La mantis religiosa en versión recargada

A 40 años de su estreno en Chile, la obra de Alejandro Sieveking, vuelve a las tablas más provocadora que nunca. Esta vez la dirige Pali García, que puso a dos hombres en el papel de las hermanas que se disputan a un mismo pretendiente. "Lo hice para extremar la ferocidad de los roles femeninos", dice.




Tres hermanas vivien aisladas en una casa con su padre. Esconden un secreto: en una de las habitaciones, está encerrada una cuarta hermana, -la mantis religiosa-, a la que consideran mounstrosa. Ese misterio, junto a las pasiones y deseos ocultos de las hermanas, conviven en relativa tranquilidad hasta que a la casa llega un hombre. Un pretendiente que viene a desordenar el gallinero.

Esa es la historia de La mantis religiosa, una de las tantas piezas claves del teatro chileno que escribió Alejandro Sieveking y que debutó en las tablas en 1971. La dirigió por esa época el mismo Sieveking, y en el notable elenco estaba su mujer, Bélgica Castro, junto a Ana González, Shenda Román y Carmen Julia Sienna, cuyas actuaciones fueron catalogadas de brillantes.

Han pasado 40 años. Y si bien la obra se ha montado muchas veces en Estados Unidos, en Chile no había vuelto a estar oficialmente en cartelera. La encargada de devolverla a las tablas es la destacada actriz y directora teatral Pali García (Las Analfabetas), quien refrescó a La mantis religiosa explotando su lado más grotesco. "El primer texto de dramaturgia al que me enfrenté en la universidad fue La mantis religiosa y me marcó. Siempre supe que algún día lo montaría", dice.

En su dirección, tomó una decisión radical: puso a dos hombres –los actores Rodrigo Fonerón y Robert Scott– a interpretar a las hermanas mayores, las solteronas. Y para el rol de la hermana más joven, eligió a una mujer(Mónica Acevedo) que mide 1,90 m de estatura. "Quise parodiar los roles femeninos, para extremar la acción dramática, y aprovechar una oportunidad que me daba el texto: las hermanas mayores se comportan como machos, son masculinas en su forma de ejercer el poder. Entonces, es amenazante, pero también cómico y patético, que sean actores hombres los que se vistan de mujer e interpreten a las hermanas, pero lo hagan hablando como hombres. Y que la única actriz mujer mida 1,90 m, es también una imagen bizarra que cuestiona el género femenino", comenta la directora. Sieveking no sólo estuvo de acuerdo con estas decisiones. Además se incorporó al elenco, en el rol del padre.

Del 9 de junio al 2 de julio, en el teatro La Palomera, García Reyes 59, metro República. Funciones, jueves a sábado a las 20:30 horas, domingo a las 19.30. Reservas al fono 681 5959.

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