. Así que abrí una cuenta de ahorro y a los 22, con 800 mil pesos, lo compré.
'Pantanal', en honor a la popular teleserie brasileña que transmitió TVN en 1992. Así bautizó Andrea su escarabajo cuando se lo compró luego de años de ahorro. "Empecé a trabajar de chica y siempre tuve como objetivo comprarme un auto. Así que abrí una cuenta de ahorro y a los 22, con 800 mi pesos -¡que para esa época era mucho!-, lo compré. Me lo vendió el papá de mi hija, que en ese tiempo era mi pololo y tenía una automotora; yo me creía hippie, así que el escarabajo era el auto de mis sueños, me lo imaginaba lleno de florcitas y signos de paz. Lo tuve 4 años y jamás me dio un problema, solo que como el motor estaba atrás no podía subir muchos pasajeros porque se paraba. Así que si éramos muchos amigos, hacíamos cachipún para ver quién se iba en micro. Lo tuve que vender por razones de fuerza mayor... Manejando por Colón, atrasada a un ensayo del programa De jueves, choqué y le volé uno de sus tutitos (tapa-ruedas), así que Juan (su exmarido) me dijo que era momento de cambiarlo y lo puse a la venta. Nunca más lo vi, pero siempre que me cruzo con un escarabajo abro bien los ojos a ver si es mi 'Pantanal'".
Soledad Onetto
En 6 años nunca me dejó en pana, solo quedé botada una vez, pero fue por mi culpa: por tomar una curva muy rápido me 'cuneteé' y le rompí todo el neumático.
Fue para la celebración de su cumpleaños 19 que Soledad recibió 'la perlita' en el estacionamiento de un restaurante italiano. "Estábamos con mi Nono y mi Ita, y cuando llegamos al estacionamiento veo a su Charade -que mi abuelo mantenía impecable- con un ramo de flores sobre el techo, ahí me dicen: 'Tolita este auto es para ti' ¡Toda mi familia sabía de la sorpresa! Jamás esperé tener un auto, menos heredar el de mis abuelos", recuerda. En ese auto aprendió gran parte de lo que sabe de mecánica, y fue su primer flechazo como fanática de los autos y de la velocidad, por algo ahora es embajadora de Jaguar. "Nos turnábamos con una amiga que vivía cerca para manejar a la Universidad, de hecho el auto no estuvo completo hasta que le pegué la calcomanía de periodismo de la Católica. Como soy maniática con la limpieza lo tenía impecable, hasta el día de hoy intento lavar mi auto yo. En 6 años nunca me dejó en pana, solo quedé botada una vez, pero fue por mi culpa: por tomar una curva muy rápido me 'cuneteé' y le rompí todo el neumático. Esa es mi debilidad, me encanta la velocidad".
Pamela Fidalgo
Me acuerdo que llegué a meter hasta ocho personas adentro del auto, ¡era tan aperrado y taquillero!
Dueña por uso. Así define Pamela cómo obtuvo su primer auto. "Se lo quité de a poquito a quien era mi pololo en este entonces, y que luego fue mi marido. "Como soy cocinera, mis horarios van al revés de todo el mundo y salgo muy tarde, entonces el Keko siempre me prestaba su auto para volverme en la noche. En ese tiempo yo trabaja en el Hyatt y el Geo Pub de Encomenderos. A veces me lo quedaba dos días, luego tres, y de repente ya no se lo devolví más. Me convertí en dueña por uso, por derecho. Me acuerdo que llegué a meter hasta ocho personas adentro del auto, ¡era tan aperrado y taquillero! Jamás me dejó en pana, pero cuando tuvimos a nuestro primer hijo, el Tomy, lo vendimos porque como no tenía puerta atrás era muy incómodo. Eso sí, no aprendí nada de mecánica con él; hasta el día de hoy no soy para nada tuerca, pero sí muy persuasiva para conseguir ayuda de quien sea", dice.
Paola Agulló
Siempre me ha encantado manejar, así que tenía un buen stock de casetes y lo pasaba chancho escuchando Led Zeppeling, The Cure o Soda Stereo
La primera vez que esta consultora de modas y fundadora de la tienda Nostalgic vendió una colección de ropa (su 'pituto' durante sus años de estudiante), fue en el portamaletas de su Ford en el estacionamiento de la universidad. "En esa época mi auto era mi segunda casa, ¡tenía de todo! Me lo regalaron mis papás a los 18 cuando entré a estudiar ingeniería comercial, pero lo elegí yo dentro del presupuesto que me dieron; me gustaba ese modelo porque era como deportivo y tenía un alerón, y yo soy fanática de la velocidad. Me pasaba varias horas del día arriba del auto, porque vivía en Lo Curro y estudiaba en San Joaquín, así que era al menos una hora y cuarto de ida y otra de vuelta. Pero a mí siempre me ha encantado manejar -me carga ser copiloto, me pongo muy nerviosa-, así que tenía un buen stock de casetes en la guantera y lo pasaba chancho escuchando a todo volumen Led Zeppeling, The Cure o Soda Stereo, música de verdad".
Pata Larraín
Fue una de las precursoras de los populares 'canjes' entre marcas e influenciadores de hoy, solo que en su caso la única publicidad que tenía que hacer era usar el auto. "A los 17 un pololo me enseñó a manejar en un auto mecánico. Como manejaba desde chica, lo hacía muy bien, así que mis cercanos siempre me prestaban sus autos cuando los necesitaba para ir a un casting o a una grabación lejos; usaba el de mi mamá, de mi abuela, del pololo de mi hermana, de amigas, incluso el de mi peluquero. ¡Manejé desde camionetas hasta 'sacapuntas'! Hasta que un día me llamaron de Citroën para ofrecerme el préstamo de un auto por un tiempo, era básicamente un 'canje', pero a cambio de nada, porque en esa época no había redes para promocionar, solo tenía que usarlo. Me llevaron el auto, era deportivo y moderno, de dos puertas y mecánico, ¡lo amé! Iba para todos lados, en ese tiempo trabajaba en TVN, tenía mi propio estacionamiento y me creía la muerte. Me acuerdo que un día volvía de grabar y vi un gran ramo de rosas blancas sobre el capó y en el vidrio de atrás (que siempre estaba sucio) decía "Te amo, Patita" y un corazón dibujado con el dedo. Nunca supe quién fue, pero lo encontré lo más romántico…".
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