Kaizen, el arte de mejorar constantemente
En la cosmovisión japonesa existe un concepto que permea todas las áreas de la vida y que impulsa a los individuos a siempre ir por más. Se trata del kaizen o cambio constante. Pero no se refiere a cualquier tipo de cambio, sino a uno que sea positivo respecto del estado anterior de las cosas.
El kaizen apunta a mejorar de forma constante aunque sea de manera mínima en todos los aspectos de la vida. "Kaizen se puede traducir como cambio bueno y constante", explica Carlos Rozas, profesor del Instituto Chileno Japonés de Cultura. "Se relaciona con la filosofía budista y con el beneficio común, porque es un concepto altruista".
Una de las aplicaciones más reconocidas del kaizen tiene que ver con el mundo del trabajo y los negocios. Es allí donde esta filosofía de vida se ha vuelto una práctica productiva para muchas empresas, al punto de convertirse en un método basado en torno a cinco pilares o ejes –conoce a tu cliente, deja fluir, enfócate en lo productivo, empodera a las personas y sé transparente– y que se enseña en institutos a lo largo de todo el mundo hace más de 30 años. "El kaizen es mejoría constante en lo personal, lo social y lo laboral", confirma Masaaki Imai, fundador del instituto que imparte el método kaizen para empresas. "Pero aplicado al mundo de los negocios, implica cambio constante que involucra a todos trabajadores y jefes por igual".
Carlos Rozas explica que multinacionales tan reconocidas como Mitsubishi Motors, Toyota, Sony o Pilot aplican este concepto en sus procesos productivos, generando instancias para que todos los colaboradores –independiente del cargo que ocupen– contribuyan a la mejoría de las dinámicas de trabajo. Pero aclara que, además, el kaizen es una práctica común en empresas pequeñas y negocios familiares nipones.
¿Por qué tenemos la idea de que los asiáticos son más eficientes en sus metodologías de trabajo? La respuesta, según Carlos Rozas, puede estar precisamente en una vida guiada por el faro del kaizen. "El japonés tiene muy arraigada la noción de que todo lo que hace en el día a día siempre puede hacerlo mejor al día siguiente", explica. "Como ese concepto está inserto en el subconsciente colectivo de la sociedad japonesa, siempre se enfrentan a las tareas con la idea de que las pueden hacer un poco mejor. Independiente de que el resultado que tengan ya sea bueno".
Sin embargo, no es necesario incurrir en grandes gastos para implementar un estilo de vida kaizen en lo personal ni en lo laboral. "Es una filosofía de vida que apunta a la mejora constante y en las industrias apunta a la innovación más que a gastar muchos recursos", aclara Carlos Rozas. La idea es precisamente no incurrir en mayores gastos, sino que usar de forma óptima los recursos que ya tenemos, agregando valor a través de ellos y en el corto plazo. "Se trata de pequeños cambios o detalles pero que generan un impacto en el producto o en la experiencia o servicio que ofrece la empresa".
Como sociedad occidental, muchas veces tendemos a rehuir del cambio e incluso a temerle. Pero la invitación del kaizen es completamente lo contrario. Abrazarlo como algo positivo y como una oportunidad para cada día hacer las cosas de la mejor manera posible.
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